Trucos para mitigar la soledad de tu mascota frente a tu vuelta al trabajo

Puede que después del verano sientas que volver al trabajo es una traición para tu perro o gato

Por David Navarro

Como ya ocurrió tras la época de confinamientos post-COVID, regresar de las vacaciones supone tras el verano un nuevo déjà vu a la hora de separarnos de nuestra mascota. Es posible que hayas aprovechado los meses de verano para pasar más tiempo de calidad con tu gato, perro o hámster y ahora al llegar el momento de volver a la rutina seas tú el primero en sentir como la separación se te hace cuesta arriba. Depende mucho del tipo de animal con el que convivas, no todas las mascotas echan de menos de la misma manera a sus dueños, pero es cierto que casi todas prefieren inequívocamente seguir acompañadas.

Para situarnos en qué significa para tu mascota la separación, habría que remontarse únicamente a su instinto de supervivencia. Sean gatos, perros, conejos e incluso hurones, todos tienen grabado a fuego en su mente que si tú estás a su lado irá mejor, porque conseguirán comida, protección y juegos, y en parte esas son las ideas más importantes de su vida. Sin embargo, lo cierto es que en todo el abanico de posibles mascotas, los perros y los gatos son con amplia diferencia los que prefieren que te quedes con ellos, pues desarrollan un comportamiento y una atención sobre ti y tus cuidados que supera al resto de animales, de ahí que sean las mascotas más extendidas, pues sus lazos de familiaridad (de “manada”) son mucho más intensos.

El mal trago de la separación

No es poco común desarrollar petofilia, especialmente en época vacacional. Se trata de un amor desmedido por nuestra mascota, es decir: a pasar tiempo con ella. Tanto es así que nos cohibe de pasar tiempo de calidad con nosotros mismos, amigos o familiares, por miedo a separarnos del animal y dañarlo emocionalmente. Si estás en una situación personal que te hace llevar a tu perro a donde quiera que vas, si cada vez que te vas de casa a la compra o al cine sientes que le estás traicionando, atención: podrías estar padeciendo petofilia. Los extremos son siempre peligrosos, y en ocasiones el “dolor” por la separación está solo en nuestra cabeza.

Lo primero que debes tener en cuenta si vas a empezar una rutina de trabajo tras una época de mucho contacto con tu perro, gato u otra mascota es que los animales no ven en esto un gesto de abandono voluntario por tu parte. Ni lo juzgan ni lo entienden como una decisión en su contra, lo asumen porque dentro de su escala de comprensión no existe la traición o las elecciones egoístas, no pensarán por tanto que has elegido hacer algo que les sustituya o que estás obrando con poca consideración. Los animales tienen un comportamiento basado en instintos de necesidad y de manada, y si tú tienes que salir a trabajar lo más que podrían llegar a componer en su mente sería la siguiente cadena de ideas: “Algo pasa, algo necesita, ha tenido que salir, espero que sobreviva ahí fuera”.

Por suerte (o por desgracia) la memoria concreta de los animales no logra seguir meditando las razones que te han llevado a irte a trabajar. Simplemente no estás, y cuando no te tienen delante dejan de interpretar motivos o de obcecarse en lo que te puedan echar de menos. Su problema no es que no estés tú, sino que se aburren o que pueden sentir que no tienen el apoyo y protección de la que gozan en tu compañía.

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Reglas para mitigar tu falta

Lo más importante cuando sales de casa es que sus necesidades básicas estén plenamente colmadas, pues tenemos que asumirlo: para nuestras mascotas somos sus proveedores de comida, seguridad y confort. Si te vas de casa y dejas estas tareas hechas, ya has ganado mucho a la hora de apaciguar la espera de tu perro o gato. Cuencos llenos, areneros limpios, temperatura idónea.

Si hay llamadas telefónicas, o del cartero, o de cualquier otro “intruso” que puedan excitar a tu perro, una sugerencia que podemos hacerte es que, por lo menos los primeros días, trates de reducirlas. Trata de desactivar el telefonillo del portal, el teléfono fijo o el acceso al timbre. La “seguridad” que siente tu perro estando en manada hace que cuando llama un desconocido a casa tú seas un apoyo, y aunque muestra gran excitación, la lleva como un juego entre los dos. Si tú estás repentinamente fuera de juego, por el trabajo, y el perro recibe estímulos constantes de llamadas puede sentirse excitado de más, por lo que rebajarlas puede ser buena idea.

Por otro lado, ten en cuenta que, aunque tú no estés, tu mascota sigue queriendo jugar, observar y entretenerse. Deja las persianas abiertas, que entre la luz del exterior, que puedan mirar por la ventana (algo muy importante en gatos, que les apasiona seguir observando qué hay más allá), y si te vas por la tarde-noche, no olvides dejar algunas luces encendidas por la casa: ellos no las necesitan para guiarse, pero si hay luz percibirán que el entorno no ha cambiado radicalmente tras tu marcha.

Si es habitual para ti tener música o la televisión encendida a todas horas, no detengas esa costumbre, especialmente los primeros días de tu ausencia, para que el cambio sea gradual. Deja la tele puesta, o reproduce una larga playlist de Spotify. Para ahorrar energía puedes recurrir a un programador, y que estos aparatos no estén encendidos todo el tiempo. El perro o gato no entenderá nada de lo que dicen estos mensajes sonoros, pero sí asociarán que existe un sonido en el ambiente que les recuerda a ti, es decir: a la sensación de estar contigo.

Todo aquello que implique juego, descubrimiento y curiosidad en tu mascota es más que bien recibido, porque hará que no se sienta solo, o mejor dicho (en su idioma): que no se sienta desmotivado. Un truco para combatir esto sería esconder chuches en rincones de la casa. Esto puede mantenerles siempre alerta ante un posible reto en cada rincón, agudizar su olfato, su interés por la búsqueda. Solo tienes que ir dosificando una serie de premios en pequeños rincones (en el sofá, en una alfombra, en la esquina del pasillo…) y así compensarás su espera hasta que tú llegues a casa.

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