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A estas alturas, no cabe duda de que Máxima de los Países Bajos es una de las royals que más expectación genera en cuestiones de moda. La reina de los holandeses ha demostrado en infinidad de ocasiones que no tiene miedo a innovar y que adora salirse de los cánones establecidos, sabiendo, eso sí, adaptar su sello personal a la elegancia propia de una dama real. El último ejemplo de este tándem perfecto entre atrevimiento y elegancia lo vimos ayer durante una 'noche en el museo' muy especial en París, cita en la que coincidió con Brigitte Macron.
Una noche en París
Anoche Máxima acudió junto a la primera dama francesa a conocer la exposición Iris van Herpen: Sculpting the Senses en el Museo de las Artes Decorativas de París. Esta muestra hace un recorrido por la obra de la diseñadora holandesa Iris Van Herpen, conocida por crear diseños de Alta Costura aplicando las últimas tecnologías. Sus looks son totalmente inconfundibles, marcados por una potente estética futurista que, a priori, nunca esperarías ver en una reina... hasta que llegó Máxima. La soberana de los Países Bajos quiso dar voz una vez más a la moda neerlandesa y sorprendió ayer con un vestido digno de cualquier gran alfombra roja.
La Reina quiso rendir homenaje a la protagonista de la noche luciendo, como no podía ser de otra manera, una de sus creaciones. Aunque no es la primera vez que apuesta por Iris Van Herpen -recordemos aquel precioso diseño de estilo 3D que llevó hace un par de años con motivo de la celebración de su 50 cumpleaños- anoche se superó con un arriesgado modelo repleto de transparencias. Esta creación forma parte de la colección Alta Costura Primavera/Verano 2021 de la firma, y fue presentada sobre la pasarela en París junto a un tocado a juego del que Máxima ha prescindido.
Tecnología y artesanía
Se trata de un vestido en cuerpo de tul transparente bordado con líneas abstractas -o raíces, como las describen desde la casa- en tonos cremas y nudes que se funden con su piel y crean un llamativo 'efecto tatuaje' ideado para realzar la figura. La prenda se ciñe a la cintura, de donde parte una larga falda plisada confeccionada a base de paneles alargados en crepé-du-chine plisado de media rueda con detalles degradados a juego con las espectaculares mangas capa.
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Sin duda, este vestido define a la perfección el minucioso y puntero trabajo de la diseñadora, cuyo objetivo es, en sus propias palabras, "respetar técnicas constructivas olvidadas y ampliarlas con herramientas tecnológicamente disponibles hoy", ya que "tanto el pasado como el futuro se fusionan para encontrar su lugar" en estas creaciones.
Para aportarle un aire más elegante y propio de una reina, Máxima le sumó unos espectaculares pendientes de diamantes conformados por dos piedras colgantes de distintos tamaños rodeadas por un halo de gemas más pequeñas, que se apreciaron a la perfección gracias a su peinado, puesto que recogió su melena rubia en un elegante moño bajo con raya al lado. Aportó la nota de color con un potente labial rojizo. Completó con varios brazaletes brillantes, anillos a juego y un bolsito de mano rígido metalizado.
En esta noche tan especial, Máxima estuvo acompañada de la propia diseñadora, la mejor embajadora de estos diseños, y por Brigitte Macron, la primera dama francesa, que apostó por un conjunto muy fiel a su minimalista estilo compuesto por un minivestido blanco de líneas depuradas y abrigo clásico a juego.
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