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Emociones

Mónica Muñoz, psicóloga: "La sensibilidad se malinterpreta, no hay personas demasiado intensas"


La experta en salud mental nos ayuda a descifrar por qué las personas muy sensibles y apasionadas reciben comentarios negativos


chica beso chico© Getty Images
Paula MartínsColaboradora de Moda y Estar Bien
18 de octubre de 2025 - 18:00 CEST

Te dicen que "eres demasiado", que "te tomas las cosas muy en serio" que tienes "demasiada energía", "eres muy intensa, "quizá muy sensible". Hay palabras que, aunque a priori parecen opiniones sin importancia, a veces vienen disfrazadas de consejo, y otras de reproche

Y, aunque al escucharlas por primera vez pueden pasar desapercibidas, es posible que al digerirlas más tarde te hayan hecho una herida silenciosa: la de no saber si encajas o si hay algo mal en tu forma de vivir las emociones.

chica apoyada chico© Getty Images

Muchas personas que se describen como sensibles o apasionadas aprenden pronto a contenerse. Temen ser vistas como exageradas, dramáticas o demandantes. Pero ¿qué pasa cuando esa contención se vuelve una forma de autoanulación? ¿Y si, en realidad, no somos demasiado, sino que otros no saben cómo manejar la intensidad emocional?

Mujer pelirroja feliz y disfrutando intensamente de la vida© Getty Images

Qué significa ser una persona  "demasiado intensa"

La psicóloga clínica Mónica Muñoz, directora de MM&cols (www.munozycols.com), nos ayuda a entender este fenómeno. "El término ‘intensa’ suele utilizarse de forma despectiva, especialmente hacia las mujeres, para deslegitimar sus emociones o su forma de vincularse. Se convierte en una etiqueta que patologiza la sensibilidad, la pasión o la implicación emocional, como si sentir profundamente fuera algo negativo".

Según Mónica Muñoz, “en realidad, no existen personas ‘demasiado intensas’ por naturaleza; lo que existe es una sociedad que a menudo no sabe cómo acoger la emocionalidad, especialmente cuando no se ajusta a los estereotipos de género". Vivimos, dice, en un contexto que premia la contención y la racionalidad, y penaliza la vulnerabilidad o la expresividad emocional, sobre todo en las mujeres.

Personas demasiado intensas psicología estar bien© Getty Images

“Mientras que a los hombres se les puede considerar apasionados o determinados, a las mujeres se las tilda de exageradas o inestables por mostrar la misma intensidad.” Lo que para una persona es “demasiado”, para otra puede ser simplemente autenticidad o entrega. La psicóloga invita a hacernos una pregunta clave: “¿Por qué nos incomoda tanto la expresión emocional del otro? ¿Qué nos está mostrando de nosotros mismos?”.

chico serio cama novia© Getty Images

Relaciones y responsabilidad afectiva

En las relaciones, la etiqueta de “intenso” también puede servir como excusa o punto de conflicto. "A veces, lo que se etiqueta como ‘intensidad’ puede ser una forma de expresar necesidades emocionales legítimas, y otras veces puede reflejar dinámicas relacionales que no son sostenibles para una de las partes", comenta la experta. Sin embargo, cuando se usa como motivo para distanciarse, puede esconder algo más profundo.

Mónica Muñoz, psicóloga: "No existen personas demasiado intensas por naturaleza" © Getty Images

"Cuando se utiliza como una excusa para dejar la relación puede esconder una falta de responsabilidad afectiva o una incapacidad para sostener la intimidad". La psicóloga añade que muchas veces las diferencias emocionales son, al inicio, fuente de atracción. “Alguien más racional puede sentirse fascinado por alguien emocionalmente expresivo, pero con el tiempo, si no hay un trabajo de comprensión mutua, esa diferencia puede generar conflicto.”

“No se trata de que una forma de ser esté mal, sino de si hay espacio para que ambas personas se sientan seguras y respetadas en la relación.” Esa es, según Mónica Muñoz, la clave de cualquier vínculo sano: el respeto mutuo a los ritmos y sensibilidades de cada uno.

Mujer feliz cenando en la playa© Getty Images

Cómo gestionar la intensidad emocional sin reprimirla

Si tienes mucha energía, te emocionan fácilmente los acontecimientos, o, simplemente, te gusta demasiado compartir todo lo que te pasa, debes saber que no vas por el camino equivocado. Eres así, y está bien. Sin embargo, si esta manera de ser a ti te incomoda inseguridad (no por lo que digan los demás, sino a ti misma, contigo), entonces hay varias maneras mediante las cuales puedes tratar de reducir la velocidad.

Personas demasiado intensas psicología estar bien© Getty Images

Cuando hablamos de gestionar la intensidad, la experta propone una mirada más compasiva: “Primero, es importante dejar de ver la ‘intensidad’ como un defecto. Si una persona siente ‘mucho’, eso no es algo que deba ‘corregirse’, sino comprenderse.” Sin embargo, si esa intensidad genera malestar, sí conviene aprender a regularla sin reprimirla.

"Si esa intensidad genera malestar, tanto en quien la vive como en quien la acompaña, sí puede ser útil trabajar en la regulación emocional, en la comunicación asertiva y en el establecimiento de límites sanos.” Así, sentir profundamente no implica sufrirlo, sino encontrar un modo equilibrado de expresarlo.

amigas sonriendo © Getty Images

Aprender a convivir con la diversidad emocional

Mónica Muñoz explica que "para quien se siente ‘demasiado intenso o intensa’, puede ser liberador entender que sus emociones no son un problema, pero que sí puede aprender a expresarlas de forma que no le generen sufrimiento ni a ella ni a los demás". La empatía y la comunicación, añade, son también fundamentales para quienes conviven con alguien emocionalmente intenso.

Mónica Muñoz, psicóloga: "No existen personas demasiado intensas por naturaleza" © Getty Images

Si vamos un paso más allá, y eres de las que se encuentran al otro lado y tienen cerca a alguien que siente, vive las cosa o se altera mucho, también hay algunos consejos que pueden valer para que lleves mejor esa situación que te incomoda: "Para quien convive con alguien así, es clave cultivar la empatía, evitar los juicios y aprender a comunicar sus propias necesidades sin invalidar las del otro", cuenta la experta. En el fondo, no se trata tanto de cambiar quiénes somos, sino de aprender a convivir con lo que sentimos .

“En definitiva, más que ‘gestionar la intensidad’, se trata de aprender a convivir con la diversidad emocional, desde el respeto, la escucha y la responsabilidad afectiva.” Quizás, al final, no seamos “demasiado” nada; simplemente, somos profundamente humanos.

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