Los datos del último estudio de AXA sobre la salud mental en España son alarmantes. Entre otras cosas porque el 23% de la población reconoce tener ansiedad; un 48% depresión; y un 59% estrés.
Un 64% que es susceptible de sufrir alguna de estas tres cosas. Y la cosa no promete mejorar porque en el caso de los jóvenes es un porcentaje que asciende al 85%. El 41% de las personas entrevistadas en España dijo tener que haber recurrido a ayuda profesional con medicación, el país con mayor uso de fármacos de la muestra. En palabras del doctor Javier García Campayo, médico psiquiatra y colaborador de la app de meditación Petit BamBou, "vivimos en una sociedad marcada por un gran malestar psicológico".
Según el doctor, todo lo anterior tiene mucho que ver con las expectativas que nos imponemos: lo que queremos lograr, lo que queremos ser, el reconocimiento que buscamos. "El problema es que cada logro solo nos satisface unos seis meses", asegura el médico. "Después nos acostumbramos, nos saturamos y ya no nos interesa. Es un proceso sin fin", agrega García Campayo. Pero, ¿por qué ocurre esto?
La adaptación hedónica
"Nos pasa a todos, incluso a las personas más exitosas o aparentemente satisfechas", dice Luis Guillén Plaza, psicólogo de Psicopartner. "Alcanzamos una meta, sentimos una alegría enorme y, con el paso de los meses, esa emoción se diluye. Lo que antes nos hacía vibrar, de pronto se vuelve parte de la rutina", sostiene. Nos cuenta que, a nivel psicológico, esto se llama adaptación hedónica.
Según el experto, nuestro cerebro está diseñado para buscar el equilibrio. "Cuando conseguimos algo importante (un ascenso, una pareja, una meta deportiva o material), se libera una gran cantidad de dopamina, el neurotransmisor asociado al placer y la recompensa. Esa ‘inyección emocional’ nos da energía, entusiasmo y una sensación de plenitud. Pero, pasado un tiempo, el cerebro se acostumbra a ese nuevo estado y deja de producir el mismo nivel de estimulación. Así, el logro que nos parecía enorme se convierte en nuestro nuevo punto de partida", explica.
Este mecanismo no es negativo en sí mismo; de hecho, tiene una función evolutiva. Si permaneciéramos eternamente en un estado de euforia, dejaríamos de movernos, de crecer o de buscar nuevos objetivos. La adaptación hedónica nos empuja, sin darnos cuenta, a seguir explorando, aprendiendo y evolucionando. El problema surge cuando interpretamos esa pérdida de entusiasmo como un fracaso personal o como señal de que "nada nos llena".
"En realidad, no se trata de que seamos inconformistas, sino de que estamos programados para adaptarnos", sostiene el psicólogo. Por eso, más allá de alcanzar logros, recomienda aprender a disfrutarlos de una manera consciente: tomarnos el tiempo de celebrar, de agradecer y de conectar con el sentido que hay detrás de cada meta.
Cuando cultivamos la gratitud, la atención plena y el propósito, más allá de la recompensa inmediata, la satisfacción se vuelve más estable y profunda. No depende tanto de lo que logramos, sino de cómo lo vivimos". Pero ¿cómo lo hacemos?
Cómo cultivar la gratitud y hacer que tus logros brillen
La psicóloga general sanitaria Sofía García Faya explica que "nuestro cerebro tiene tendencias, y una de ellas es la de enfocarse en lo negativo". Según la experta, "tendemos a pensar de forma automática en nuestros fracasos y, en cambio, pensar en nuestros logros requiere un gasto de energía, una atención más consciente". Sofía explica que pasa lo mismo con las emociones: las desagradables, de base, son más fuertes en duración e intensidad. Así que hay que esforzarse para equilibrar la balanza y hacer que nuestros logros brillen más y por más tiempo. Sofía recomienda hacer un ejercicio fácil.
Un ejercicio sencillo para hacer que tus logros brillen más que tus fracasos
Sofía sugiere hacer un "ejercicio de pensamiento elaborado sobre el logro". Anota estos pasos:
- Apunta el logro
- Describe cómo te hace sentir
- Toma nota de las habilidades, capacidades y fortalezas has utilizado para conseguirlo (son cosas que hay dentro de ti)
- Escribe el nombre de las personas que te han acompañado en el proceso
- Explica qué has aprendido: ¿se ha encendido una nueva virtud?
"Para que esto te salga de manera más natural, hay que acostumbrar al cerebro a crear esas conexiones neuronales para abrir camino a esa mentalidad positiva que lleva al reconocimiento de logros", explica Sofía, especialista en Psicología Positiva. "Para que ese camino se abra necesitamos repetición: repetir el acto de poner el foco en lo bueno. Apuntar pequeños logros diarios", señala. Pero ¡cuidado!: no hay que convertir este ejercicio en un hábito.
Cuándo hacer el ejercicio 'postlogro'
El ejercicio de apuntar pequeños logros diarios, para que funcione sin caer en la habituación es conveniente hacerlos 2 días a la semana durante 4-5 semanas, apuntando cada vez 3 pequeños logros. Para Sofía, lo mejor es hacerlo antes de dormir. "Siempre recomiendo que se escriba a mano en un cuadernito que te hayas comprado con ilusión solo para este ejercicio", sostiene.
Y en línea con esto, como indica la experta en entrenamiento cerebral Catalina Hoffmann, siempre es preferible que el cuaderno no tenga líneas ni cuadritos, porque fomenta la libertad creativa, permite organizar ideas de forma flexible y puede llevar a un estilo de escritura más personal y menos forzado. Verás que poco a poco empiezas a darte cuenta de todo lo que consigues y te sientes más plena y motivada para seguir subiendo escaloncitos que te hagan feliz.










