Por qué una caja puede ser el mejor regalo para un gato

Dar rienda suelta a la imaginación de tu gato es lo mejor que puedes hacer para evitar que desarrolle estrés o ansiedad.

Por David Navarro

Podemos gastarnos todo el dinero que queramos en juguetes o torres gateras, y nuestro felino lo podrá agradecer, sin embargo con lo que siempre acertaremos es trayendo a casa una caja de cartón simple y rutinaria. Para el gato la caja es una invitación a dar rienda suelta a su imaginación, pues apela y apacigua su instinto más primario y apoya un comportamiento basado en sus necesidades de depredador.

Por el mismo motivo que los gatos siempre aspiran a subirse a los muebles más altos también precisan de escondites. Las cajas son para ellos el refugio perfecto porque imitan en un entorno doméstico lo que para ellos en la naturaleza sería una pequeña trinchera: una madriguera desde la que observar los pasos de aquellos que le rodean y jugar a esperar el momento perfecto de la caza, para abalanzarse sobre su presa.

Un instinto intacto tras 10.000 años de domesticación

La gran mayoría de los actos diarios de un gato están vinculados a rasgos atávicos de su pasado como cazador. Por mucho que se trate de un felino domesticado, y desde hace más de 10.000 años, el gato sigue previendo que en cualquier momento deberá cazar a una presa, no solo para sobrevivir y alimentarse, sino para defenderse y mantener su casa a salvo. Recuerda que los gatos son puramente territorialistas, y allá donde están se ocupan de que no entre ni salga ningún ser vivo sin su consentimiento, o sin darle caza. Por eso cuando vienen amigos o familiares a casa tu gato les escruta, sea desde la distancia o haciéndoles un repaso cercano.

Las cajas son perfectas para que el gato se esconda y desde ahí pueda observar, oler y escuchar, creyendo que permanece completamente oculto a la mirada de los demás. Si quieres que el gato disfrute más, no le prestes mucha atención cuando está dentro de la caja: no te aproximes a ésta o le hagas fotos, haz como si en efecto una vez que está ahí dentro hubiera desaparecido de tu campo de visión, esa es la mejor forma de seguir su juego.

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Ventajas de la caja que nunca tendrá otro juguete

El gato siente que la caja es un entorno moldeable, el cartón es un material muy agradable, es blandito, puede arañarlo rasgándolo a su gusto, puede empujar la caja para conseguir trasladarla sin apenas esfuerzo, e incluso según la posición de ésta podrá tener la entrada por arriba o por un lado, siendo una herramienta polivalente: una madriguera móvil y muy configurable.

El tacto de la caja es una clave indispensable para que le guste al gato, el cartón se calienta fácilmente por la transmisión del propio calor vital del gato, por lo que si ésta tiene un tamaño ajustado a su cuerpo el gato percibirá que enseguida la caja le transmite su propio calor. Por tanto, es un entorno cómodo para él donde puede echarse una siesta perfectamente. Esto es importante también, pues aunque los gatos pueden dormir en cualquier parte de la casa, sienten pasión por los lugares recónditos donde no pueden ser encontrados. Esto también apela a una condición instintiva: dormir a salvo es una prioridad para ellos, un lugar que les garantice la seguridad está dándoles más calidad de sueño, porque garantiza que no serán despertados y, mucho más importante: que no serán atacados mientras duermen.

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Mucho más que una caja: salud mental

En los últimos años se habla sin tapujos de la salud mental de la mascotas, también en parte porque la nueva normativa de la Unión Europea en materia de bienestar animal está haciendo cambiar las legislaciones y, poco a poco, se está concienciado más y mejor sobre la necesidad de comprender que los animales también pueden sufrir de estrés y ansiedad ante situaciones que quiebran su estado natural de comportamiento, o que les llevan al límite. En este sentido, es muy importante dotar a los gatos de elementos que enriquezcan su rutina y que generen en ellos curiosidad, juego e imaginación. 

Uno de los problemas de salud más serios en animales de compañía lo constituye el aburrimiento, que a la larga se va traduciendo en estrés. ¿Cómo puede estar estresado un animal que no tiene problemas? La respuesta es sencilla, el cerebro del gato está programado para reaccionar de forma instantánea y muy eficiente ante cualquier contratiempo. Los felinos son mecanismos precisos de defensa y ataque, están preparados para defenderse y cazar en cuestión de décimas de segundo. Cuando a un gato no se le dan alicientes que enriquezcan estas actitudes se está ahondando en la posibilidad de generarle un cuadro de estrés o ansiedad, porque no dar salida a esa actividad cazadora o defensiva concluye en un sentimiento de inacción acrecienta su necesidad de confrontación.

Por eso, elementos de juego como las cajas son perfectos, porque son enormemente polivalentes, baratos y pueden ser utilizados tanto para ocultarse, subir encima, saltar... como para dormitar y pasar largas siestas a la sombra reteniendo su propio calor. El cartón se puede morder, tiene un olor agradable para el gato y una vez que ha sido desvencijada puede sustituirse por otra con mucha facilidad.

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