La norma no escrita de la reina Letizia cuando quiere vestir de negro

Su Majestad rebaja la expectación suscitada anoche recuperando un diseño sobrio con detalles especiales que no se ponía desde el año pasado

Por María Calvo

Segundo día de visita oficial a España del presidente de Portugal y segunda acto nocturno, esta vez en el Palacio Real de El Pardo. La expectación causada anoche por la Reina gracias a un innovador vestido de Ana Locking, deja paso a un look mucho más relajado y acorde al protocolo que exige esta recepción en honor a Marcelo Rebelo de Sousa. Doña Letizia vuelve a ser fiel a los códigos de estilo que, por lo general, utiliza en este tipo de actos oficiales y a una norma no escrita que rige sus estilismos cuando quiere vestir de negro. En esta ocasión, rescata un conjunto de Carolina Herrera que llevó hace más de un año y revela que en los pequeños detalles está la clave para no caer en la sobriedad del total black.

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Lleva un vestido tipo cóctel que pertenece a la colección otoño-invierno 2015 de la diseñadora venezolana. Tiene cuello a caja, un largo a la altura de la rodilla y cuerpo abotonado en la espalda que se ciñe a su silueta marcando una línea A, su patrón favorito. Cuando la Reina viste de negro, tiene una clara tendencia a romper el cromatismo con pinceladas de color o pequeños detalles. Esta vez, el elemento transformador viene de la mano de unos bordados de plumas en relieve situados en el remate de unas mangas de tul y en el bajo de la falda, que aportan un -casi- impercetible toque de luz a un conjunto tan oscuro. El tono verde-azulado de estos pequeños detalles confirma esta curiosa tendencia de doña Letizia.

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Al igual que ocurrió en la última ocasión, ha vuelto a recurrir a unos pendientes llamativos. Esta vez, estrena un diseño de filigrana dorada en tamaño XL, elaborados con hilos entrelazados que forman un dibujo parecido a un encaje y es característico de la artesanía portuguesa. Del mismo modo, vuelve a apostar por unos stilettos de charol con plataforma y una cartera de mano negra, esta vez de piel con un original cierre metálico.

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Como decimos, hace más de un año que no veíamos a la esposa de Felipe VI con este look. En concreto, desde febrero del año pasado, cuando estrenó este conjunto para acudir al 30º aniversario del diario Expansión. Sin embargo, en aquella ocasión, lo más destacable no fue el diseño, sino el peinado elegido, que pasó al imaginario común como uno de los más originales con los que la Reina se ha atrevido hasta ahora. Consistía en un recogido con raya lateral coronado por dos trenzas en uno de los lados. Una estética juvenil con un punto rock que dejaba relucir en todo su esplendor unos pendientes montados en oro, con diamantes y rubíes talla pera, de claras reminiscencias árabes.