Mujer embarazada en el médico con mascarilla©AdobeStock

Embarazo

Embarazo y COVID-19: ¿hay mayor riesgo de sufrir complicaciones durante la gestación?

La respuesta es sí. Al menos, así lo confirma un estudio realizado a nivel internacional que asegura que existe un mayor peligro de preeclampsia o hipertensión gestacional y de ingreso en UCI

Una de las preguntas que más hemos realizado a la comunidad científica durante la pandemia ha sido la de si la COVID-19 tenía un mayor efecto o no sobre las mujeres embarazadas. Conocer su nivel de vulnerabilidad, si deberían o no ser clasificadas como personas de riesgo y, en tal caso, aumentar aún más las precauciones de cara al virus es un tema que se ha planteado desde el principio. Sin embargo, las respuestas nunca han sido del todo concluyentes y siempre llamando a la calma.

En el caso concreto de las vacunas, por ejemplo, desde los organismos oficiales se pedía a las gestantes esperar al final y vacunarse una vez hayan dado a luz. Pero sobre si tenían más riesgo de sufrir posibles complicaciones durante estos meses, apenas se había publicado nada. Hasta ahora.

Un estudio realizado a nivel internacional (INTERCOVID), coordinado por la Universidad de Oxford y en el que han participado dos hospitales españoles - Vall d’Hebron de Barcelona y el Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza- acaban de concluir que “el coronavirus durante el embarazo está asociado a un aumento significativo de la morbilidad y mortalidad en la madre y de las posibles complicaciones neonatales en comparación con el resto”. Por tanto, asegura el propio estudio, “deberían llevarse a cabo todas las medidas preventivas recomendadas”.

Aunque, como asegura Nerea Maiz, investigadora del grupo de Medicina Materna Fetal del Hospital del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR), participante en el estudio, “al principio de la pandemia, los estudios preliminares señalaban que el coronavirus no generaba complicaciones” a las embarazadas por sí solo. Sin embargo, su impacto comenzó a generar preguntas ante la falta de muestras y la aparición de alguna que otra complicación. Y eso que, aún, la ciencia se encuentra estudiando la afección de las nuevas variantes.

Los riesgos de una embarazada contagiada por COVID-19

Según el citado estudio, existe un mayor peligro de sufrir complicaciones durante la gestación en aquellas mujeres contagiadas. Unos riesgos que aumentan hasta en un 50% más. Las mayores diferencias se han observado en problemas como:

  1. La preeclampsia (también conocida como hipertensión gestacional). Es la más común,
  2. Un posible parto prematuro provocado, precisamente, muy vinculado a esa preeclampsia, pues si se complica, hay que inducirlo. Según confirma la investigadora, “a veces, tenemos que adelantar uno de estos partos porque la madre o el bebé no están bien”. Pues también debemos asociar las dolencias propias de la enfermedad en estos casos.
  3. Complicaciones respiratorias que requieren de un cuidado intensivo. Así ya lo confirmaban los propios Centros para el Control y Prevención de Enfermedades en su momento. Los respiradores se convierten en herramienta esencial.

En este último caso, por ejemplo, el no tener disponible una cama en la UCI para una gestante contagiada por COVID-19, independientemente de las complicaciones observadas, “esta enfermedad puede ser letal”, sentencia el estudio. Eso sí, los datos de más fallecimientos por este motivo se dieron en las regiones menos desarrolladas que han formado parte del estudio.

Sin embargo, el riesgo general de la COVID-19 para las mujeres embarazadas es bastante bajo. Así lo advierte la propia Nerea Maíz: “en cifras absolutas, el riesgo es bajo”. Pero, “cuando comparas los resultados entre las mujeres embarazadas con COVID-19 y sin él, los datos comienzan a llamar la atención”. De ahí que quizás debamos confirmar que las embarazadas son un “grupo vulnerable”, con un “peligro mayor del que habíamos constatado al inicio de la pandemia” al que se debería tratar como tal en las políticas de prevención, como es ahora la vacunación.

En este caso, hay que esperar a los estudios que hay en marcha sobre si es recomendable o no vacunar a las embarazadas de manera general, pues “aún faltan algunos datos sobre la vacunación y las embarazadas. Los datos preliminares indican que las vacunas son seguras, pero falta una muestra mayor. cuando tengamos confirmación, deberían ser grupo prioritario”.

Embarazadas asintomáticas contagiadas por COVID-19

Las complicaciones durante el embarazo, aseguran los investigadores, dependen de la severidad y la incidencia de la COVID-19. Así, han observado que cuanto más grave ha sido la enfermedad en un paciente, existe un mayor riesgo de tener problemas con el embarazo. Sin embargo, otro de los hallazgos de este estudio es el que relaciona las dichas complicaciones con aquellas mujeres que se habían contagiado por COVID-19, pero eran asintomáticas. En este caso, “las posibles complicaciones se reducen bastante sin detectar apenas variaciones”.

Bebés neonatos y COVID-19

No ocurre lo mismo en el caso de los bebés neonatos, donde el índice de morbilidad aumenta a un 17% entre los hijos e hijas de madres embarazadas contagiadas por COVID-19, frente al 7,9% de aquellas que no lo han sufrido. Así, “los recién nacidos de mujeres infectadas tienen casi 3 veces más riesgo de complicaciones graves y de acabar ingresados en la UCI neonatal” (motivado también por ese aumento de partos prematuros).

Es más, se observa en este caso que el 12% de los neonatos dan positivo, llegando hasta el 72% de aquellos que han nacido por cesárea. Un tema que abre una nueva vía de investigación sobre si existe o no algún tipo de relación entre el parto natural o por cesárea y la transmisión del virus.

Ahora bien, también se ha observado que:

  • No se produce transmisión del coronavirus de la gestante al feto como norma general, aunque en este estudio también existe una evidencia de que “uno de cada diez recién nacidos de madres infectadas dieron positivo los primeros días”, seguramente, según los expertos, por un contagio producido después de nacer. Es decir, “la transmisión es externa y no en el útero”.
  • El coronavirus no se transmite a través de la leche materna. Un aspecto “tranquilizador” nos dice Maiz, “porque las madres infectadas pueden seguir dando el pecho”.

En definitiva, el estudio viene a situar a las embarazadas “como grupo vulnerable al que se tiene que hacer un seguimiento específico, tanto a la madre como al bebé, en caso de infección por coronavirus”. Así nos lo confirma también Nerea Maiz, que advierte que aún queda camino por recorrer y observar si, por ejemplo, como ocurre con otros virus, la infección en el primer trimestre puede conllevar riesgos y examinar los efectos a largo plazo en madres y niños.

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