Salud

Sí, los perros también pueden tener ataques de hipo

Padecer hipo es una de las sensaciones más molestas y los perros también la sufren. Lo peor es que no sabemos cuándo va a terminar, y en ocasiones esta misma ansiedad hace que se alargue.

Por David Navarro

Muchos de los gestos involuntarios de los perros son compartidos casi en la misma medida por los humanos. Ellos también bostezan cuando su cerebro cree que deben prestar más atención y no caer en el sueño, también generan un temblor involuntario para que su organismo se caliente ante las bajas temperaturas o un shock de miedo, y de la misma forma tienen hipo, o como se denomina en lenguaje científico: ‘singultus’, y aunque es mucho más común en cachorros, los perros de cualquier edad también lo padecen. No debes preocuparte demasiado por ello, se trata de una contracción convulsiva del diafragma a intervalos regulares, pero si el hipo ocurre en exceso puede ser una llamada de atención de su organismo sobre enfermedades graves.

En caso de ser habitual que tu perro tenga hipo, y habiendo desechado el resto de motivos que te citaremos, ir al veterinario puede sacarte de dudas ante la posibilidad de que que esta convulsión sea el síntoma de una enfermedad grave como pancreatitis, hernia de hiato, un tumor, meningitis o una intoxicación.

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¿Qué es el hipo y cómo evitarlo?

Sea en humanos o en perros, esta contracción involuntaria se produce cuando absorbemos más aire del habitual, y éste acaba en el sistema digestivo. El organismo trata de deshacerse del aire sobrante realizando una maniobra de expulsión, el resultado es el hipo, que tiene una duración indefinida pero que no está sujeta a que ese aire esté completamente expulsado, sino que es aproximada. Por eso, aunque pudiéramos expulsar el aire, el hipo se podría mantener durante un rato más. Te habrá pasado alguna vez, cuando comes muy a prisa, en esas ingestas no eres consciente de que incluyes una ración extra de aire a cada bocado, y a los pocos minutos tienes hipo. Lo mismo le ocurre a tu perro.

Sin embargo, es más común en cachorros por la succión, cuando ingieren leche materna es inevitable tragar aire y esto produce una dilatación del estómago. Los perros adultos también lo sufren cuando acuden a su comedero con voracidad e ingieren el pienso velozmente. Tanto es así que el hipo puede producir, incluso, que vomiten el alimento que acaban de ingerir, pues las convulsiones pueden ser tan fuertes que revierten el sentido de la ingesta y la expulsan.

Ante esta situación el remedio contra el hipo es a medio-largo plazo, algunos perros necesitan ser adiestrados para comer de forma más saludable, es decir: con una velocidad menos acelerada. Si tu perro no es capaz de controlarse cuando tiene comida frente a él y acude a devorarla sin pausa, probablemente se enfrente de forma diaria al hipo. La solución pasa por dividir sus ingestas en varias tomas más pequeñas y controladas. Si el perro se siente saciado a lo largo del día y antes de que finalice esa sensación ya llega la siguiente toma, su velocidad ingiriendo será menor. Sin embargo, es una cuestión de adiestramiento, debes tener paciencia y enseñarle a no comer tan rápido.

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Otros motivos de gravedad leve

El hipo puede ser un síntoma de una afección distinta, y se presenta casi como un efecto secundario de problemas digestivos. Por un lado no es extraño que ante la ingesta de un alimento tóxico o en mal estado su organismo trata de deshacerse de éste ‘hipándose’, y produciendo esas convulsiones en el estómago que en el fondo son similares al resultado de una náusea. 

También ocurre cuando las digestiones pesadas o alimentos difíciles de digerir. En esos casos el estómago trata de defenderse contra la dificultad añadida de procesar un alimento que le requiere demasiada energía y le hace vulnerable, en ocasiones el reflejo natural del animal es deshacerse del alimento para evitar problemas mayores como estar indefenso ante un ataque. Ten en cuenta que los perros (como tantos animales) son cazadores y un sexto sentido les avisa de que no pueden comprometer su seguridad con procesos biológicos muy anquilosantes, como una digestión larga, por lo que prefieren instintivamente provocarse el vómito a quedar impedidos con una digestión extremadamente pesada.

¿El hipo es un reflejo del miedo?

Aunque parezca extraño, un perro puede experimentar hipo como respuesta de su organismo al miedo, al frío o a la ansiedad. En menor medida, los humanos también. En el caso de los perros esto es más probable cuanto más pequeño sea el animal, porque su organismo reacciona en cadena ante movimientos involuntarios: si el can tirita de miedo, eso puede desencadenar hipo, pues el estómago se convulsiona inicialmente por ese movimiento y produce una contracción del diafragma que se perpetúa a sí misma. También los gases pueden ser de índole nerviosa, y acabar produciendo el hipo del animal, algo que en perros grandes es casi imposible, por la masa corporal de éstos, que sirve de amortiguador ante un contagio de “ritmo” del tiritar al hipo.

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¿Existen remedios para cortar el hipo?

No trates de asustar al perro, ese truco tampoco es muy eficaz en personas, pero en perros es claramente ineficaz porque el objetivo del susto es producir un cambio abrupto de la respiración, que corte esta dinámica rítmica de convulsiones del diafragma, sin embargo los perros no cambiarán su respiración por el susto, y probablemente consigas que se estrese más y que, incluso, se moleste agresivamente. Un susto es una agresión, y para los animales esto no tiene un componente social como para los humanos, simplemente es como si le pegas una patada: no tiene gracia ni explicación para ellos.

Ofrecer al perro beber o comer algo, siempre que sea en pequeñas cantidades, puede forzar a su aparato digestivo a reorientar sus dinámicas y a variar la respiración asociada. También puedes tratar de jugar con él, lanzarle un juguete, que corra, que se detenga, que regrese y que vuelva a salir: estos procesos cambian su respiración y pueden favorecer el corte del hipo.

Por otro lado, darle un baño puede ser una estrategia de frenado del hipo bastante efectiva, si la temperatura del agua es moderadamente distinta a la temperatura ambiente. Además, al verse inmerso en un nuevo contexto, con el agua, el perro cambiará completamente su modo de acción: se distraerá, variará su respiración y entrará o bien en un estado de placer, o de diversión, o de enfado (si no le gustan los baños), y en todo caso es positivo porque le hará reconducir su posición física general, y probablemente cortar el hipo.

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