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Ya la habíamos visto vestida de novia. Era la segunda vez que Beatrice Borromeo celebraba su boda con Pierre Casiraghi. La primera fue en su unión civil, que tuvo lugar el 25 de julio de 2015 en el Salón de los Espejos del Palacio Grimaldi, ante 70 testigos y estuvo oficiada por el ministro de justicia Philippe Narmino. Ella llevaba un romántico look en rosa, obra de Pierpaolo Piccioli y Maria Grazia Chiuri para Valentino, realizado en chifón con bordados florales y mangas amplias, que combinó con una diadema de flores naturales. La boda religiosa, sin embargo, sucedió un día como hoy hace una década. Era el 1 de agosto de 2015 y la prensa internacional ponía el foco en las Islas Borromeas del Lago Maggiore, en el norte de Italia, para tratar de descubrir el secreto mejor guardado: los vestidos de la aristócrata italiana en su gran celebración.
© astreafilmsDe estilo bohemio para su preboda
El primer estilismo que se desveló fue el de su preboda. La víspera de su enlace la pareja organizó un encuentro de corte más relajado para hacer una recepción a los invitados que llegaban al islote de San Giovanni y la novia fue fiel a su estilo bohemio, ese que ya había mostrado días antes en su enlace civil. La prenda, de mangas largas, tejido semitransparente y corte vaporoso, era una creación a medida de Alberta Ferretti. Era una pieza muy apropiada para ese concepto de boda en una isla en un país mediterráneo, que parecían buscar los novios. Estaba confeccionada en seda repleta de bordados hechos a mano que daban un toque romántico a la falda, las mangas y el cuerpo. La periodista decidió acompañar este primer look con un semirrecogido con flores naturales (de plena actualidad), con el cabello rizado y unas sandalias planas en color rosa.
© @albertaferrettiUn vestido de novia de Chantilly y un ramo de la flor favorita de la realeza
Al día siguiente, se desveló el vestido de novia más esperado: el blanco nupcial que escogió para la ceremonia. De este acto, al que solo acudieron los familiares, tan solo pudimos ver las fotografías que compartió la propia firma que dio forma a la pieza, Armani Privé, en sus redes sociales. Era una creación preciosista y elegante, color marfil, de encaje de Chantilly, con silueta recta (algo más ajustada de lo habitual, pues enfatizaba su figura), cuello de ojal y mangas tres cuartos con botonadura.
© @emporioarmaniEn esta cita y contra todo pronóstico, la aristócrata no quiso llevar ninguna tiara. En cambio, se decantó por un recogido pulido, pero con volumen, trenzado abajo, que terminaba a cada lado con dos grupos de horquillas joya de estilo floral, sobre las que iba enganchado el velo. Por otro lado, sus zapatos con textura, que se dejaban ver bajo la enagua, eran del mismo tono que el vestido.
El ramo fue otro complemento destacado, este además con guiño a la realeza, puesto que era un diseño pequeño, alejado del que escogió para su enlace civil (que tenía toques de color de lila, margaritas y trigo) y parecía ser de muguet. Esta flor, también conocida como lirio del valle, simboliza la felicidad reencontrada y entre otras muchas royals que la eligieron para su ‘sí, quiero’ se encuentran Kate Middleton y Grace Kelly.
© Redes socialesSe desconocen más detalles de su elección de estilo, porque si algo ha caracterizado a esta pareja es la discreción acerca de su gran día. Eso sí, en 2016 la propia Beatrice Borromeo compartía en su cuenta de Twitter (ahora X) algunas imágenes inéditas del proceso de creación del diseño de Giorgio Armani. En ellas se podía apreciar la ilusión en sus ojos y se distinguía con mayor exactitud el velo de tul de seda, con una frontera de Chantilly, que lució, la espalda de pico acabada con botones y el tamaño de la cola, confeccionada en el mismo tejido que el vestido.
© @emporioarmaniLa Antigua Grecia como inspiración de su último look nupcial
Aquel mismo 1 de agosto, la gran celebración llegó más tarde, ante 600 invitados en Rocca d’Angera. Para esta parte de la jornada, la novia reservó su estilismo más glamuroso. Volvió a confiar en el mismo diseñador, que para esta ocasión dio forma a un look vaporoso, de estilo griego, con la silueta A como protagonista. El diseño, perfecto como segundo vestido de novia, cortaba en la cintura para lograr una voluminosa falda, contaba con un escote de pico y unos tirantes anchos y estaba confeccionado en tul de seda blanco con micro drapeados.
© Getty ImagesEra una creación con gran movimiento, que guardaba un secreto en la espalda: la capa doble partía de dos broches, ubicados en cada hombro que servían de amuleto a la novia (eran su 'algo prestado'). Eran dos joyas antiguas en forma de ala, con diamantes blancos. Pero estas no fueron las únicas piezas de joyería de su estilismo, también destacaban su gargantilla tipo rivière, fina y atemporal, y sus pendientes en forma de gota, a juego.
© Getty ImagesPara rematar el resultado, nuestra protagonista confío en unas sandalias de tacón metalizadas con una ligera plataforma y su imponente peinado, que era un moño alto y trenzado, al más puro estilo Grecia clásica. Este tipo de recogidos no suele convencer a las novias actuales, pero, sin embargo, era muy habitual entre las princesas y socialités de la década de los años 60, para casarse (normalmente cuando lucían tiara). Más allá de su look de belleza, el de Beatrice Borromeo es, sin duda, un estilo nupcial muy inspirador, que 10 años después y pase el tiempo que pase, no deja de conquistar a las nuevas generaciones de prometidas.
© Getty Images
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