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El paso del tiempo también va dejando su huella en nuestras mascotas, que notan las señales de la edad. Hay una serie de aspectos que nos indican, poco a poco, que nuestro perro se va haciendo mayor. Todo en la vida son etapas, y también se puede aprender a disfrutar de esos años en los que nuestro compañero de aventuras ya no tiene la misma energía o va teniendo que afrontar problemas de salud. Estas son los 9 signos que delatan que nuestro perro está envejeciendo.

 

Pérdida de vista

Las cataratas son un problema de la visión de los perros que les puede afectar a cualquier edad. Pero a diferencia de lo que ocurre con humanos, las cataratas no surgen en mayor medida en edades avanzadas sino en perros más bien jóvenes. Sin embargo, es cierto que los problemas de visión son, de forma general, los indicadores más claros de la avanzada edad del perro. Entre los más comunes encontramos el glaucoma, que es una enfermedad degenerativa del nervio óptico y de la retina. También la APR (atrofia progresiva de la retina), que es otra enfermedad que acaba produciendo una ceguera irreversible y que en fases iniciales se manifiesta como una dificultad para ver cuando hay poca luz. Los perros más ancianos suelen ver limitada su visión con estas y otras afecciones, pero eso no impide que puedan llevar una vida normal, pues para ellos el olfato y el oído son mucho más importantes y pueden equilibrar esta falta.

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Pérdida auditiva

Sin duda el oído es el sentido favorito de los perros, y su pérdida gradual según avanzan en la edad se hace más dramática pues se ven más desconectados del mundo al no percibir los sonidos como lo hacían de jóvenes. Esto les hace mostrarse más desubicados y torpes. El hecho de no recibir incentivos o estímulos sonoros les hace algo menos sociables porque no comprenden el mundo como hasta ahora, las socialidad deja de tener el mismo sentido y esto, al contrariarles puede hacerles comportarse de forma un poco más gruñona, pues se desubican y para mantener la compostura responden con un ladrido o mostrando los dientes.

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Incontinencia urinaria

No es ningún secreto que en ocasiones la vejez parece una vuelta a la más tierna infancia, el cuerpo desaprende, tanto los esfínteres como el propio cerebro. Y, como decíamos, los animales no son ajenos a la mella que causa el paso del tiempo. Es común que los perros más mayores no tengan el aguante para retener sus necesidades hasta que llega la hora del paseo. Por eso es preferible sacarles más, sin embargo, como están mayores a veces no quieren hacer tanto ejercicio y se resisten a salir. Un paseo rápido cada menos tiempo puede solventar el que hagan sus necesidades donde no toca. Primero llega la incontinencia física, es el cuerpo el que no consigue retener las deposiciones, por lo que si apoyamos al perro con más salidas a la calle podemos solventarlo. Mucho más tarde llega la incontinencia a nivel cerebral, cuando el animal puede dejar de atender a esta educación ya dada, porque su mente ya no atiende a las reglas más complejas de mantener.

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Problemas respiratorios

La edad avanzada no es la responsable directa de que los perros tengan problemas respiratorios, sin embargo es común que los arrastren cuando llegan a ancianos porque pueden tener otras afecciones que, como consecuencia, producen problemas respiratorios. Por ejemplo, el sobrepeso en perros afecta al sistema circulatorio y respiratorio. El estrés o nerviosismo tampoco ayuda a mantener el sistema respiratorio a punto cuando se supera la etapa madura. Pero hay otros motivos: tumores en la cavidad torácica, neumonía o líquido en la cavidad peritoneal.

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Problemas de estreñimiento

Como en la mayoría de los mamíferos, los perros ancianos también tienen un sistema digestivo más lento, que incluso empieza a dar fallos a la hora de digerir los alimentos y procesar sus deposiciones. Las heces empiezan a ser más secas fruto de esa velocidad de digestión ralentizada y la irregular extracción de los nutrientes, lo que a la larga produce estreñimiento y dificultad para hacer las deposiciones.

La clave está en tratar de mejorar esta situación, para lo que es recomendable hidratar más al perro, que beba agua y alimentos frescos. Además, favorecer que el perro camine ayudará a que el movimiento imprima una mejor actividad digestiva. Y por último, los alimentos con fibra ayudarán notablemente a su salud respecto al aparato digestivo y, por tanto, a limitar su estreñimiento.

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Problemas dentales

Hay que tener en cuenta que una de las asignaturas pendientes de los dueños de perros es el mantenimiento de sus piezas dentales a lo largo de toda la vida del can. Los humanos nos lavamos los dientes hasta tres veces al día, sin embargo los perros no hacen lo mismo y en el mejor de los casos se les lava una vez a la semana, otros una vez al mes, y muchos nunca.

No podemos olvidar que la salud dental de los canes es muy importante pues, además, son animales que utilizan su olfato y boca para situarse e interactuar con el entorno, muchas bacterias y gérmenes acceden a ésta. Lo cierto es que tienen una alta resistencia a las infecciones, pero es más común de lo que debería encontrar encías muy inflamadas en casi todos los perros, lo que puede empezar a provocar que algunas piezas se piquen y pierdan. Los perros al llegar a ancianos suelen tener graves problemas dentales, muchas piezas perdidas o picadas y una situación muy dolorosa en las encías. Muchos perros empiezan a rechazar el pienso cuando llegan a la edad madura, porque son incapaces de morderlo.

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Uñas quebradizas

La queratina no abunda en los mamíferos más ancianos, esta proteína es la responsable de que el pelo y las uñas sean fuertes y tengan el brillo que denota un estado óptimo de saludo. Sin embargo, cuando se sufre una carencia fruto de la edad, la falta de queratina hace que el pelo se vuelva áspero y sin brillo y las uñas se hagan quebradizas. Notarás que tu perro está en una edad avanzada cuando al cortar sus uñas éstas se quiebren en trozos más pequeños, astillándose, o directamente sea el can el que tras un paseo regrese con las uñas en ese estado.

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Callos en la almohadillas

Acariciar las almohadillas de un cachorro es una experiencia muy placentera, son suaves y mullidas y hacen honor al nombre que reciben, ‘almohadillas’. Sin embargo, con el paso del tiempo se van volviendo más ásperas e incluso desarrollan callos. A un perro anciano lo reconocerás fácilmente si miras debajo de sus patas, al encontrar los callos de sus pezuñas.

Eso, sin embargo, no suele molestarles en exceso, son durezas que realmente protegen al la pezuña, la vuelven más dura para contrarrestar que la piel ya no se regenerará con tanta velocidad ni con la misma frescura, por lo que es preferible contar con un callo duro antes de la piel abierta en una herida.

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Aparecen las canas

Las canas afloran también en los perros, ese pelo más blanco es la respuesta genética a la edad. Es como si cada pelo de juventud tuviera claro el código de color que debe representrar, y al llegar a la edad madura esta información se borra y deja de mostrar un color, por lo que el pelo sale sin ‘pintar’.

Esta explicación somera es común para los humanos y para los perros, que al ampliar enormemente su calidad de vida y longevidad, se ven con una apariencia de ancianos que sería imposible encontrar en los canes que se han criado y vivido en el entorno mundo silvestre, donde los lobos y los perros salvajes apenas viven un 60% de lo que logran sobrevivir los perros domésticos.

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