Adolescente mirándose al espejo©AdobeStock

Adolescentes

Cómo ayudar a tu hija a entender y aceptar los cambios del cuerpo

Estamos ante una etapa clave que, para muchos, supone un sinfín de cambios a los que les cuesta adaptarse. En el caso de las niñas, por ejemplo, se suman aspectos como el primer período

Todos sabemos que dentro de nuestro cuerpo tenemos órganos, músculos, venas y huesos. Partes que cambian durante toda nuestra vida, no solo cuando somos pequeños, pero que quizás causan más impacto cuando llegamos a la adolescencia. Porque a los cambios físicos, se suman los cambios hormonales y emocionales que nadie saben cómo funcionan cuándo llegan a ellos, en torno a los 9 o 10 años. Por eso, la educación de lo que conocemos como preadolescentes es fundamental para que no desencadene en una relación nada buena con su cuerpo.

Una educación afectivo-sexual con su propio cuerpo que ha resultado siempre un tema especialmente difícil de tratar con nuestras hijas, puesto que el paso de la niñez a la adolescencia supone, además, la llegada de la primera menstruación. Por eso, libros como La regla mola (si sabes cómo funciona) (Montena), que nos ayuda con este ‘trance’, ha tenido tal éxito que, no solo ha propiciado una séptima edición en tan solo cinco meses, sino que ha querido lanzar un segundo volumen a su colección Monstruita: Tu cuerpo mola (aprende a descubrirlo) (Montena).

Con una de sus autoras, Marta Torrón, especialista en fisiosexología y crecimiento sexual, hemos querido hablar para que nos responda a las dudas que más tememos a la hora de ayudar a nuestras hijas a partir de 9 años para que aprendan que su cuerpo es genial, a quererlo y llevar como naturales todos estos cambios. Y es que, como nos dice, “es muy importante que establezcan una relación sana con su cuerpo para prevenir problemas en el futuro”.

¿Cuáles son los cambios que más les cuesta reconocer o adaptarse a las adolescentes?

Los primeros que experimentan son el crecimiento de los pechos (aparición del botón mamario) y del vello corporal. En sí estos cambios requieren un tiempo de asimilación. Pero a esta experiencia, se suma una dificultad: los comentarios externos.

La aparición del relieve de los pechos suscita comentarios tanto por parte de compañeros en el colegio como de familiares. Estas opiniones acerca de su cuerpo, de si ahora “ya son mujercitas” no ayudan a que las niñas asimilen a su ritmo los cambios que experimentan. Ojalá nadie opinara y simplemente les diéramos espacio y tiempo para hablar y expresar cómo se sienten, qué dudas o miedos tienen.

¿Qué ocurre si empiezan demasiado pronto con estos cambios? ¿Y si lo hacen demasiado tarde?

En realidad, no existe demasiado pronto ni demasiado tarde. Si su cuerpo está evolucionando ahora, sea el momento que sea, es porque puede, porque funciona bien y está preparado para empezar el cambio ahora. Y la evolución es eso, un proceso (no un momento concreto).

Evidentemente puede haber situaciones donde exista alguna patología que interfiera en la ciclicidad, pero si hablamos de situaciones normales, el problema está cuando pensamos y explicamos que a veces es “demasiado pronto” o “demasiado tarde”, en vez de pensar y explicar que “tu cuerpo mola”, que “ahora está preparado”, etc.

Cuáles son las 5 preguntas que más se hacen sobre su cuerpo y cómo podemos ayudarles.

Estas preguntas serían: ¿Me dolerá la regla? ¿Qué he de hacer cuando me venga la regla? ¿Está bien tocarme los genitales? ¿Está bien sentir placer? ¿Puedo mirarme la vulva? Todas estas preguntas tan sencillas de responder a menudo se hacen montañas para las personas adultas.

En primer lugar, la mejor manera de ayudar a la infancia es que cada persona adulta asuma su parte: aprenda cómo es su cuerpo, normalice su relación con el placer y busque respuesta a todas las cosas que aún no conoce. En segundo lugar, facilitar materiales adaptados a la edad, y que aporten luz sobre todas estas preguntas que surgen.

¿Si el problema es que no me gusta mi cuerpo? ¿Cómo evitamos un posible trastorno alimentario?

De nuevo, escuchando mucho qué siente, cuidando espacios donde pueda contar qué piensa, qué quiere, qué ha visto (el adulto debe esforzarse por no “perderse” en sus propios miedos y escuchar plenamente a la niña/adolescente). También explicando cómo funcionan las modas, favoreciendo así que se conviertan en mujeres críticas. Pero cuidado con la exigencia. Observa cómo eres tú de influenciable...Es un camino donde hay que “picar piedra” con mucho amor. Y según la situación, será inteligente tener la ayuda de alguna especialista como, por ejemplo, una psicóloga infantil experta en trastornos de alimentación.

Y para que ‘se quieran’, ¿qué podemos hacer?

Es clave que nos centremos (y se centren) en gozar la vida, en disfrutar y pasarlo bien. Cuando tenemos experiencias que nos llenan, la relación con el propio cuerpo mejora sin darnos cuenta.

Tenéis un libro anterior al que también me gustaría hacer referencia, el momento primera regla, ¿cómo le ayudo?

Sobre todo, entender que la regla no viene de golpe, sino que existen señales los meses antes ayuda mucho a quitarse el miedo de encima. Además, otra cosa importante que no hemos mencionado es la importancia que tiene conocer el suelo pélvico, dónde se encuentra en el cuerpo, cómo sentirlo y moverlo es básico para la salud en general y para la prevención de problemas frecuentes. Podemos aprovechar ese momento previo.

La virginidad, eso que da tanto respeto, vosotras defendéis que no existe, ¿por qué?

Se entiende la virginidad como el estado corporal en el que el himen está “intacto”. Y esta creencia es falsa. Mujeres que han tenido relaciones con penetración y otras que no, tienen la misma vagina y el mismo himen. El himen no desaparece nunca. Se nos ha vendido el miedo de la primera vez, de que algo cambia en nuestro cuerpo para siempre y que se puede “ver” o “medir” como forma de control. ¡Pero no es verdad! Además la primera vez que quieran que un pene toque su vagina no tiene porque doler ni sangrar. Todo cambia cuando una conoce su cuerpo.

¿Es importante que comprendan desde adolescentes qué es el suelo pélvico?

Sí, conocer el suelo pélvico, dónde se encuentra en el cuerpo, cómo sentirlo y moverlo es básico para la salud en general y para la prevención de problemas frecuentes, pero no por ello normales en la mujer adulta.

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