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Tal vez en alguna ocasión has experimentado esa sensación de sentir inseguridad al enfrentarte alguna situación. “La inseguridad es un estado de alerta en el que nuestro cerebro interpreta que podemos encontrarnos en peligro. Se trata de una mezcla de pensamientos que valoran el entorno y la situación, a la que no creemos que podamos hacer frente con los recursos que disponemos”, comenta el equipo de redactores de TherapyChat, liderado por Aída Rubio, Head of Clinical Content de la compañía. “

Nos comentan que normalmente nos sentimos inseguros en situaciones en las que no tenemos el control o son poco familiares para nosotros. “En este tipo de situaciones es normal que se genere un sentimiento de alerta, ya que es una respuesta normal en el ser humano. Sin embargo, también puede darse en situaciones que nos recuerdan a otras donde fuimos dañados o heridos física o emocionalmente”, matiza.

 

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¿Cómo surgen las inseguridades?

Lo cierto es que gran parte de las inseguridades surgen de la percepción de que no se tienen los recursos o herramientas suficientes para afrontar una situación concreta en un contexto determinado. “Muchas personas se sienten inseguras ante situaciones conflictivas o de riesgo. Muchas otras tienen inseguridades en situaciones que aparentemente no conllevan un riesgo, como por ejemplo las interacciones sociales. Esto se debe posiblemente a que la persona ha tenido experiencias negativas en las interacciones sociales, y por lo tanto su cerebro ha aprendido a que esta situación es de riesgo y por lo tanto despierta sentimientos de incapacidad e inseguridad, surge de la percepción de que no se tienen los recursos o las herramientas suficientes para afrontar una situación concreta en un contexto determinado”, apunta.

Así, como en muchos otros aspectos y habilidades, aprendemos gracias a nuestra propia experiencia. “Nuestro cerebro codifica y almacena los recuerdos, y cuando nos encontramos en una situación que activa esos recuerdos, se reactivan todos los esquemas almacenados. Es decir, no sólo se activa el recuerdo procedimental de la situación, por ejemplo, cómo montar en bicicleta, sino también el recuerdo emocional, que es cómo nos sentimos al montar en bicicleta. Si el resultado de ese almacenamiento fue percibirnos como poco capaces de gestionar esa situación, nos sentiremos inseguros ante la misma”, explican los psicólogos.

 

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Tener más o menos falta de seguridad

Hay personas que muestran una falta de seguridad mayor que otras, ¿cuáles pueden ser los motivos? “Esto sucederá en función de cómo se ha construido la percepción que tenemos de nosotros mismos. Si no hemos tenido figuras de apoyo que nos hayan guiado a la hora de configurar nuestro autoconcepto, podemos haberlo creado en sentido negativo”, cuentan los psicólogos.

“A lo largo de nuestro desarrollo nos equivocamos y enfrentamos a dificultades propias de la infancia y proceso de conocimiento del mundo y sus reglas. Si durante este proceso de conocimiento del entorno y de nuestro propio conocimiento y desarrollo de habilidades, no hemos contado con figuras que nos ayuden a regularnos y enseñen cómo enfrentarnos a las dificultades, es probable que crezcamos con falta de seguridad en nosotros mismos”, explican. Y añaden un dato importante: también hay que tener en cuenta la situación a la que se enfrenta la persona, ya que la seguridad o inseguridad en las acciones depende de la tarea que tenga que realizar, proceso que se puede modificar con práctica y adquiriendo destrezas. Por ejemplo, no tiene la misma seguridad en sí mismo una persona en su primer día de trabajo que al cumplir un año.

 

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Consejos prácticos para vencer esas inseguridades

- Planificar una estrategia a la hora de enfrentarse a situaciones que considera difíciles. Poder tener un plan de actuación genera mucha estructura y seguridad a la hora de enfrentarnos a las situaciones. No nos sentimos igual de seguros subiendo una montaña sin un plan a hacerlo con uno estructurado.

- Entrenar en aquellas situaciones que nos generan inseguridad. Podemos intentar practicar cómo nos enfrentamos a las situaciones difíciles o que nos generan sensación de inseguridad. Cuanto más hayamos entrenado cómo acatamos en ellas, más seguros nos sentiremos: role-plays.

- Entrenar habilidades generales que nos servirán de ayuda. Es importante que entrenemos en competencias y habilidades generales que seguramente nos harán sentir más capaces. Si podemos entrenar en habilidades sociales, comunicación o gestión emocional, nos sentiremos más capacitados para enfrentarnos a los conflictos.

- Tener presente lo que hemos conseguido en otras situaciones, qué habilidades nos han ayudado a ello y qué hemos aprendido.

- Acudir a un psicólogo.

 

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Convivir con una persona insegura

Teniendo en cuenta todo esto, no es extraño que sea complicada la convivencia con una persona que tiene muchas inseguridades. “Suele ser algo difícil de gestionar, ya que estas personas suelen necesitar mucho feedback por parte de amigos, compañeros o familiares. Debido a sus inseguridades, muchas personas necesitan preguntar y comprobar que están tomando la decisión adecuada. También se da el caso en el que las personas inseguras buscan complacer y agradar a los demás, por lo que a veces, sin quererlo, llegan a ser invasivos. Estas conductas y comportamientos pueden generar rechazo o sensación de cansancio en las personas que conviven con ellos o trabajan juntos”, detallan desde TherapyChat.

Y nos remarcan que tenemos que tener en cuenta que lo que para algunas personas son situaciones cotidianas o decisiones sin importancia, para una persona con muchas inseguridades, cada situación o decisión es crucial y se plantea como un reto.

Sería importante trabajar la empatía para facilitar el día a día y entender la posición de la persona que se siente insegura.

 

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Un problema en el día a día

No hay duda de que las personas inseguras se ven limitadas en su día a día, ya que, si sus inseguridades aparecen de manera continua, la forma en la que se comporten estará condicionada por las mismas. “Muchas personas acuden a consulta ya que estas inseguridades empiezan a interferir en aspectos importantes de su vida como el laboral o relacional. Cuando cada decisión es vivida como una elección crucial, se genera un desgaste emocional y mental en la persona que tiene inseguridades. Además, esto puede generar un efecto negativo en las personas de su alrededor, que aunque al principio pueda resultar más fácil entender el porqué de la conducta de esta persona, pueden acabar fatigados mentalmente. La reacción del entorno puede generar a su vez un sentimiento de frustración y culpa profundo que se suma a las inseguridades ya existentes”, concluyen.

 

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