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Si te has sentido más cansada últimamente, no te preocupes, es algo normal. Con la subida de temperaturas, el cuerpo suele agotarse más fácilmente. Esto es debido a que nuestro organismo se encuentra trabajando más para compensar la subida del mercurio y refrigerar y regular la temperatura. Por esto, si quieres sentirte menos fatigada, tienes que aliarte con tu propio cuerpo 

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El estrés también cansa 

Otra de las causas por las que te puedes sentir tan cansada es el estrés que produce el calor. Cualquier situación que genere un incremento de los niveles de estrés produce un aumento de la producción de cortisol y adrenalina. Ambas hormonas activan el organismo, preparándolo para luchar y enfrentarse a un escenario que se asume como peligroso. Sin embargo, el problema llega cuando la exposición a este estado de tensión se alarga en el tiempo. “Esta situación produce un estado de cansancio extremo que, además, se ve incrementado por el resto de consecuencias físicas de sufrir ansiedad o estrés: mala calidad o falta de sueño, trastornos gastrointestinales, dolores de cabeza, mareos, taquicardias…, que también terminan afectando a los niveles de energía”, indica la Dra. María Sánchez, e-Health Medical Manager en Cigna España.

 Para superar este cansancio, lo ideal es prevenir este efecto. "Si ya hemos experimentado esta sensación, lo único que podemos hacer es enfrentarnos a las causas subyacentes de sus síntomas, ya sea el estrés o la ansiedad, y emprender una serie de acciones para recuperar nuestros niveles de energía habituales”, añade la experta María Sánchez. 

 La especialista nos ofrece estos consejos para intentar contrarrestar el calor y superar el cansancio. 

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Duchas fresquitas 

Las neuronas y los receptores térmicos situados en la piel se activan para mandar un mensaje de alerta al resto del sistema, generando una respuesta en el organismo que hace que el cuerpo se active. Una ducha de agua fría de solo tres minutos es suficiente para contrarrestar algunos de los efectos de la fatiga crónica. Eso sí, este ejercicio no debe realizarse de golpe, sino comenzar con agua templada e ir bajando la temperatura.

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Viste alegre y ligera 

Nada mejor que el verano para apostar por colores llamativos. En este caso, serían el rojo, el naranja y el amarillo los más recomendados para estimular al sistema nervioso y sentirse más despierto. Transmiten energía, incitan a la actividad y elevan el ánimo.

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Energía con la dieta 

Nutrientes como el potasio o el hierro y compuestos como las proteínas y los azúcares son imprescindibles para que el cuerpo disponga de la fuerza necesaria para afrontar el día a día. Para recuperar la energía, lo mejor es combinar una dieta saludable con alimentos como los frutos secos, las semillas y las pipas, los plátanos, los higos, los huevos, el ajo o la avena. También es importante realizar ejercicio, ya que gracias al deporte se generan endorfinas, lo que aporta una recarga de energía.

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Bien hidratada 

Se ha comprobado que el efecto energético de tomar un refrigerio saludable es el mismo que el de ingerir una bebida energética azucarada refrescante. La diferencia es que es un hábito mucho más sano. Hay muchos ejemplos: agua con trozos de fruta, limonada natural… Hidratará al cuerpo, mantendrá la curva de la glucosa estable y pondrá en marcha el organismo para continuar la jornada con energía.

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Haz ejercicios de estiramientos 

Algo tan simple como realizar unos ejercicios de estiramiento contribuye a la eliminación de toxinas, al fortalecimiento de los músculos y a la disminución del estrés, facilitando un aporte de energía extra. Esto es especialmente beneficioso al levantarse, permitiendo que se active el sistema linfático tras el descanso nocturno. Se recomienda iniciar los estiramientos con movimientos suaves, primero de un lado durante 30 segundos y luego alternar con otro lado. Si se compatibiliza con respiraciones profundas, los beneficios serán mayores.

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Buen humor 

El verano invita a reunirse con el círculo más cercano y a pasar un rato agradable, lo que facilitará la recuperación de los niveles de energía. Al reírnos, el cuerpo segrega endorfina, catecolamina, adrenalina, serotonina y dopamina. Esto ayuda no solo a reducir los niveles de estrés y reactivarse, también sirve para reducir algunos tipos de dolor o para hacer frente a ciertos problemas cardiovasculares.

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Escucha música y canta 

La música es capaz de afectar directamente y de forma muy positiva al estado de ánimo, traduciéndose en un aumento de energía. Esta ventaja se incrementa enormemente si se acompaña cantando, ya que esta práctica requiere un control de la respiración, lo que equivale a un bombeo extra de oxígeno y, por ende, mayor sensación de energía.

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Disfruta de la naturaleza 

Se ha comprobado que caminar por la naturaleza, andar descalzos por la orilla del mar, dar un paseo por la ribera de un río, etc. aumenta la concentración, incrementa la creatividad y produce un aporte de energía, ya que provocan que la atención sea desenfocada, sin distracciones ni tensión extra.

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Respira

Una respiración profunda desde el diafragma ayuda a un mejor bombeo de la sangre, lo que permite disminuir la sensación de cansancio corporal y la tensión acumulada. Hay muchas tipologías de ejercicios que pueden practicarse para reactivarse. Por ejemplo:

1.     Buscar un lugar relajado y sentarse cómodamente, con la espalda recta.

2.     Colocar la lengua sobre el paladar superior e inhalar.

3.     Contar mentalmente hasta seis mientras se realiza el ejercicio y llenar el abdomen con aire. Mantener la respiración y exhalar, esta vez contando hasta doce.

4.     Repetir este ejercicio contrayendo y expandiendo el abdomen durante uno o dos minutos.

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