Las tallas de calzado en pasarelas: la asignatura pendiente de la moda

La diversidad corporal parece haber alcanzado los desfiles, pero las casas de moda todavía se empeñan en hacer sufrir a las modelos con su calzado

Por Paula Martíns

Si la moda se reinventa y se encuentra siempre en un constante flujo de cambio, es porque sus diseños caminan a la par que el contexto histórico y social que vivimos. Las colecciones que llegan cada temporada a las tiendas hablan de nosotros, actúan como un altavoz potente que refleja nuestras necesidades y muestran, de manera fiel, la metamorfosis que escribe los capítulos de nuestra vida. No hace falta más que echar la vista atrás para comprobarlo. Cuando Yves Saint Laurent popularizó Le Smoking en 1966 se estaban dando los primeros (y tímidos) pasos de empoderamiento femenino. Un hecho que cogería fuerza décadas después, y que sería reclamado, entre otros muchos, por la diseñadora Maria Grazia Chiuri al situar sobre la pasarela de Dior en 2017 la afamada y viral camiseta estampada con la frase "We all should be feminist" ("Todos deberíamos ser feministas").

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La moda no hace más que sumar logros y su apuesta por la diversidad también es ejemplo de ello. Desde que se despertara la alarma por la extrema delgadez de las modelos de pasarelas y la falta de otras referencias corporales, casi todas las marcas han decidido dirigir sus esfuerzos hacia una industria mucho más inclusiva, en la que, movimientos como el body positive han alcanzado gran auge logrando representar a casi todas las mujeres sobre pasarelas, así como aumentando (aunque en bastante menor medida), las tallas que encontramos en tiendas. Todavía faltan patrones y hay un largo camino por recorrer, pero nombres tan populares como Savage x Fenty o Jonathan Cohen, entre muchos otros grandes referentes, ya se han consolidado como defensores de esta apuesta.

Si parece que la conciencia por aumentar los tallajes es un camino que ya iniciado, hay otro que ha llamado especialmente la atención en las últimas fashion weeks que presentaron sus colecciones de primavera-verano 2023: la de las tallas de los zapatos. Que a menudo las modelos se suben a tacones de infarto y calzan siluetas que no corresponden con el alto o el ancho de sus pies para desfilar en pasarelas es un hecho que ya sabíamos, pero es, también, algo en lo que hasta ahora no nos habíamos detenido a pensar lo suficiente. Es uno de los mayores temores de las modelos entre bambalinas, y también uno de los motivos del gran flujo de humillaciones y vídeos que dan la vuelta a Internet y que terminan acabando con carreras.

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Queriendo hacerlo o no, ha sido la firma AVAVAV la que, en una espectacular performance, ha vuelto a poner el debate sobre la mesa. Su directora creativa, Beate Karlsson, presentó su colección más reciente en la Semana de la Moda de Milán, y lo hizo con una puesta en escena que no dejó a nadie indiferente. Su elenco de modelos salió a pasarela y, como si de un efecto dominó se tratara, se fue cayendo frente a todos los invitados luciendo prendas que destilaban lujo en cada costura. ¿El objetivo? Representar la superficialidad que baña la moda, o lo que es lo mismo, crear una metáfora visual sobre la delgada línea que separa el éxito del fracaso en este sector. Esta manera de escenificar su significado enseguida recordó a otras legendarias y accidentales caídas que pudimos ver a lo largo de la historia en diferentes semanas de la moda, como la de Naomi Campbell desfilando para Vivienne Westwood en 1993. Aunque Campbell fue de las privilegiadas que, no solo continuaron, sino que elevaron su presencia en otros desfiles, no todas las modelos que se tambalearon alguna vez sobre pasarelas pueden decir lo mismo.

De hecho, en tela de juicio se puso también la profesionalidad de algunas de las que participaron en el desfile de Valentino para esa misma temporada. No cabe duda de que la majestuosidad de su diseño acapara siempre la atención, pero esta vez, hubo otro detalle que alertó tanto asistentes como usuarios a TikTok. Estos últimos fueron los que dieron la voz de alarma popularizando un vídeo en el que podemos ver cómo durante el desfile, muchas de sus modelos tropezaron, otras se cayeron, y hasta algunas, decidieron quitarse los tacones y continuar caminando con sus pares de zapatos en la mano. Incluso, rodeando la pasarela, había calzado desparejado por el suelo. Lo que en un principio generó debate sobre si se trataba de una técnica de marketing, finalmente resultó ser casualidad.

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La casa de moda, capiteaneada por Pierpaolo Piccioli, declaró que, aunque ofreció a todas las modelos la oportunidad de escoger diferentes alternativas de calzado, no le importó que algunas no se sintieran cómodas con su elección y decidieran quitárselos y llevarlos sobre la mano. Una anécdota que, además, teletransporta también a dos de las alfombras rojas más prestigiosas de la historia, el Festival de Cine de Cannes 2018 y el de Venecia, tres años antes, en 2015. Paseando por su red carpetKristen Stewart decidió bajarse de los tacones y continuar sus posados descalza.

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Analizando los vídeos que circulan en redes sociales, teniendo en cuenta estas últimas coincidencias y recordando que, también hace poco Bella Hadid se enfundó en un elegante conjunto de Schiaparelli enseñando tiritas en el empeine de sus pies, no podemos evitar cuestionar por qué la moda se empeña, una y otra vez, en hacer sufrir a las modelos que visten sus piezas hasta llegar a ponerles entre la espada y la pared de o renunciar a su carrera o estar expuesta a posibles lesiones.

Si algunas de renombre y larga trayectoria a sus espaldas, como Sasha Pivovarova, Natasha Poly o Gisele Bündchen, tienen la potestad de escoger a qué tacones subirse y a cuáles no (las dos primeras se negaron a calzarse algunos diseños de Alexander McQueen; y la segunda, de Balenciaga), los rostros más nuevos todavía no gozan de este prestigio. Hablar de empoderamiento y de diversidad también es sinónimo de hablar de elección, por lo que, que el siguiente paso de la industria sea el de adaptar su calzado a los pies de las modelos se erige como un requisito fundamental para, no solo aumentar su naturalidad y la presencia ganando en ventas, sino también para crear una moda inclusiva al 100%.