De Alexa Chung a Olivia Palermo: ¿una 'it girl' pierde su propio estilo?

Las plataformas de moda han mercantilizado el sector, pero todavía hay nombres que continuaremos mencionando por ser creadoras de tendencias y ser fieles a su característica estética

Por Paula Martíns

Mucho antes de que Internet existiera, había mujeres que destacaban por romper las normas y vestir como ellas mismas querían en un mundo encorsetado por el contexto patriarcal que reinaba por entonces. De todas, podríamos destacar algunos nombres que lograron protagonismo entre la sociedad del momento, como a las flappers Clara Bow o Zelda Fitzgerald que, sin pretenderlo, desafiaron todas las exigencias de vestimenta posibles de entonces logrando estar en boca de todo el mundo e inspirando, a su mismo tiempo, a otras chicas para vestir como ellas. La situación nos resulta familiar, y no es para menos. Porque, aunque no existía aún por entonces, si así fuera, el término it girl podría haber sido perfectamente acuñado por ellas.

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Después vinieron muchos otros nombres que sobresalieron en estilo. Las afamadas 'cisnes' de Truman Capote (con las que se enemistó en su mayoría) representaban la moda de la socialité a la perfección y la elegancia. Twiggy fue una de las modelos más andróginas con su imagen y la encargada de enseñarnos que no solo existían las melenas largas entre las musas de estilo, ni tampoco solo las curvas 90-60-90. También la inseparable de Andy Warhol, Eddie Sedwick (quién también acabó distanciándose del artista), fue una de las mujeres más rompedoras de la noche neoyorquina por su atrevimiento a la hora de conjuntar prendas.

Pero si tuviéramos, en cambio, que hablar de it girls y referentes de moda, hay nombres que todavía hoy continuamos mencionando a pesar de que ya hace años que saltaron a la parrilla como personalidades inspiradoras y referentes de estilo. Hablamos de ese grupo formado por Alexa Chung, Sienna Miller, Kate Moss, Chlöe Sevigny, Leandra Medine u Olivia Palermo, entre otras. Muchas empezaron como blogueras compartiendo sus looks, y otras, sin pretenderlo, eran actrices o modelos que simplemente destacaron por sus outfits en sus apariciones públicas antes de asistir a una fashion week y subirse a la pasarela, en las premieres de sus películas o en los paseos por la calle. Todas ellas, eso sí, tenían -y todavía tienen- un estilo característico que se ha postulado a lo largo de los años como su ADN (y que se mantiene intacto). Podríamos tirar de hemeroteca que apenas diferenciaríamos su armario de antes del actual.

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Influencers: cuando las marcas entran en juego

Cuando hoy en día hablamos de moda a menudo tendemos a recurrir a alguno de los nombres de estas mujeres para compararlas con las estéticas que ellas mismas denotaron. Es inevitable hablar de la cazadora Barbour y del estilo indie sin mencionar a Alexa Chung, de las botas de agua o los aires roqueros sin recordar a Kate Moss en los festivales de música o de las botas camperas en verano y las apuestas boho sin evocar a Sienna Miller con sus shorts y sombreros.

Ahora, en cambio, el panorama ha cambiado y en lugar de it girls tenemos influencers cuyo estilo se mueve, casi siempre, según las pautas que las marcas les dictan en cada momento. Pocas veces podremos recurrir a alguna de las más actuales para sentenciar que ella fue el germen de alguna tendencia, porque nuestros feeds de Instagram se llenan, a menudo y al mismo tiempo, de las mismas prendas y conjuntos que ellas presentan cuando las marcas se lo piden. Una consecuencia de la democratización de Internet y las plataformas de moda y, a su vez, del término it girl.

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¿Cuántas veces te has encontrado que cada una de ellas presentan, sino la misma, una pieza de la misma firma en sus stories en el mismo día o en la misma semana? Conocemos la respuesta, pero lo cierto es que si analizamos la situación se trata de algo natural teniendo en cuenta que hay dinero de por medio y que el ser influencer lleva años siendo una profesión en la que se factura una cuantía económica por cada una de estas publicaciones. No les culpamos, porque es un fenómeno que, como antes no pasaba, ayudaba a que todo fuera más orgánico y que cada una de las musas de moda tuviera un estilo más natural e identificable. También más original. Si antes eran los medios los que decidían quiénes reinaban en estilo, ahora a golpe de clic puede ser cualquiera.

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Capaces de no perder un estilo propio

No obstante de las que podemos encontrar en la parrilla de moda del momento hay algunos nombres que han conseguido destacar por, aún a pesar de trabajar con las mismas firmas que el resto, saber adaptarlas a la perfección en sus conjuntos siendo fieles a su estilo. Ir a contracorriente y encontrar un valor añadido, diferente, en un mundo en el que las redes sociales están estrechamente mercantilizadas. Y ahí está realmente el mérito: en saber cómo hacerlo, ya que el cuándo y qué, casi siempre viene impuesto.