Charlene de Mónaco, un cambio radical de estilo en sus 10 años como princesa
De los vestidos románticos a los pitillos de cuero
Charlene Lynette Wittstock conoció al príncipe Alberto de Mónaco durante los Juegos Olímpicos de Sidney hace justamente 20 años, aunque no sería sino hasta 2006 que comenzarían a salir para casarse en 2011. En un principio, Charlene de Mónaco, exnadadora y modelo, no podía imaginarse el giro que daría su vida. Estos últimos diez años, hemos sido testigos de su sorprendente transformación como parte de la Casa Grimaldi. Y tiene lógica, pues fue nombrada la royal que más invirtió en ropa el pasado año. Tras reencontrarse con su familia en Sudáfrica, el país donde se crió, repasamos la evolución de estilo de una princesa impredecible y rompedora.
Una vestido para una futura princesa
Desde el principio, demostró lo cómoda que se sentía sobre las alfombras rojas, pues impactaba en casi cualquier evento al que asistía. Esta imagen, por ejemplo, fue tomada en el Baile de la Rosa de 2010, cuando aún no estaban casados. Durante este período, las tonalidades claras tenían una presencia importante en su guardarropa de gala y mantuvo un estilo sobrio que cambiaría radicalmente con los años en favor de una estética atrevida y poco convencional.
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Una novia clásica
En su segundo día de celebraciones de boda, Charlene de Mónaco cambió de look para la cena de gala celebrada en la Opera Garnier. Tras el aclamado diseño de escote barco firmado por Giorgio Armani que vistió para la ceremonia religiosa, no decepcionó con este vestido de Alta Costura de la línea Giorgio Armani Privé. Mantuvo el clasicismo del anterior, aunque con algunos detalles llamativos que la llevaron a prescindir de joyas: su cuello a la caja, sutiles transparencias en el escote y falda de volantes con pedrería bordada.
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Peinados de cine
En sus primeros años al frente del Principado, Charlene presumió de una interminable lista de peinados elegantes dignos de una estrella del cine antiguo: semirrecogidos laterales con dramáticas ondas de agua(siempre perfectamente posicionadas), moños altos con flequillo de lado o dejando la frente al descubierto con un recogido de efecto lifting. Por aquellos años, llevaba un corte bob que en ocasiones dejaba crecer, aunque jamás ha sido habitual verla con la melena suelta.
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Discreta en azul para su boda civil
Para esta primera ceremonia, se decantó por un look en color azul celeste que, aunque simulaba la silueta de un vestido con chaqueta Bar al estilo de Christian Dior en los años cincuenta, se trataba de un conjunto de blazer con botones plateados, top de encaje y pantalón palazzo a juego. Lo firmó el sello suizo Akris, uno de sus favoritos, pues ha confiado en él para otros grandes eventos, como los premios Oscar o la boda de los duques de Cambridge.
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La pureza del blanco, su antiguo gran aliado
Fue justamente en la ceremonia de los Oscar de 2012 que Charlene llevó esta creación de Akris, un vestido blanco con caída a modo de lluvia de estrellas elaborada con estatégicos drapeados y brillantes decorativos para estilizar la figura. Como una auténtica experta sobre la alfombra roja, escogió un peinado audaz que se convertiría en uno de sus favoritos por aquella época, hacia atrás del todo, en lugar del convencional recogido real.
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Día Nacional de Mónaco (2012): el glamour del 'viejo Hollywood'
La gran fiesta nocturna que acompaña al Día Nacional de Mónaco congrega a la realeza monaguesca cada año para hacernos testigos de sus apuestas de gala más impactantes, solo equiparables con las de algún enlace o con el mismísimo Baile de la Rosa. Aunque actualmente estamos acostumbrados a ver una faceta más roquera de la Princesa, en 2012 aún optaba por el minimalismo y las formas clásicas. Eligió un sencillo vestido en tono crema sin mangas con sobria abertura en falda, al cual sumó un abrigo tejido a tono y guantes largos satinados. Su look beauty fue un acierto seguro, pues se decantó por los infalibles labios rojos y un moño perfecto.
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Debutan su corte pixie y las botas cañeras
En 2015, para acudir a un evento infantil en conmemoración de la Navidad, Charlene cambió el tacón con el que la veíamos normalmente en actos de esta índole por un calzado inesperado que no suele formar parte del armario royal. Hablamos de las botas de combate con caña alta, que llevó con pantalones negros ajustados y jersey de cuello alto, también negro. A este zapato roquero se sumarían las deportivas en sustitución del taconazo para ciertos eventos formales, aunque aún quedaban varios años para percibir una transformación evidente hacia una estética más ruda. En este caso, a modo de contraste, añadió una original capa de cuello alto en color crudo. Es a partir de este año que comienza a llevar el pelo corto, muy corto, de estilo pixie.
Top corsé y pitillos de cuero
Con motivo de los Premios Princesa Gracia de 2017 en la ciudad de Los Ángeles, llevó un blazer negro con doble botonadura a los hombros, detalle de inspiración masculina que aportaría sofisticación a su combinación atrevida de corsé con estampado Príncipe de Gales y pantalones ajustados de cuero que complementa con unos salones de tacón de aguja para dar a conocer su faceta más cañera hasta la fecha... aunque no por mucho. Los años siguientes, acudió al mismo evento con un ajustado vestido burdeos y un esmoquin masculino de camisa abierta que recordó mucho a aquel histórico look de Angelina Jolie en los premios Bafta de 2014.
Belleza futurista y mucho brillo
El 25 de septiembre de 2020, el Gran Casino de Montecarlo sirvió de escenario para la celebración de la Gala de la Salud Planetaria, donde el príncipe Alberto y Charlene hicieron acto de presencia en calidad de anfitriones. Después de un año de ausencia en las alfombras rojas, esta última deslumbró con un vestido drapeado y cruzado de lentejuelas que recordaba a grandes mitos de la gran pantalla como Jean Harlow. Desde 2019, dejó crecer un flequillo recto que pocos meses después cortaría radicalmente, como nunca antes la habíamos visto.
Día Nacional de Mónaco (2020): una nueva Charlene
Si echamos un ojo a sus posados anteriores en esta señalada fecha, será evidente la transición que ha atravesado la Princesa en términos estilísticos. Cambió las tonalidades neutras y las siluetas femeninas por un uso preferente del negro. Si en 2019 aún apostaba por el total look blanco de inspiración años 40 con amplísima pamela, en su última asistencia dejó clara la dirección que tomaría de allí en adelante su vestidor. Lució un abrigo entallado con ribetes fucsias en contraste y cuello elevado de aires orientales rematado con un tocado tipo casquete que se realza con una redecilla y guantes negros transparentes. Aún no resultaba visible el corte de pelo definitivo que la pondría nuevamente en numerosas portadas de todos los países.
Su transformación más sorprendente
El 16 de diciembre de 2020, dio la vuelta al mundo con su cambio de look más radical hasta el día de hoy, un peinado nunca antes visto en las esferas reales. Charlene de Mónaco completó su imagen punk, ya anticipada por sus chaquetas y pantalones de cuero, con un rapado lateral de rasurado al cero, con el que luce un flequillo rubio hacia un lado. Con esta decisión, se corona como la royal más arriesgada de todas y deja claro que no hay corte con el que no se atreva.
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Así se encuentra Charlene en Sudáfrica
Meses después de aquel corte roquero, parece que Charlene lo mantiene de una forma sutil, pues lleva el pelo más largo por la parte inferior. Tanto en las imágenes que recibimos en su llegada a Sudáfrica como en las últimas que nos han llegado tan solo unas horas atrás, la Princesa viste una sudadera de estampado militar y ropa deportiva, demostrando que en estas circunstancias la comodidad es su confidente para sobrellevar los problemas de salud que se encuentra superando.