El otoño se caracteriza por ser una época en la que las modificaciones de rutinas y horarios, la disminución de horas de luz a lo largo del día y el descenso de la temperaturas pueden ocasionar que algunas personas desarrollen cansancio, apatía incluso problemas para dormir… Lo que se conoce como astenia otoñal.
Como consecuencia a la adaptación de los cambios estacionales es importante prestar atención a nuestros hábitos para afrontar esta época con la mayor energía. Para ello, es necesario tener -o adquirir- unos hábitos sobre alimentación, actividad física y descanso, adecuados.
Existen ciertos alimentos que nos pueden ayudar a evitar ciertas carencias nutricionales. La alimentación no debe ser diferente al resto del año, pero es necesario que nos aporte hidratos de carbono complejos como fuente de energía; proteínas que ayudan a mantener la masa muscular y grasas saludables. Además, es necesario un buen aporte de vitaminas y minerales, entre ellas, destacan las vitaminas del grupo B y el hierro, que nos ayudan a disminuir el cansancio y la fatiga; la vitamina C que contribuye al funcionamiento normal del sistema inmunitario. Así como ingerir vitaminas antioxidantes como la C o la E, por ejemplo.
También es importante valorar nuestros niveles de vitamina D, ya que es una vitamina que puede verse afectada debido al descenso de las horas de luz, en este caso, puede ser interesante valorar la suplementación.