Ana Rosa

‘Un tumor maligno en un pecho es infinitamente menos peligroso que lo que hace ella en televisión’

'El Programa de Ana Rosa' Mediaset Photocall
Alfonso Ussia

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He tenido con ella una relación de amistad zigzagueante. De lo que no cabe duda es que, como periodista y directora de eso que se llama ahora un magazine en las cadenas de televisión, es mucho mejor que su competencia directa. Tres mujeres han presentado mis novelas del Marqués de Sotoancho. Esperanza Aguirre, Ana Rosa Quintana y Noemí Sanín, aquella gran embajadora de Colombia en España. Y Ana Rosa fue la única que se atrevió a reconocer que, de existir mi Marqués preferido, no dudaría en casarse con él. Ana Rosa es periodista de verdad, y está formada. Tiene criterio y valentía. Los de Podemos aborrecen su figura, y ello es prueba de que lo hace muy bien y no juega a transversalidades y correcciones políticas. Ha anunciado que le ha sido detectado un cáncer de mama y que, por lógica del tratamiento, abandona por un tiempo su presencia diaria en la televisión. Lo superará sin duda. Tengo la fortuna de ser cuñado de uno de los mejores oncólogos de España, el Doctor Javier Hornedo, casado a su vez con una extraordinaria oncóloga especializada en niños afectados por el cáncer. Y mi mujer se ha pasado treinta años administrando en la Clínica de La Luz de Madrid, día tras día, sesiones de quimioterapias a sus enfermos. Se ha jubilado y después de hacer el bien a miles de personas, diariamente y durante más de 45 años de ATS, tiene derecho a una pensión menor que la paga mensual de un inmigrante que no ha cotizado a la Seguridad Social ni un día. Pero así están las cosas y las injusticias en España.

'International Women's Day' in Madrid©GettyImages
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Por otra parte, yo he experimentado en mi cuerpo la mala compañía de un cáncer, y creo que, de momento, puedo intuir que lo he superado. Estoy, pues, muy relacionado con ese maldito bicho, que son muchos bichos, y muy diferentes, que atacan nuestros organismos, que tampoco son iguales en su resistencia y aceptación de los diferentes tratamientos. Y según tengo entendido, uno de los tumores cuya lucha contra su mal más ha evolucionado científicamente, es precisamente el de mama. Y Ana Rosa pasará por altos y bajos, por euforias y tristezas, por esperanzas y pesimismos, como tantísimas mujeres lo hacen en el mundo. No obstante, con mi ojo clínico consecuente a mi cercanía con combatientes contra el cáncer, le puedo asegurar que va a triunfar. Es mucho más difícil hacerlo en una profesión tan envidiosa y áspera como es el periodismo que enfrentándose a un cáncer de mama. Un tumor maligno en un pecho es infinitamente menos peligroso que entrevistar a Pablo Iglesias o Irene Montero, hablar de Echenique y comentar las mentiras de Pedro Sánchez, sus abusos y vanidades. El cáncer tiene arreglo, los otros no. Por eso envío desde mi rincón del ¡HOLA! ánimo y deseos de fortuna a Ana Rosa Quintana, a la que en breve volveremos a ver en la pequeña pantalla, o mejor escrito, volverán a ver millones de personas excluyéndome a mí, que sólo enciendo el aparato de televisión para ver películas, conciertos y retransmisiones deportivas. No me tiene de espectador, entre otros motivos, porque los dos grandes grupos de televisiones privadas me caen muy mal. Pero me tiene de viejo amigo, y le deseo lo mejor con el mayor de los cariños.


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