La romántica boda de Sandra, la novia del look victoriano que cambió México por Sevilla

Organizó su enlace a 9.000 kilómetros de distancia y consiguió traer grandes tradiciones de su país de acogida a su celebración en un castillo sevillano

Por Estrella Albendea

La distancia es un impedimento cuando el objetivo es organizar una boda. No poder estar presente físicamente en el lugar en el que se celebrará, obliga a los novios a confiar en sus proveedores y a tomar decisiones con cierta inseguridad. Por suerte, cuando se cuenta con los profesionales adecuados no existe nada que temer. Ejemplo de ello es la historia de Sandra, una novia sevillana que llevaba años en México y que se casó el pasado 19 de noviembre en un enlace religioso, repleto de referencias a su país de acogida. “Cuando Carlos y yo nos sentamos a hablar seriamente de la boda teníamos tres decisiones tomadas inamovibles: la boda se celebraría en mi Écija querida, en la Iglesia de Santiago; la celebración sería en el Castillo de la Monclova y el vídeo sería con Santiago Cayuela”, nos cuenta ella misma.

VER GALERÍA

- Las canciones que 'royals' y 'celebrities' escogieron en momentos clave de sus bodas

Conexión con los proveedores 

Pocas novias tienen tan claro un proveedor concreto, pero para Sandra el recuerdo de su gran día no podía ser seleccionado como cualquier elección banal. “Es demasiado importante tener una buena película de tu boda, porque es lo único que te va a hacer revivir esos momentos. Cuando pasen 20 años, me va a dar igual si puse carne o sopa, recena, papelería... Pero una buena película es lo que te va a hacer re-emocionarte y volver a vivir esa burbuja de amor que se experimenta ese día”, apunta. Por eso escogió a quien era su favorito, al que está muy agradecida: “estaba totalmente dispuesta a cambiar la fecha de la boda si Santi no tenía disponibilidad. Sigo sus vídeos desde hace años y, cada vez que sube uno nuevo, lo veo hasta memorizarlo. Tiene una capacidad brutal para mostrar a las personas tal y como son, sin pretensiones o guiones, capta las emociones de los novios como nadie”. 

Este era un indispensable para nuestra protagonista, como también lo era dar con una wedding planner que pudiera acompañarles en ese viaje emotivo que son los preparativos. “Como vivimos en México una figura primordial era tener una wedding planner súper profesional, porque organizar una boda en España desde México no es cosa fácil y ¡la encontré! Mi querida Mila, que hoy la considero amiga, fundadora de Mila´s weddings, ha sido mi hada madrina, mi calma cuando más agobiada estaba, la que me ha solucionado todos los problemas (porque surgen muchos) y la que ha hecho posible que el día de mi boda disfrutara como una niña pequeña sin tener que preocuparme por absolutamente nada”, señala. En ella encontró naturalidad y la seguridad de contar con buenos profesionales.

VER GALERÍA

- Un vestido con lazada y cuerpo de mohair para la boda de Sara en Navarra

Un look de invierno

Esos dos ingredientes tampoco faltaron en el atelier de Cherubina, donde Sandra se hizo con su soñado vestido. La reconocida firma sevillana (elegida también por la Reina Letizia) dio en el clavo con aquello que nuestra protagonista buscaba. “A cada una de las futuras novias con las que me topo no paro de recomendarle este lugar. Desde mi primer zoom con Rosa, la estilista del atelier de Sevilla, sentí un cariño y una profesionalidad que me dio muchísima paz. Lo mejor de esta marca es que te puede hacer cualquier diseño personalizado de cero o a partir de un modelo que ya tengan y, para mí, esto es lo más importante”, reconoce.

VER GALERÍA

- Centros de flores que puedes regalar a tu amiga la mañana de su boda

Por consejo de su wedding planner, Sandra quería probarse piezas, porque: “aunque tengamos una idea muy concreta de lo queremos ese estilo o patrón, a veces no nos queda o no nos sentimos tan cómodas como nos imaginábamos". Por ello, en su primera visita al taller andaluz, se probó tres diseños y en uno de ellos encontró todo lo que había imaginado: “fue ponérmelo y sentir amor a primera vista. ¡Mi madre y yo lloramos! Porque es en ese momento cuando te das cuenta de que ahora sí que sí empieza la cuenta atrás”. Fue así como un sencillo diseño, con detalles de nido de abeja en el cuello y las mangas y un chaleco en seda natural de cuatro metros de largo se convirtió en el look de su boda. “Tenía muy claro que no quería ser una novia recargada, disfrazada o pretensiosa, y mucho menos tener que sacrificar ir cómoda, porque lo que si quería el día de mi boda era bailar hasta que el cuerpo aguantara”, apunta. Y fueron sus grandes amigas las que vieron en aquel estilismo toda la esencia de la propia novia.

VER GALERÍA

- Los secretos de las 'wedding planners' para que una boda se haga viral

Complementos a juego

Uno de los requisitos que Sandra se marcó, una vez definido su vestido, era no restar protagonismo al diseño con los accesorios. Debían ser piezas complementarias, no destacadas, empezando por las joyas. “Llevé unos pendientes de diamantes con una perla colgante de un anticuario de Toledo. También, mi anillo de compromiso, el anillo Tiffany Setting. Me encanta el detalle de las seis garras que sostienen al diamante. Cuando Carlos me lo regaló no me lo creía. Las alianzas nos la regalaron mis padres y se la encargamos a una joyería de confianza de toda la vida de Écija”, explica. Lejos de recurrir a grandes firmas, en lo cotidiano de una zapatería sevillana encontró sus stilettos nude, prácticos y versátiles. 

VER GALERÍA

- Los ramos de novia de las 'influencers' serán tu mejor inspiración

Deslumbrar sin excesos 

El otro gran ingrediente de su elegante estilismo era el maquillaje, con el que quería encontrar el perfecto equilibrio entre frescura y sofisticación, en un día tan importante. “Quería un maquillaje natural, donde resaltara una piel bonita y elegí, sin ningún atisbo de duda, a Marieta Nogueras. Es experta en maquillaje natural y la sigo desde hace mucho tiempo. Desde el día de la prueba conectamos súper bien, las dos somos muy parlanchinas y encima fue rápido, porque yo tenía muy claro lo que quería”. En el pelo, bastaron su melena al viento y unas ondas sutiles para sentirse ella misma.

VER GALERÍA

- Vajillas de boda perfectas para regalar a los novios más estilosos

Amor internacional

La misma minuciosidad que puso en preparar su look, Sandra la tuvo en organizar cada pequeño detalle de su día, junto a su entonces prometido Carlos. La Iglesia de Santiago de Écija acogió su ‘sí, quiero’ ante la atenta mirada de invitados españoles, pero también de otro grupo muy numeroso de mexicanos. Sandra vive con Carlos allí y su historia de amor parecía escrita por el destino, porque después de años sin contacto, cuando ella se mudó a trabajar a Ciudad de México, se reencontraron. Su boda llegó tras el nacimiento de su hijo (que vino al mundo durante la pandemia) y por todo lo alto, con una celebración en el histórico Castillo de la Monclova.

El espacio fue decorado por Juanma, de la floristería Orangerie. Su originalidad, minimalismo y calidad fue lo que más me llamó la atención. Tenía claro que para mi ramo de novia y la decoración de la iglesia quería algo clásico que siguiera la línea del vestido, peinado y maquillaje, por eso elegí los nardos, las rosas inglesas y las ramas de eucalipto. Pero para la decoración del castillo quería mucho color, para dar ese toque sutil mexicano. Frutas de temporada y flores seleccionadas colocadas de manera aislada, fueron las protagonistas y el punto explícito predominante que resaltaba entre las sencillas y blancas mantelerías y vajillas”, nos desvela. 

VER GALERÍA

- Cómo vestir a los niños de arras en 2023: looks y tendencias de boda

De aquel día, guarda en su corazón incontables recuerdos: “esa inyección de amor tan increíble que sentí por parte de todos mis familiares y amigos y el cariño de cada uno de los proveedores”. Por eso, suele aconsejar a sus amigas solteras que no renuncien al amor verdadero, porque siempre llega. “Que se dejen guiar por las señales que Dios nos manda y no fuercen jamás ninguna relación, porque todos tenemos a alguien (aunque sea en la otra punta del mundo, como en mi caso) esperando a conocernos y que haremos y nos hará inmensamente felices”.