Educación emocional en España, se necesitan más herramientas.©Istock

Educación

¿Se presta atención a la educación emocional en los colegios españoles?

Tan solo un 5% de los centros educativos de nuestro país incluyen planes de educación emocional. Con los problemas actuales y el aumento de trastornos de salud mental en niños y adolescentes, se necesita un cambio cuanto antes.

En la actualidad, con la cantidad de cambios a los que nos vemos sometidos y el paso de la pandemia de la COVID-19, se han venido incrementando los problemas de salud mental, no solo en adultos, sino también en niños y adolescentes. El sistema educativo no está preparado para abordarlos como deben y, por ello, los expertos piden un cambio estructural en el que la educación emocional sea uno de los pilares básicos.

Pero, ¿qué entendemos por educación emocional y por qué es tan importante? Elsa Giménez-Buendía, coach de adolescentes y familias, además de experta en comunicación eficaz y fundadora de KitCo, nos explica qué significa y nos analiza la situación del sector educativo en España, que no sabe muy bien cómo poner en valor una educación basada en el desarrollo personal. Por tanto, sí, sería necesario ese cambio. De hecho, nos cuenta, “con el paso de los años, son cada vez más los padres, alumnos e, incluso, profesores que piden la implementación de este tipo de educación en sus colegios e institutos”. Abordar la educación emocional, nos apunta la experta, “es básico para construir un mejor futuro para todas las personas y para la sociedad en general”.

Educación emocional, ¿a qué nos referimos?

La educación emocional, nos explica la experta, “es un proceso de aprendizaje continuo que nos lleva a reconocer, comprender y elegir cómo pensamos, sentimos y actuamos”. De esta forma, le estaríamos otorgando a esa persona “las herramientas para la resolución de problemas cotidianos, tomando decisiones más responsables y afrontando los retos de forma asertiva, mejorando su bienestar personal y social”. Si no ofrecemos este tipo de educación, por ejemplo, no podremos entender qué son y para qué nos sirven las emociones y, por tanto, no podremos gestionarlas.

Para ello, nos cuenta la experta, se necesitan varias fases:

  1. Una primera fase, en la que procederemos al aprendizaje del vocabulario emocional que nos permitirá reconocer, identificar y tomar consciencia de cómo nos sentimos, mejorando nuestro autoconocimiento. De la misma manera, podremos reconocer cómo pueden sentirse las demás personas, fomentando la empatía y fortaleciendo las relaciones interpersonales.
  2. Una vez reconocemos la emoción que estamos sintiendo, debemos aceptarla para poder gestionarla. “Aceptar la emoción nos permite ser nosotros mismos, escucharnos y extraer una información útil de la misma que nos sirva, fomentando nuestra autoestima”.

La educación emocional, bien proyectada, aporta grandes beneficios:

  • Mejora la autoconfianza, la autonomía, la motivación y autoestima de las personas.
  • Reconociendo y aceptando las emociones que sentimos, nos permitimos ser nosotros mismos, escucharnos, conocernos mejor y mejorar nuestro diálogo interno.
  • Nos permite desarrollar la empatía, llegando a comprender los sentimientos de las demás personas y poder comunicarnos y actuar de forma más asertiva ante las situaciones de necesidad y conflicto.
  • Mejora la convivencia en el aula, fomentando el respeto y el buen comportamiento.
  • Potencia el bienestar y la concentración en el aula, mejorando el proceso de aprendizaje y, por tanto, los resultados académicos.

¿Por qué son tan importantes las emociones en la educación?

Cada emoción, nos explica la experta, tiene una información que darnos. “La gestión emocional se facilita desde la mirada de que no hay emociones positivas ni negativas, o buenas o malas”. Para ella, las emociones son necesarias. Nos pueden generar una sensación agradable o desagradable.

Un buen ejemplo es el miedo, que nos puede generar una sensación desagradable, pero esto no quiere decir que sentir miedo sea malo, “lo que sí puede ser negativo o positivo es la información que extraigamos de esta emoción”. Para explicarlo bien, “si tengo miedo a hablar en público, puede que extraiga esta información: “¡qué mal, me va a salir fatal, me van a criticar o se van a reír de mí!” o, por el contrario, puedo pensar “lo que vas a hacer es importante, es necesario que te prepares bien y tendrá un buen impacto en tí”. En el primer caso, sin duda, no estamos aceptando el miedo ni escuchando una información útil, el miedo aquí nos controla y limita. En el segundo caso, sí lo estamos aceptando y extrayendo información útil, por lo que la persona toma el control y se prepara para la acción.

Por tanto, conocer las emociones es importante porque, después del trabajo que hemos hecho (fruto de una buena educación emocional), podremos elegir responder a esa emoción de forma responsable y satisfactoria.

La educación emocional en los centros educativos de España

Según ponen de manifiesto diversos estudios, como el I Estudio Nacional sobre la Educación Emocional en los Colegios de España en 2021, desarrollado por el Instituto de Inteligencia Emocional y Neurociencia Aplicada, “solo el 5% de los colegios en nuestro país incluye la educación emocional en su proyecto educativo”. Siendo ligeramente mayor este porcentaje en los colegios públicos y algo menor en los colegios privados o concertados.

Concretamente, Canarias incluyó en 2019, de forma obligatoria, un programa para implantar el aprendizaje en inteligencia emocional en los centros escolares de primaria, con niños de seis a nueve años y una carga lectiva de 90 minutos semanales a esta asignatura. Siguiendo sus pasos, en Castilla-La Mancha, la educación emocional ya forma parte del temario de Educación Primaria, además de que algunos colegios de otras Comunidades Autónomas van empezando, poco a poco, a introducir cursos específicos sobre esta materia.

Un camino lento que tiene como uno de sus principales retos la formación del profesorado. Según diversos estudios, nos apunta la experta, “más del 90% de los profesores no sienten que tengan la formación adecuada para poder educar emocionalmente a sus alumnos”. Para ello, es necesario que los propios profesores “aprendan a reconocer sus propias emociones, a aceptarlas y gestionarlas, además de controlarlas para, posteriormente, actuar como referentes para los niños y jóvenes a los que dan clase cada día”.

La legislación es la que “debería acompañar en la implementación de la educación emocional en las escuelas de forma obligatoria, de forma que se dispongan de recursos y herramientas, además de una metodología que facilite su implementación”. Una metodología que puede ser muy estable si tenemos en cuenta que, al valor que imprime lo presencial en este tema, se le añaden las oportunidades que las nuevas tecnologías ponen a nuestra disposición. Por ello, “se debe tomar como parte de las horas lectivas; tal es su importancia”.

Referencias

Instituto de Inteligencia Emocional y Neurociencia Aplicada (2021). I Estudio Nacional sobre la Educación Emocional en los Colegios de España en 2021.

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