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Las verduras se convierten en la base de una dieta sana y no hay nutricionista que se precie que no las incluya siempre entre sus alimentos infalibles para mantener una alimentación equilibrada. Hoy queremos fijarnos en las verduras de hoja verde en concreto. Tal y como nos explica el nutricionista Ángel Soriano, miembro de Doctoralia, en general, las hortalizas y las verduras deberían ser la base de una dieta saludable, ya que son los alimentos que más variedad de nutrientes aportan. Destaca, además, la gran importancia de dichos nutrientes, que son una gran diversidad de vitaminas de todos los grupos (con excepción de la B12), antioxidantes, minerales importantísimos como el potasio o el magnesio, antioxidantes y, sobre todo, fibra tanto soluble como insoluble.

 

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Aportan pocas calorías y son fuente de minerales

Dentro de todos estos beneficios, podemos destacar las verduras de hoja verde por sus propiedades. Contienen muy pocas calorías para mucho volumen de alimento, por lo que puedes llenarte sin límite habiendo tomado pocas calorías. Además, su contenido en fibra y en agua aumenta su poder saciante. Y, como decíamos, contienen importantes minerales como el magnesio, el calcio, el hierro, el potasio y muchos más. El experto aclara que se estima que el 60% por la población padece déficits de magnesio, en parte debido al escaso consumo de verdura de hoja verde. El magnesio es un mineral muy importante ya que participa en más de 300 procesos fisiológicos, afectando su déficit a la calidad del sueño, calambres musculares o dificultad para bajar de peso entre otras muchas funciones. El potasio, por su parte, es muy importante para mantener unos niveles óptimos de energía y una correcta función del organismo.

 

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Alto contenido en fibra

El nutricionista también destaca su contenido en fibra alimenta a la flora intestinal beneficiosa, lo cual mejora las digestiones, el sistema inmune y evita otros problemas a la larga como desajustes hormonales, afecciones de la piel e, incluso, enfermedades crónicas que se originan por un desequilibrio en la flora intestinal. Gracias precisamente a esta fibra, va a mejorar el tránsito intestinal, evitando el estreñimiento y no solo sus molestias, sino que con ello se evita la formación de sustancias tóxicas en el intestino.

 

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Fuente de antioxidantes

Aún hay más ventajas que te aporta el consumo de verduras de hoja verde. Su contenido en antioxidantes combate radicales libres, por lo que además de tener un efecto antienvejecimiento, previene inflamaciones y enfermedades crónicas incluidas el cáncer. A todo ello hay que sumar que su consumo ayuda a reducir el colesterol y reduce la absorción de grasas en general, ya que la fibra atrapa a estas grasas, evitando su absorción por el intestino y facilitando que sean evacuadas.

 

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La importancia de la clorofila

Pero lo más importante de todo es su contenido en clorofila, responsable del color verde de este tipo de verduras, que tiene la capacidad de eliminar toxinas, sobre todo metales pesados, que son los culpables muchas enfermedades crónicas. Además, limpia el intestino y supone un magnífico alimento para las bacterias beneficiosas de la flora intestinal, lo cual supone a su vez una mejora del sistema inmunológico. Además, Ángel Soriano nos explica que la clorofila mejora la oxigenación de la sangre, por lo que supone un beneficio anticancerígeno, ya que las células cancerígenas se prefieren ambientes sin oxígeno. Por último, sabemos que mejora la digestión, evitando pesadez, flatulencias, etc. Interesantes para personas con reflujo, con estreñimiento o con digestiones pesadas.

 

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Ten especial cuidado al lavarlas

Es  importante, eso sí, lavarlas a conciencia antes de su consumo, para eliminar cualquier resto de suciedad o microorganismos patógenos. Y ten en cuenta que no es lo mismo limpiar verduras de hoja, que crucíferas como pueden ser el brócoli, las coles o el repollo. En el caso de las primeras, que son las que nos ocupan, hay que hacerlo de forma minuciosa hoja por hoja, para eliminar de esta forma posibles restos de tierra, y conviene eliminar la parte más externa, que suele estar más sucia y dañada. Por último, conviene secarlas.

 

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