La búsqueda del bienestar en las distintas etapas es, quizá, una de la metas que más persiguen las personas a lo largo de su vida. Las relaciones sociales son parte de la esencia del ser humano, sin embargo en este periodo sin precedentes en el que la pandemia ha modificado nuestra forma de vivir y nuestras conductas, parece esencial profundizar en el crecimiento y cuidado personal desde un punto de vista más integral. Así, este 2020, técnicas ya popularizadas como el Nesting  (que pone en valor la habilidad de disfrutar del tiempo en casa) cobran más sentido que nunca. Pero cuando se trata de hablar de tendencias holísticas y de encontrar la armonía, el país nipón tiene mucho que decir. Con una extraordinaria cultura de aguas termales, baños en el bosque y tradición por la comida saludable, Japón es conocido por ser el país líder en velar por el bienestar de sus ciudadanos. De ahí que el término J-Wellness haya comenzado a cobrar más protagonismo si cabe desde este año. Basada en la atención médica preventiva, se trata de una perspectiva sobre la longevidad en la que merece aundar. Y es que según los estudios, se espera que el 50% de los japoneses nacidos en 2007 lleguen a vivir 107 años. 

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Okinawa como referente

Los expertos insisten en que los hábitos de los nipones son determinantes en su vitalidad, costumbres en las que la comida juega un papel fundamental. Hay muchas lecciones que debemos aprender sobre el liderazgo de Japón en cuanto a longevidad y la dieta Okiwana es una de ellas. Caracterizada por comer de forma variada y despacio, consumir algas, mucho té y Omega 3 a diario y nunca llenarse, su nombre hace referencia al archipiélago del sur del país conocido como la 'tierra de los inmortales'. ¿El motivo? En esta isla de clima tropical (la más grande situada en el Mar de la China Oriental) es donde reside el porcentaje más alto de habitantes centenarios. Con menos casos de cáncer, enfermedades cardíacas y demencia que casi todos los países occidentales desarrollados, los lugareños defienden que su secreto está en llevar una dieta compuesta principalmente por frutas y verduras, ser alta en carbohidratos y baja en proteínas. 

Baños de bosque para (des)conectar

Los Shinrin Yoku, o también conocidos como baños de bosque, son otro ejemplo perfecto que demuestra que Japón también es líder en reinventar tradiciones y desarrollar nuevos conceptos de bienestar. El origen está en 1982, cuando unió fuerzas con la Sociedad de Terapia Forestal e introdujo en sus fronteras esta nueva forma de medicina preventiva, basada en pasar tiempo en el bosque y sumergirse en la atmósfera de la naturaleza, con el objetivo de mejorar la salud, el bienestar y la felicidad. De esta manera, se reduce la presión arterial, el estrés y se mejora la salud cardiovascular y metabólica, así como también se mejora la concentración, la memoria y la energía. Más de cuarenta años después, existen 62 bosques curativos oficiales con 1200 guías certificadas y más de 2,5 millones de visitantes al año. Es más, algunos centros de spa y bienestar han incluido en entre sus tratamientos este tipo de práctica. 

El placer de las aguas termales 

Al igual que los baños de bosque, el onsen o las aguas termales de origen volcánico, se presentan como una experiencia de bienestar específica a base de agua. Japón es su lugar de nacimiento y se pueden tomar en tres estancias distintas: en un lugar privado como en casa o en un hotel, en baños públicos o en las propias aguas termales naturales, que algunas tienen un gran ofuro (piscina), otras dos (uno interior y otro exterior) y otras varios, de diferentes temperaturas, efectos termoterapéuticos y cualidades curativas. Y es que el agua influye en el cuerpo ayudando a mejorar el flujo de sangre y líquido linfático, mientras que los efectos de flotabilidad ayudan a los músculos a descansar, reduciendo la tensión en todo el cuerpo.

Relajación cotidiana 

Habrá quien piense en una chimenea encendida o en unas castañas asadas a la hora de llenar su memoria de recuerdos hogareños. Otros, por el contario, recordarán las varillas de incienso, impregnadas de una gran tradición japonesa. Utilizado para purificar, limpiar y relajar, alejado de los templos y convertido en el protagonista de muchos rituales, siendo el Koudou uno de los más famosos. Un juego sensorial que implica la práctica del mindfulness y la identificación de aromas específicos. Así, los palitos de incienso no solo son conocidos mundialmente, sino que también son una buena manera de experimentar los cinco sentidos.