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No siempre es fácil dar con el vestido de novia perfecto, pero cuando una chica está ante 'el vestido' hay algo que hace click. Algo parecido pasa con el diseñador que va a crearlo si se trata de un diseño a medida. Debe haber un feeling especial que permita a la novia y al creativo entenderse. Eso es lo que le pasó a María cuando conoció a Inés Lacasa. "Recuerdo que una amiga me dijo 'cuando veas el diseño lo sabrás', y así fue con Inés. Le conté mis ideas y su creatividad y su manera de explicarme cómo combinar tejidos me encantaron. Me dejé llevar por ella durante el proceso cada vez que se le ocurría algo y la verdad, no puedo estar más contenta", nos explica la novia.

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María es madrileña. Estudió Publicidad y Relaciones Públicas en la Universidad Complutense de Madrid y actualmente trabaja en marketing digital y eCommerce en el sector de la belleza. Llevaba saliendo con Pablo algo más de siete años cuando decidieron que había llegado el momento de dar el paso. "En verano de 2021 estábamos disfrutando de unos días por Asturias, como solemos hacer todos los veranos, y fue cuando Pablo se lanzó y nos pusimos a buscar fecha. Teníamos en mente una boda de día, donde la gente lo pasara muy bien. Inicialmente nos habría gustado un mes como julio o septiembre, pero con tantas bodas retrasadas fue imposible encontrar fecha en los sitios que nos gustaban. Así que finalmente surgió el 29 de octubre de 2022", apunta.

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Ya con la fecha elegida llegó el momento de empezar a organizar todos los detalles, para los que María contó con la ayuda de Violeta de Vichy Weddings. Ella no solo les ayudó a que el día de la boda todo saliera como habían planeado, también a encontrar el mejor diseñador para su vestido. "Le mandé ideas de vestidos que había visto en redes y que me gustaban, así que nos pusimos manos a la obra a visitar algunos ateliers. Fue cuando conocí a Inés y encajamos a la primera", asegura María.

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El vestido soñado

"Inés es muy creativa y también algo disruptiva con sus ideas y la búsqueda de tejidos. Al principio le enseñé diseños que me habían gustado, ya fuera el vestido entero o alguna parte como algunas mangas. Vi como enseguida empezó a darle vueltas a un montón de ideas y, aunque teníamos un boceto inicial, se le fueron ocurriendo cosas por el camino que fuimos aplicando en cada prueba. Cada vez que se le ocurría algo nuevo me escribía para preguntarme qué opinaba, o si veía algún tejido enseguida me mandaba una foto para ver qué me parecía", nos explica María.

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Aunque María no tenía del todo definido el tipo de vestido que quería sí sabía que buscaba un diseño romántico, con alguna flor bordada y con un corte que estilizara su silueta. Inés se dejó llevar por su creatividad y creó para ella un vestido lleno de romanticismo, con el cuello ligeramente elevado y esos detalles florales que tanto le apetecían a la novia. "Me fue enseñando diferentes flores y cuando las elegimos, las fue bordando en diferentes partes del vestido como la cola, el cuello o las mangas". 

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Todo el vestido de la novia estaba lleno de pequeños detalles, de esos que hacen una prenda única y especial. Pero las mangas, merecen una atención especial. Inés creó para ella un diseño recto hasta la zona del codo, con ligeros bordados florales. A partir de ahí nacían unos volantes delicados y muy suaves que aportaban ese aire romántico que tanto buscaba la novia.

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Una de las peculiaridades de Inés es que es una diseñadora que, desde sus inicios, apuesta por la moda nupcial sostenible. Por eso no es extraño que recurra a tejidos vintage o incluso telas que, en otra vida, formaron parte de algo que poco tiene que ver con los vestidos de novia. "Inés aprovechó que un día estaba en Madrid, ya que ella trabaja entre Madrid y Murcia, para decirme que tenía una tela que enseñarme y allí que fui. Me explicó que era un mantel antiguo bordado que había encontrado en un anticuario pero que lo podíamos combinar en el bajo o en la cola para darle un aire aún más romántico al vestido. La idea de llevar un tejido único y de darle una segunda vida me encantó, así que me dejé llevar y el resultado final no me pudo gustar más", nos cuenta la novia. 

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María nos explicaba que, para ella, lo importante a la hora de elegir su vestido de novia era dar con un diseño que la representara y con el que sentirse especialmente cómoda. "Al final va a ser un día muy importante en la vida de una novia y van a ser muchas horas llevándolo (a no ser qué tengas algún cambio de vestido). Si sientes algo por dentro al ver el diseño o al ver el vestido, ese es", asegura.

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También coincide con muchos diseñadores en que ahora, más que nunca, las novias están muy influenciadas por las tendencias. Algo que se plasma en vestidos muy especiales, con ciertos detalles que bien podríamos encontrar en looks más relajados. "Las redes sociales nos han traído un boom creativo y un escaparate a la moda y belleza que hace que podamos adaptar las tendencias a nuestra manera de ser y a nuestros gustos", asegura la novia.

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Todos los detalles del look nupcial

Hay novias que deciden llevar velo y otras, que como María, prefieren sustituirlo por un accesorio que marque la diferencia. Aunque las coronas, los tocados de tamaño medio o las horquillas sean las opciones más recurrentes, la madrileña prefirió decantarse por un lazo. "El tema del lazo es otra de las cosas que tenía clarísimo. Desde pequeña me encanta llevar lazos en el pelo o algún adorno como pañuelos o coleteros grandes. Pero el lazo siempre me recuerda a una foto que tiene mi madre en el salón de cuando hice la Primera Comunión", nos cuenta.

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María llevaba el pelo recogido en una coleta con ondas que soltó durante el cóctel para quedarse con un semirecogido. "Tenía claro que quería llevar el pelo semirecogido porque creo que es algo 'muy yo', pero al hacer la prueba con María Serrano Parra dudé si quería coleta. Como no llevaba velo, la coleta me parecía algo más sobrio para el momento de la ceremonia y como me sentía a gusto con ella decidí dejarla hasta el momento del banquete", apunta. 

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Suele ser habitual que muchas novias añadan algunos toques de color en sus complementos. María decidió hacerlo en los zapatos, un elegante diseño de Flor de Asoka confeccionado en terciopelo de seda y con tacón cómodo. 

En cuanto a las joyas, sabía que no debían ser demasiado llamativas ni grandes. Lució su anillo de pedida -algo que suelen hacer la mayoría de las novias-, un diseño de la firma Suarez de diamantes con un zafiro central. "Tengo las manos muy pequeñas y los dedos muy finos; Pablo sabía que acertaría con un anillo sencillo que pudiera llevar en mi día a día. Los pendientes en cuanto los vi en el Instagram de M de Paulet me enamoré de ellos, así que fui a su estudio en Madrid a probarmelos y no lo dudé. Además, creo que acompañaban al look romántico del vestido".

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Un ramo de otoño

Los expertos en material floral aseguran que, para que el ramo de novia sea todo un éxito, debe estar adaptado a la estación en la que se celebre la boda. De esa forma no solo no sufrirá por la climatología, sino que se verá acorde a cada tiempo. Casándose en octubre, María apostó por un ramo de inspiración otoñal. Se trataba de un diseño de flores preservadas de Querida Hortensia. "Me hacía ilusión poder conservarlo y yo soy un poco desastre con este tema. Así que después de mucho buscar, vi ese ramo con toques como el eucalipto o la paniculata que en mi opinión lo hacen algo atemporal y flores en tonos blancos y tierra".

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El gran día

Y llegó el 29 de octubre. María y Pablo se dieron el 'sí, quiero' en la Antigua Fábrica de Harinas en Madrid acompañados de sus familiares y amigos. 

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Violeta de Vichy Weddings fue la encargada de acompañarlos durante todo el proceso. María asegura que, con la pandemia, en 2022 todavía había muchas bodas de parejas que habían tenido que retrasar la suya y muchos proveedores estaban hasta arriba o sin fechas disponibles. "Yo trabajo muchas horas y, aunque Pablo ha sido un apoyo fundamental, decidimos que nos vendría muy bien una ayuda. Unos amigos que se casaron un año antes nos la habían recomendado así que contactamos con ella para que nos contara su forma de trabajar. Yo me agobio mucho y necesito tenerlo todo controlado, así que contar con wedding planner fue lo mejor que pudimos hacer. También para poder disfrutar al máximo del día de la boda sabiendo que tienes un apoyo detrás que está controlando que todo salga a la perfección".

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"Íbamos con la idea de pasárnoslo genial y así fue, teníamos claro que queríamos disfrutar a lo grande con amigos y familia y dejarnos llevar. En el banquete decidimos sentarnos solos porque habíamos escuchado muchas veces el agobio que puede suponer estar pendiente de todo el mundo y casi no pasar tiempo con tu pareja ese día tan especial, así que pensamos que al menos ese momento nos aseguraríamos pasarlo juntos y disfrutar", nos cuenta la novia.

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La boda de María y Pablo estuvo llena de momentos emotivos, imágenes para el recuerdo y, aunque la novia nos asegura que no es muy de seguir tradiciones, hay algunas que se han renovado con el tiempo y le encantan como, por ejemplo, la entrega de ramos en el banquete a familiares o amigos. "Creo que es un momento muy especial donde hacemos partícipe a las personas que queremos", asegura.

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María nos cuenta también que una de las anécdotas más especiales que se produjo durante la boda está, en realidad, muy relacionada con la pedida. "Nosotros solemos pasar unos días en Asturias todos los veranos, así que Pablo aprovechó para pedirme que nos casáramos en Cabo Busto. Por lo visto, allí hay una famosa pastelería, pero nosotros no lo sabíamos. Sería días más tarde cenando con ellos en Oviedo cuando les contamos que nos casábamos y cómo Pablo me lo había pedido. Nos preguntaron sí habíamos comprado pasteles, pero claro al no saber la historia de esta famosa pastelería les dijimos que no. El día de la boda nosotros dormíamos en la finca así que se las ingeniaron para dejarnos en la habitación una caja de pasteles de Cabo Busto con un mensaje especial". Y el toque más dulce para un final muy feliz.

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