Ir al contenido principalIr al pie de página
Es Tendencia

Irene Sendino, médico-nutricionista: "Estamos más intoxicados, pero el problema es que no dejamos al cuerpo limpiarse y regenerarse con un buen descanso nocturno"


La autora del libro 'Vive sin inflamación' nos cuenta las claves para reconectar con nuestro cuerpo y deja claro que cuidarse no es complicarse la vida, es entenderla mejor


Irene Sendino© Samu Pérez
Cristina ÁlvarezRedactora senior de Actualidad y Belleza
11 de octubre de 2025 - 6:15 CEST

Cada vez más personas sufren cansancio crónico, problemas digestivos o intolerancias sin encontrar una causa clara. La doctora Irene Sendino, especializada en patología digestiva y enfermedades autoinmunes o inflamatorias y autora del libro Vive sin inflamación, analiza por qué el ritmo de vida actual nos desconecta del cuerpo y qué podemos hacer para recuperar el equilibrio. La médico integrativa y nutricionista propone una visión sencilla y realista de las problemáticas de la sociedad actual, compartiendo hábitos sencillos y sostenibles en el tiempo que de verdad transforman la salud desde dentro

"El cuerpo siempre nos manda señales, pero con nuestro ritmo de vida las ignoramos para poder seguir adelante con todo"

Irene Sendino, médico integrativa y nutricionista
Los mejores suplementos nutricionales para verte más guapa© holidermie

Cada vez hay más personas con problemas digestivos, ¿a qué crees que se debe?

Vivimos rodeados de un cóctel de factores que antes no existían: estrés constante, poco descanso, comidas rápidas llenas de ultraprocesados, antibióticos usados sin medida y un entorno cargado de contaminantes y disruptores endocrinos. Todo esto daña nuestra mucosa intestinal y a la microbiota que vive en ella. Pero el intestino no es un simple “tubo” por el que pasa la comida: es, junto con la piel, la gran frontera del cuerpo, la que decide qué sustancias entran en la sangre y cuáles no. Si esa frontera se debilita, el sistema inmunitario —que en gran parte vive ahí— se resiente. Y de ahí el aumento que vemos en alergias y enfermedades autoinmunes también.

¿Dirías que ahora nuestro cuerpo está más intoxicado?

Sí, puede que estemos más intoxicados, pero esto no sería un problema si le diéramos al cuerpo la posibilidad de limpiarse y regenerarse. ¿Cómo? Con lo más básico: un buen descanso nocturno. Cenar pronto, sobre las 7 como en muchos otros países, y acostarnos temprano permite que llegue ese sueño profundo —que se da sobre todo entre las 22:00 y las 02:00— en el que el hígado, nuestro gran detoxificador, pueda hacer su trabajo en lugar de estar entretenido con la digestión.

En tu libro mencionas 10 síntomas que indican que algo no está bien, ¿cuáles son esas 'red flags' que no debemos ignorar? 

Menciono señales muy claras: cansancio cronificado, digestiones pesadas, gases o estreñimiento, migrañas, dolores articulares, cambios en la piel, caída de cabello, cambios bruscos de peso o apetito, infecciones recurrentes, sensibilidad a la temperatura o estados de ánimo que se desregulan sin explicación.

¿El cuerpo siempre nos manda señales?

Sí, el cuerpo siempre nos manda señales. El problema es que, con nuestro ritmo de vida, hemos tenido que ignorarlas durante mucho tiempo para poder seguir adelante con todo y, en ese camino, nos hemos desconectado de ellas. Pero nuestro cuerpo no entiende de agendas ni de obligaciones. Primero nos avisará con pequeños susurros —cansancio, molestias digestivas, dolor de cabeza— y, si no hacemos cambios, terminará gritando en forma de síntomas más graves que nos obliguen a parar por fuerza mayor. La diferencia está en si decidimos escuchar a tiempo o esperar a que nos obligue a hacerlo.

Problemas digestivos con la dieta y dolor de tripa y abdomen© Getty Images

Ahora hay más conciencia, pero también sobreinformación, ¿cómo podemos distinguir entre información fiable y mensajes basados en modas?

Creo que es complicado defendernos de tanta información, así que no queda otra que construir un pensamiento crítico. Aprender a contrastar lo que escuchamos, aunque venga de alguien a quien admiramos, y mantenernos abiertos a nuevos discursos. Hoy en día no falta información, lo que falta es contexto. Por eso, más que seguir cada tendencia, deberíamos preguntarnos si tiene sentido para nuestro cuerpo y nuestro estilo de vida.

¿Hay alguna tendencia que te parezca absurda o errónea?

Uno de los ejemplos más claros son los zumos detox. Se venden como la solución rápida para “limpiar el cuerpo”, pero la mayoría están hechos solo con frutas y pueden elevar la glucosa en sangre sin aportar apenas minerales. Si realmente quieres ayudar a tu cuerpo a depurarse, no necesitas batidos verdes: necesitas descanso, sueño profundo y una buena hidratación. Incluso un pequeño ayuno bien hecho puede ser mucho más beneficioso. Al final, no hay mejor “detox” que dejar al cuerpo hacer su trabajo sin interferencias.

Media Image© Getty Images

"Comer bien puede ser sencillo y accesible. Lo caro son las enfermedades derivadas de no cuidarte"

Irene Sendino, médico integrativa y nutricionista

Hay opiniones encontradas respecto al tema de la suplementación, ¿es necesaria realmente?

Como enseño en mi libro, los suplementos son la cima de la pirámide, no la base. Antes deben estar los hábitos: dormir bien, moverse, alimentarse de forma real y aprender a gestionar el estrés. Una vez que eso está cubierto, algunos suplementos pueden marcar la diferencia y ayudarnos a optimizar el proceso, pero por mucha gasolina de calidad que pongamos a nuestro coche, si este no tiene buenas ruedas, no avanzará: la base siempre son los hábitos.

¿Todos los suplementos sirven para todo el mundo?

No. Igual que no todos necesitamos gafas, tampoco todos necesitamos magnesio o vitamina D. Cada cuerpo tiene su propio contexto y sus carencias. Lo ideal es personalizar en función de analíticas, síntomas y estilo de vida. La suplementación puede ser muy útil, pero solo si responde a una necesidad real.

¿Cuál sería el 'combo infalible' para cuidar nuestra salud por dentro y por fuera?

No me gusta hablar de "combos infalibles", porque cada cuerpo tiene sus propias prioridades. Dicho esto, si tuviera que elegir un pack básico para la mayoría, apostaría por magnesio, omega-3 y vitamina C. Son nutrientes en los que la deficiencia es muy común y, en el caso de la vitamina C, juega un papel antioxidante clave, sobre todo en épocas de estrés o falta de sueño. La vitamina D también puede ser fundamental, aunque aquí hay un matiz importante: lo que solemos medir en analítica es la forma de reserva [25(OH)D], no la activa [1,25(OH)₂D]. Por eso, antes de suplementar, conviene asegurarse de qué necesitamos realmente.

Algunos suplementos o medicamentos están relacionados con la aparición de acné© Getty Images

¿Cuál dirías que es el más potente y efectivo en términos de propiedades antienvejecimiento

Si tuviera que elegir dos suplementos realmente interesantes en antienvejecimiento, serían la creatina y la coenzima Q10. La creatina, aunque se asocie al deporte, es un gran aliado para la salud femenina: ayuda a mantener la masa muscular, la fuerza, la densidad ósea y la claridad mental, especialmente en la menopausia. Es lo que yo llamo un "rejuvenecedor funcional", porque sostiene la energía y la vitalidad diaria. La coenzima Q10 actúa más a nivel celular: es esencial para que las mitocondrias —las baterías de nuestras células— produzcan energía de forma eficiente. Con la edad, sus niveles bajan, y eso se traduce en fatiga, piel más apagada y menor capacidad de regeneración. Combinadas, ayudan a conservar lo más importante con el paso del tiempo: la energía, la fuerza y la sensación de bienestar.

Cada vez más personas padecen intolerancias, mientras que hace años eran prácticamente desconocidas

Como decíamos al principio, nuestro intestino se ve más agredido que nunca: exceso de picoteo, procesados, antibióticos, pesticidas, disruptores, estrés constante y un estilo de vida muy distinto al de nuestros abuelos. Todo eso altera la microbiota y debilita la barrera intestinal, que es la frontera que decide qué entra y qué no en nuestro cuerpo. Cuando esa barrera se vuelve permeable, el sistema inmunitario se encuentra con demasiados estímulos extraños y, ante la duda, prefiere sobreactuar para protegernos. Esa reacción defensiva acaba generando lo que hoy llamamos sensibilidades o intolerancias. No es que el cuerpo esté fallando, es que está intentando defendernos de un entorno que lo sobrecarga.

¿Las intolerancias pueden mejorar o desaparecer con el tiempo?

A veces sí pueden mejorar, especialmente cuando se trabaja sobre la causa. Si el intestino se regenera, la inflamación se calma y cuidamos la microbiota con cambios en el estilo de vida y suplementación adecuada, muchas intolerancias mejoran o incluso desaparecen. Eso sí, hay excepciones: por ejemplo, la celiaquía o la alergia a los frutos secos son procesos inmunológicos bien definidos y, en la mayoría de los casos, no desaparecen. Pero sí pueden controlarse y reducir su impacto con un abordaje integral, que incluya una buena salud intestinal, regulación del sistema inmune y manejo del estrés. En definitiva, el cuerpo tiene una enorme capacidad de recuperarse si le damos el entorno y el tiempo que necesita

"Cenar pronto permite que el hígado pueda hacer su trabajo, en lugar de estar entretenido con la digestión"

Irene Sendino, médico integrativa y nutricionista
Cuidado de la piel© Getty Images

¿Podrías explicar fácilmente qué son los disruptores endocrinos? 

Son sustancias que interfieren con nuestras hormonas: algunas las imitan y otras las bloquean o alteran cómo se producen y metabolizan. Están en cosas muy cotidianas: ciertos plásticos y envases, pesticidas, perfumes/cosmética y algunos recubrimientos antiadherentes. En cosmética, el problema no es la 'silicona' en general, sino algunos siloxanos cíclicos (D4, D5, D6) que la UE ya ha restringido. ¿Por qué importan? Porque el sistema hormonal es muy sensible y la exposición baja pero constante se ha asociado a alteraciones tiroideas, problemas reproductivos, cambios metabólicos y otros desajustes.

¿Qué cambios sencillos podemos hacer para reducir nuestra exposición?

Puedes hacer mucho con pequeños gestos: usa vidrio para almacenar y calentar comida; en la cocina, prioriza acero, hierro o cerámica y evita sobrecalentar o usar sartenes antiadherentes dañadas; en el baño, apóyate en apps como INCI Beauty o Clean Beauty  para elegir cosmética sin parabenos/ftalatos y fíjate en evitar siloxanos cíclicos; y en casa, ventila a diario para reducir compuestos volátiles. No se trata de vivir con miedo, sino de bajar la exposición acumulada y dejar que el cuerpo vaya recuperando su equilibrio.

¿Piensas que si entendiéramos mejor cómo funciona nuestro cuerpo cambiaríamos la manera de cuidarnos?

Sin duda. Siempre digo que el entendimiento es la clave. Solo prestamos atención a lo que comprendemos, y muchas veces no cambiamos ciertos hábitos por puro desconocimiento. Cuando entiendes que tu microbiota influye en tu ánimo o que una mala noche afecta directamente a tu sistema inmune, ya no ves igual tus elecciones. En el fondo, cuidarse no es complicarse la vida, es entenderla mejor.

Alimentación saludable© Getty Images

En consulta, ¿con qué tipo de problemas acuden con más frecuencia tus pacientes?

Diría que los problemas digestivos. Cada vez veo más casos de hinchazón, dolor abdominal, estreñimiento o diarreas que se cronifican. También son muy frecuentes los trastornos tiroideos, las alteraciones menstruales y el cansancio persistente, y muchas veces todo está conectado: detrás suele haber un denominador común, una base de inflamación y desajuste intestinal que el cuerpo va manifestando de distintas formas

Se dice que "comer bien y cuidarse es caro". ¿Crees que la industria alimentaria dificulta el acceso a una alimentación saludable?

Lo caro son las enfermedades derivadas de no cuidarte. Comer bien puede ser sencillo y accesible si priorizas lo básico: verduras y frutas de temporada, carne de pasto, pescado y huevos. Otra cosa es que la industria nos lo ponga fácil: lo ultraprocesado está en todas partes, es más visible y, a menudo, más barato. Pero la salud no tiene precio; cuando la pierdes, ya no hay nada más caro que recuperarla. Y, si alguna vez algo te parece caro, hazte esta pregunta: ¿caro comparado con qué? ¿Unas zapatillas de moda? ¿Un viaje a Bali? La verdadera inversión es siempre la que haces en ti

Mujer durmiendo© Getty Images

A modo de curiosidad, ¿cómo es la rutina que sigues día a día?

Duchita, paseo, cafecito. Empiezo el día con una duchita fresquita, un paseo corto y un café tranquilo. Desayuno ligero —algo de proteína y fruta— y dedico la mañana a mis pacientes. A mediodía siempre reservo un hueco para moverme, ya sea entrenar o simplemente salir a caminar. Por la tarde, si no tengo consulta, suelo escribir, investigar o preparar contenidos, y termino el día con una cena ligera y alguna práctica de desconexión: leer, meditar o, simplemente, apagar pantallas y dejar espacio para el silencio. Reconozco que esa última parte es la que más me cuesta, porque como me apasiona mi proyecto, muchas veces me resulta difícil desconectar y pasar del modo 'crear' o 'hacer' a ese estado de calma y silencio. Todos siempre tenemos cosas en las que mejorar

¿Qué le dirías a una persona que esté cansada de sentirse mal y que tenga ganas de empezar un cambio?

Primero, si pudiera, le daría un abrazo, porque sé de primera mano lo frustrante que es esforzarse una y otra vez y sentir que nada cambia. Y después, trataría de devolverle la esperanza: el cuerpo tiene una sabiduría inmensa. Cuando le das espacio, descanso y cuidado adecuado, sorprende la capacidad que tiene de recuperarse. No hay que hacerlo perfecto ni de golpe; basta con empezar, y poner el foco en encontrar un equilibrio sano y compatible entre lo que te hace bien y lo que te permite disfrutar

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.