A Inés le encanta recibir en casa y lo hace como viste, con su sempiterno estilo “nonchalante”. Eso sí, aunque sea de imprevisto, nunca faltan las velas, las flores y una luz estudiada.
El perfecto anfitrión...
“Es alguien que te hace sentir cómodo, te escucha y no se agobia”.
Antes de que lleguen los invitados:
“Trato de quitar todas las cosas antiestéticas de casa (debería hacer fiestas más a menudo para ordenar más) y me visto bastante casual para que mis invitados se sientan cómodos y vean que es muy informal. Una camisa o unas bailarinas doradas quedan casual pero muestran que hiciste un esfuerzo”.
¿Qué suena en tu casa?
“Me encanta la música pero aún más la conversación, por lo que no suelo poner. Sin embargo, algunas veces contraté un pianista para acabar cantando grandes éxitos con los invitados”.
“Me encanta recibir, pero no lo hago tan a menudo como quisiera. ¡Me resulta difícil planificarme con tiempo!”
¡Bienvenidos!
En su hogar, el auténtico estilo parisino cobra vida a través de piezas funcionales pero llenas de un encanto de otra era y algún guiño “arty” a su ciudad.
Último capricho deco:
“He comprado miles de cosas en Astier de Villatte, me vuelvo totalmente loca cuando voy a una de sus tiendas. Incluso compré una cuchara y un tenedor enormes de porcelana: inservibles, pero...”.
Pieza soñada:
“No sueño con el diseño, si soy sincera. Pero me encanta el trabajo de Vincent Darré”.
En tu recibidor:
“¡Todo un mercadillo! Vivo en un taller de artista en Montparnasse, así que imagina a Man Ray, Ezra Pound y Hemingway a su paso a París mezclados con un toque de André Breton y... ¡tachán, lo tienes!”.
“Supongo que somos como los osos: en invierno queremos hibernar viendo series con calcetines gruesos, y en primavera ver a nuestros amigos”
À table!
Repleta de auténticos flechazos (muchos de ellos de las tiendas más bonitas de París y otros de subastas “online”), la mesa de Inès es una auténtica lección de estilo parisino.
La vajilla:
“Tengo muchos platos vintage desparejados con flores para el día a día y también un juego de platos antiguos de color verde pálido con cubiertos dorados y una ensaladera a juego que hice por encargo a un alfarero al que le pido muchas cosas, y para las ocasiones especiales siempre utilizo platos blancos de Astier de Villatte”.
La mantelería:
“Me encantan los manteles blancos de lino, que suelo encontrar en mercadillos, pero también los de Merci, los de Miss Maggie’s Kitchen y las piezas de tela que compro en la India”.
La mesa más espectacular que has visto:
“En el último almuerzo del barón de Rédé en el hotel Lambert, las peonías estaban cubiertas de rocío. Un auténtico almuerzo del siglo XVIII”.