¿Sabías que el pulmón y el intestino grueso son una "pareja energética"? Así nos lo ha contado la nutricionista integrativa y doctora en Medicina Tradicional China, Estefanía Mata de las Heras. Es por este motivo por el que puedes tener molestias digestivas después de una gripe o un resfriado, porque, como señala la experta, tanto el pulmón como el intestino, son los encargados de "soltar" lo que el cuerpo no necesita.
Según nos dice Estefanía cuando el pulmón se bloquea, el intestino trabaja para compensar y, después, sufre las consecuencias. También ocurre a la inversa. La experta es gráfica al explicar que la nariz hace las veces de chimenea por donde el aire sale mientras que el intestino es ese lugar en el que se produce la combustión.
Pulmón e intestino están comunicados y cuando uno se resiente el otro también lo siente. "Cuando terminamos una gripe y desaparecen los síntomas respiratorios (tos, mucosidad, etc.), todavía hay un periodo en el que nuestro cuerpo sigue luchando. Se dice que la infección continúa, pero ahora en el intestino", explica Estefanía.
"A veces el cuerpo se queda atascado, y aparece el estreñimiento; otras veces, se vacía demasiado rápido y hay diarrea. También es frecuente que haya gases con mal olor o digestiones muy lentas, porque la microbiota intestinal ha quedado bastante alterada tras esta "lucha", nos cuenta.
¿Qué sienta bien al estómago después de una gripe?
"En esta etapa lo que el cuerpo necesita es calidez y suavidad", dice Estefanía. "Por eso, desde la alimentación, vamos a evitar absolutamente todo lo frío y crudo: smoothies fríos, licuados, ensaladas crudas, alimentos fríos en general y agua fría", agrega.
¿Por qué los desechamos? Según la experta, porque al introducir cosas frías enfriamos el aparato digestivo, y si hemos tenido heces muy sueltas o el intestino está inflamado e irritado, al añadir frío tensamos más la musculatura intestinal y la mucosa responde generando más moco, es decir, más diarrea. Esto siempre repercute en una bajada de energía: sentimos más cansancio y agotamiento, algo que ya ocurre de por sí tras una gripe, y con alimentos fríos se agrava.
Entonces, ¿qué tenemos que hacer para restablecer la energía y volver a la normalidad lo antes posible? Estefanía lo tiene claro: darle poco trabajo al aparato digestivo, es decir, hacerle el trabajo nosotros. Y eso se consigue evitando cosas crudas y cocinando los alimentos. Algunos ejemplos de comidas que según Estefanía nos sientan bien en esta situación son:
- Caldos caseros, siempre tibios o calientes (nunca hirviendo).
- Podemos añadir arroz, calabaza, jengibre, tomillo y boniato si hay mucho cansancio.
- Si hay estreñimiento, manzana cocida con canela.
- También ayudan las semillas hidratadas, como lino o chía, que contienen mucílagos que lubrican el intestino.
"Recordemos que si hemos tenido diarrea o heces muy sueltas los días anteriores, es normal que después haya uno o dos días de estreñimiento", advierte la nutricionista. "En ese caso, debemos hidratarnos con líquidos tibios: infusiones, agua templada y caldos (de hueso, si es posible, hechos en casa)", nos recomienda.
¿Cómo evitar tener gripe de nuevo?
Los alimentos que Estefanía recomienda priorizar para evitar caer de nuevo en un proceso gripal o resfriado son:
- "La vitamina C, que es maravillosa, se puede tomar como suplemento (vitamina C liposomal por la mañana) o a través de alimentos como papaya, cilantro o cítricos".
- "El zinc, fundamental para los resfriados y para preparar el cuerpo para el invierno, se encuentra en pescados y mariscos (2-3 veces por semana) o, si no, en suplemento de bisglicinato de zinc".
- "Y mi top one en hierbas: el aceite esencial de ravintsara, que para mí es lo mejor que hay. Recomiendo tomar tres gotitas en una cucharadita pequeña de miel, o mezcladas con aceite de coco (que además es antibacteriano y antivírico) por la mañana. Ayuda muchísimo a abrir las fosas nasales".
Por otro lado, recuerda que una buena gestión emocional es crucial para que el organismo funcione de forma correcta. Llevar una alimentación equilibrada, descansar, cuidar tus emociones, hacer ejercicio (si puede ser, al aire libre) e hidratarte bien son gestos fundamentales. Un cuerpo sano empieza con una mente en calma.