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Una lista que crece sin parar

Cada año el Gobierno revisa y actualiza los animales que prohíbe para todo el territorio nacional. No se trata de una sugerencia, sino de una media muy seria aprobada por el consejo de Ministros y de obligado cumplimiento. Para que una especie animal figure en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras (en este listado se incluyen aquellos animales, plantas u otros organismos que se desarrollan fuera de su área de distribución natural, en hábitats que no le son propios o con una abundancia inusual, produciendo alteraciones en la riqueza y diversidad de los ecosistemas) debe confirmarse el peligro que puede llegar a significar para el medio ambiente. Pese a que la mayoría de estos animales son inofensivos contra el ser humano, su rápida propagación puede acabar con el equilibrio de las especies autóctonas y crear grandes problemas para la persistencia de otras especies.

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Tortuga de la península

Es una tortuga semiacuática procedente de Florida, Estados Unidos. Suele habitar zonas pantanosas y las riberas de los ríos. En las últimas décadas se ha convertido en una de las razas de tortuga más prodigadas entre las mascotas de todo el mundo, y también, por tanto: la más abandonada, pues pueden llegar a vivir más de 30 años. Tal ha sido su nivel de dispersión por todo el planeta, y de abandono, que los gobiernos de todo el mundo han puesto coto a su proliferación. En España se prohíbe desde 2013 que nuevos especímenes de la tortuga de la península se introduzcan en el territorio nacional, así como su posesión, transporte o comercio, pero las que entraron legalmente en España anteriormente no corren peligro, siempre y cuando se inscriban en un registro del ministerio de transición ecológica.

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Erizo egipcio

A este tipo de erizo también se le llama “orejudo” porque tiene sus orejas muy a la vista. Proviene realmente del centro de Asia y se estima que es originario del Cáucaso. Su principal peculiaridad para ser una de las mascotas más codiciadas, además de sus ojeras, es que se trata de un erizo muy pequeño, de menor tamaño que los comunes, pesa una media de 200 gramos y nunca supera el medio kilo. Además, su movimiento es más rápido, y resulta más divertido jugar con él. Es como un hámster con púas, lo que le hizo famoso como animal de compañía. Y pese a que en muchos países no está prohibida su introducción y posesión, en España sí, al considerar los expertos en medio ambiente que su carácter es menos dócil que otras razas de erizo, y éste prefiere atacar que esconderse. Por eso, y por su impacto colonizador, se ha convertido en una amenaza para el hábitat español, por lo que el Gobierno decidió prohibirlo en 2013.

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Pez Lucio

Puede que te suene este pez, por su nombre no parecería una especie invasora, sin embargo no existía en España hasta los años 50, procede sin embargo de ambientes algo más fríos. El lucio es un pez de río, y fue el propio Gobierno el que lo importó y estableció su desarrollo en los embalses y ríos castellanos, leoneses y extremeños, su intención no era completar el hábitat sino incluir un aliciente a la pesca deportiva. El lucio es el típico pez que veremos en los trofeos de medio mundo, es muy vistoso y forma parte de la pesca recreativa a nivel mundial. Sin embargo, en la actualidad este pez constituye una amenaza contra la biodiversidad nacional, la fauna autóctona sufre su impacto, en concreto los anfibios y reptiles de estos ecosistemas acuáticos.

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Cotorras

La mayoría de las urbes españolas tienen un serio problema con las colonias de cotorras. Estas aves, muy similares a los periquitos, le comen el terreno a los gorriones y a las palomas autóctonas. Éstas últimas tienen un ritmo de reproducción y resistencia alto, pero los gorriones están perdiendo la batalla, y el que se suponía que era el pájaro urbano y rural más común en España, está empezando a desaparecer a marchas forzadas, llegando incluso a un punto de no retorno. Mientras que las cotorras plantean un doble problema para el hábitat, además de fomentar la extinción de otras especies, los nidos de éstas son tan pesados, que llegan a pesar hasta 200 kilos, por lo que comprometen muchas edificaciones humanas que no están preparadas para soportar tal peso.

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Perro tanuki

Puede que nunca te hayas parado a pensar que existen razas de perro prohibidas. Y no, no nos referimos a los PPP (perros potencialmente peligrosos), etiqueta que el Gobierno ha eliminado de su nueva Ley de Bienestar Animal. El tanuki, o perro mapache japonés, es un can, y se cree que es una de las especies más antiguas de Asia, sino la más vetusta, y sin embargo en occidente son varios los países que han prohibido su entrada. Aunque su apariencia nos recuerda a los mapaches (de ahí su nombre), no está emparentado con éstos, es un perro en toda regla. Son animales extraordinariamente resistentes: aguantan temperaturas extremas de frío o de calor, se reproducen muy rápido. El tanuki es el único perro que hiberna. Y aunque no es peligroso contra el ser humano, resulta mortal contra otros animales, no en vano mantiene innato su instinto de cazador salvaje. Por ello, el Reino Unido ha declarado la guerra contra estos perros mapache, que se han cobrado la vida de multitud de animales de granja y especies libres del ecosistema. En España se prohibió su entrada en 2013.

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Cerdo vietnamita

Probablemente hayas oído hablar de personas que han tenido un cerdo vietnamita en casa. La diferencia más notable con el cerdo común es su aspecto, tiene una nariz chata y un cuerpo fornido que resulta casi una caricatura de lo que esperamos de un cerdo, sería más bien la imagen estilizada de lo que podríamos desear como mascota, sin embargo, aunque de bebés son muy entrañables, los cerdos vietnamitas crecen y se convierten en animales de muy difícil contención en el hogar. Tanto es así, que los ejemplares que se abandonan o escapan en el campo acaban formando manadas con jabalíes, dando como resultado a una raza cruzada llamada “cerdalí”.

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Galápago americano (o de Florida)

Igual que ocurre con la tortuga de la península, el galápago americano también procede de Florida y, a raíz de su icónica apariencia, se ha multiplicado a lo largo de todo el planeta convirtiéndose en una plaga cuando los especímenes crecen de forma indiscriminada, se reproducen en hábitats que no son los suyos y acaban con el alimento y la vida de las especies de flora y fauna autóctonas. El primer espécimen llegó a España en 1983 y en 2011 fue incluido en el Manual de las especies exóticas invasoras de los ríos y riberas de la cuenca hidrográfica del Duero.

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Agapornis

Durante los años 80 y 90 estas aves fueron muy populares como mascotas, tanto es así que se dio una doble circunstancia: los especímenes salvajes eran capturados y eso les situó en la picota del peligro de extinción. Para fomentar una reproducción más veloz y poder venderse los agapornis de criadero se mezclaron con otras especies, lo que hizo peligrar el acervo genético original. Ambos condicionantes pusieron en el punto de mira la continuidad de este tipo de ave, y por ese motivo muchos gobiernos de todo el planeta decidieron prohibir su exportación y cría, en este caso no porque nuestro equilibrio natural peligre con esta especie de ave, sino porque el mercadeo con ésta estaba sobrepasando los límites de su sostenibilidad.

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Visón americano

Aunque a simple vista puede resultar enternecedor, se trata de un carnívoro de la familia de los mustélidos, familiar por tanto de los hurones, mofetas, oso perezoso y oso hormiguero. El visón transmite dos enfermedades víricas muy peligrosas para el reino animal: la plasmocitosis y la aleutiana del visón, y también se detectó en ellos una mutación el COVID, que se estimó que podían contagiar a humanos, lo que provocó el sacrificio masivo de ejemplares en varios países de la Unión Europea, como España y  Dinamarca. Además, en varios países de latinoamérica se considera una especie invasora, y también en España, pues ha comido el terreno a la raza autóctona, el visón ibérico, que está ya en peligro de extinción.

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