Daniela, la novia madrileña del look con capa, flores al cuello y tiara familiar

Tras cuatro años de amor, se casó en una bonita ceremonia al atardecer con un vestido que no ha dejado a nadie indiferente

Por Estrella Albendea

Decidir qué joyas completarán un look de novia no es tarea fácil. En algunas ocasiones, la propia firma del vestido deberá plantear, junto a la prometida, esa estética propicia para los complementos más especiales que desea llevar. En otras, serán los propios accesorios los que sorprendan a la protagonista del día, hasta que ella misma se decante por esas creaciones diferentes. Esto último es lo que sucedió con Daniela, una novia que recoge toda clase de comentarios positivos en la red, gracias a un look espectacular con una bonita capa, coronado por una pieza imponente que ha trascendido generaciones. “La familia de Ignacio (su marido) me ofreció llevar una tiara de brillantes y perlas. Es una joya preciosa con mucha historia familiar y, aunque no lo tuve claro desde el principio, al final creo que fue uno de los detalles que más resaltó de todo el look”, nos cuenta.

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Un diseño a medida

Si bien este destacado complemento centró toda la atención en su rostro, no fue el único elemento acertado para construir el viral estilismo que lució en un enlace a finales de verano. Aunque pudiera parecer que Daniela se acercó con una idea premeditada al atelier de Jorge Vázquez, quien diseñó su vestido, sucedió todo lo contrario. “La verdad que nunca he tenido una idea muy definida del traje que quería. Lo que sí tenia claro era lo que no me gustaba y a partir de ahí empezamos a diseñar el traje. A la madre de Ignacio le gustaba mucho Jorge Vázquez y me animó para que fuéramos a conocerle. Sin duda, fue un acierto”, reconoce nuestra protagonista.

Y es que para ella todo fue maravilloso en las manos del reconocido creador patrio, por lo que guarda momentos inolvidables en su taller: “tanto Jorge como el resto de su equipo son encantadores y muy profesionales. Desde el principio captaron mi estilo haciendo que todo el proceso fuera divertido y pareciera hasta fácil”. Así fue como nació su diseño, una propuesta con detalles florales, silueta columna y una capa, que reunía esas tendencias capaces de convertirse en fenómenos atemporales. “Empezamos con varios vocetos y de ahí fuimos seleccionando detalles hasta llegar al resultado final: con cuello halter, enseñando hombros, con una capa espectacular para la ceremonia y la cena, todo con telas fluidas y por supuesto blanco, ¡para un día que hay que ir de blanco!”, recuerda.

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Uno dos detalles que no pasaron desapercibidos y que le daban un punto diferente a su vestido de novia sencillo: “me encantó uno de ultima hora que añadimos. A Jorge se le ocurrió diseñar dos flores diferentes para el escote halter: una blanca para la ceremonia y otra negra para la fiesta. Así, sin cambiar de traje, cambió el estilo totalmente en un momento. Al final el diseño quedó espectacular y me sentía yo misma en todo momento”.

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Ramo de novia silvestre

Como contrapunto a un estilismo sofisticado y muy chic, Daniela quiso potenciar su lado más romántico con un ramo de tintes campestres que resaltaba en cada una de sus imágenes de boda. “Para el ramo, como para el resto de la decoración floral, conté con la ayuda de Alfabia. Creo que esta era la parte que más clara tuve desde el principio. Quería un ramo en tonos verdes y blancos, con mini margaritas que dieran un toque desenfadado al look”, apunta. El elemento más especial fue un regalo de sus amigas: una cinta de terciopelo, también en color blanco, con la fecha de la boda y las iniciales de los novios, que se usó para atar el diseño floral: “le añadimos la medalla de pedida de mi bisabuela. Fue un detalle muy especial que guardaré siempre”.

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En clave ‘beauty’

Además del diseño floral, en su estilismo viral intervinieron otros factores clave, entre los que se encuentran el maquillaje y el peinado. Por recomendación de varias amigas, Daniela se puso en manos de Gema Ledesma, quien le transmitió buenas sensaciones desde el primer momento. “No soy de maquillarme mucho, más bien nada, así que para la boda no quería verme rara, buscaba un maquillaje natural y creo que desde el minuto uno Gema y yo nos entendimos perfectamente”, matiza. Con el peinado, la novia no tenía tan claro qué encajaría mejor, estuvo entre varias opciones hasta que “Gema me preguntó algo que fue clave: ‘¿cómo sueles peinarte a ti misma? Porque así es como más guapa te sientes y probablemente será lo que mejor te quede’. Y así lo hicimos”. Se decantó entonces por un recogido de bailarina, el peinado del momento, en su versión más sencilla, para despejar el rostro. “Un poco el estilo que suelo llevar cuando salgo a cenar por ahí, aunque obviamente mil veces mejor”, dice.

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Un espacio con posibilidades

La misma ilusión y minuciosidad que le acompañaron durante los preparativos de su look nupcial fueron claves en su gran día. Daniela dio el ‘sí, quiero’ el pasado 30 de septiembre en el madrileño Club Puerta de Hierro. “La ceremonia fue en la capilla del mismo sitio. La verdad que no teníamos una fecha pensada previamente, fuimos a hablar con el club y elegimos la primera que tenían disponible en un mes que nos cuadraba, así de fácil”, indica. Porque el pasado año estuvo repleto de enlaces y ello suponía que la pareja formada por Daniela e Ignacio buscara simplificar un proceso, a veces, tedioso. “Creo que 2022 fue el año de las bodas, nosotros tuvimos 17 sin contar con la nuestra, así que lo único que buscábamos eran facilidades. Después de todo, lo importante es casarse, ¿no?”, nos explica.

Del proceso de organización de su enlace guarda un recuerdo imborrable, al igual que de su día B, porque “al final todo salió fenomenal y nos hizo una tarde buenísima”. Como buenos previsores, los novios comenzaron a organizar su enlace con un año de antelación, algo que les permitió disfrutar de cada parte del proceso desde una perspectiva relajada. “Aunque, si soy sincera, no tuve que encargarme de prácticamente nada. Tengo la suerte de contar con Ignacio al que le encanta organizar y la verdad que, él solo, hizo casi todo el trabajo. Además, en Puerta de Hierro le tienen mucho cariño y se portaron fenomenal. Javier, el encargado de eventos de Puerta de Hierro, se implicó mucho con toda la organización de la boda y fue como si tuviéramos wedding planner”, rememora Daniela.

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Decoración práctica

A la hora de decorar los diferentes ambientes de su gran día, la pareja optó por una visión elegante, pero práctica, confiando en que todos los invitados estuvieran cómodos. “En general, nos gustan los ambientes poco recargados. Elegimos a Alfabia para la decoración floral y enseguida captaron nuestra idea. Hemos estado en bastantes bodas y una de las cosas que teníamos claras era que queríamos centros de mesa bajos, para poder ver a los de enfrente en la mesa. Por eso, aunque los centros de mesa altos son muy elegantes, hablando con Elvira, la dueña, decidimos que las flores quedarían mejor sobre las mesas, sin macetas, como si las hubiéramos tirado ahí, con tonos verdes y buganvilla, con algunas velas que dieran calidez al ambiente y, como la boda fue de tarde, cenamos con una iluminación espectacular”, explica.

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Además de unos detalles inolvidables, lo que permanece en la memoria de Daniela es la sensación de haber vivido en una nube, la suerte de disfrutar con los que más quieres. “Lo más especial de nuestra boda fue estar rodeados de nuestras familias, con la que naces y la que eliges, celebrando juntos un día tan feliz”, nos cuenta. Un día que no habría llegado sin el amor que los novios se profesaron durante cuatro años y que seguro crecerá en su nueva etapa, tras el ‘sí, quiero’. “Nos conocimos en una fiesta en Londres y desde entonces no nos hemos separado. Somos muy diferentes. Nos reímos mucho el uno del otro y no me imagino con nadie más”, reconoce. Y es que se siente verdaderamente afortunada: “la idea de pasar el resto de mi vida junto a Ignacio, mi mejor amigo, la persona en la que más confío y al que admiro desde que nos conocimos, no me puede hacer más feliz”. Y eso no tiene precio.