Mejor centrarte en si progresas que en el resultado
La experta tiene claro que el objetivo debe ser buscar el progreso, no la perfección. “Si tu objetivo es hacer ejercicio todos los días del año y el tercer día no llegas a tu clase de yoga y te vas a la cama sin haber hecho ejercicio, puede que tengas la tentación de tirar la toalla porque ya no vas a conseguir el resultado final tal y como te lo habías planteado. A menudo cuando nos focalizamos en un resultado final nos olvidamos de disfrutar el proceso y de valorar el progreso que estamos haciendo día a día, y eso desmotiva a cualquiera”, nos detalla.
Por este motivo, recomienda, buscar incorporar hábitos en vez de poner todo tu foco en un resultado final. Y es que, en su opinión, cuando pones todo tu foco en el resultado, no harás sino vivir esperando al día que lo consigas, mientras que cuando lo que buscas es crear hábitos es más posible que disfrutes cada paso dado y, además, que tus propósitos duren más en el tiempo.
Y pone un ejemplo práctico: ‘Hacer una dieta después del verano para perder x kilos’ es un propósito con resultado final. El día que pierdas esos kilos volverás a tus hábitos de siempre, mientras que: ‘Aprender a comer de forma saludable’ busca incorporar un hábito y es para toda la vida.