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Comer frente al ordenador tiene consecuencias: así puede afectar a tu salud digestiva


Los expertos apunta que comer rápido hace que no mastiquemos bien, lo que provoca que traguemos trozos más grandes de comida y más aire de lo normal, pudiendo provocar sensación de pesadez, hinchazón o incluso reflujo


Mujer comiendo en la oficina © Getty Images
10 de octubre de 2025 - 6:15 CEST

Que levante la mano quien lo ha hecho alguna vez: comer rápido, sentada en la silla de la oficina, frente al ordenador. Los expertos alertan de cómo el ritmo de vida moderno, que nos hace ir demasiado rápido en muchas ocasiones, lo que hace que comamos en cuestión de minutos o que nos saltemos comidas, puede influir de forma negativa en nuestra salud digestiva, e incluso motivar la aparición de problemas de salud como puede ser la dispepsia funcional.

“Comer de forma apresurada, muchas veces frente al ordenador, y el estrés afectan la función digestiva al comprometer la barrera intestinal. Esta barrera depende de proteínas que mantienen unidas las células intestinales; cuando se altera, aumenta la permeabilidad y permiten el paso de sustancias que no deberían atravesar la mucosa”, nos detalla el doctor Luis Herrera, director médico de Schwabe Farma Ibérica, que remarca que, además, componentes comunes en la dieta moderna, como azúcares simples, grasas, gluten, sal, alcohol y aditivos, potencian este efecto, disminuyendo la eficacia de la barrera y contribuyendo al malestar digestivo.

Tomarte el tiempo para comer despacio, en un ambiente tranquilo y sin distracciones, ayuda a tu cuerpo a procesar mejor los alimentos, mejorar la absorción y reducir las molestias

Doctor Luis Herrera

Comer deprisa y frente al ordenador, una mala idea

Es un hecho que el ritmo acelerado del día a día nos lleva a comer rápido y frente al ordenador, lo que puede afectar negativamente a la digestión. “La prisa hace que no mastiquemos bien, lo que provoca que traguemos trozos más grandes de comida y más aire de lo normal, pudiendo provocar sensación de pesadez, hinchazón o incluso reflujo”, nos comenta el experto. Además, no podemos olvidar un aspecto importante: estar frente a la pantalla genera estrés y desconexión en el acto de comer, lo que puede aumentar la ingesta sin darte cuenta y empeorar los síntomas digestivos“.

Qué es la dispepsia funcional

¿Cómo se diferencia la dispepsia funcional de otros trastornos digestivos como el reflujo o el síndrome de intestino irritable? Tal y como nos explica el doctor, la dispepsia funcional se diferencia del reflujo y del síndrome de intestino irritable principalmente por la localización y tipo de síntomas. “En la dispepsia funcional predominan molestias en la parte alta del abdomen, como plenitud, saciedad precoz o dolor epigástrico, sin evidencia de daño estructural. En el reflujo, los síntomas clave son la acidez y la regurgitación, mientras que en el SII hay dolor abdominal asociado a cambios en el hábito intestinal. Aunque pueden coexistir, tienen criterios diagnósticos y mecanismos distintos”, nos detalla.

mujer joven con ropa deportiva comiendo sentada en la encimera de la cocina© Adobe Stock

Qué tenemos que cambiar en la dieta

Por todo ello, nos planteamos qué cambios en la dieta pueden ayudar a mejorar los síntomas de la dispepsia funcional. “Seguir un patrón dietético saludable es clave para su manejo. Una dieta rica en frutas, verduras y alimentos frescos, como la dieta mediterránea, está asociada con una reducción de los síntomas gracias a su efecto antiinflamatorio y regulador de la función digestiva”, nos cuenta el especialista, que incide, además, en otro aspecto importante: el número de comidas al día influye en la aparición del malestar. “Realizar al menos tres comidas principales diarias se relaciona con menor riesgo de dispepsia funcional, en comparación con quienes consumen solo una comida. Por tanto, mantener una alimentación equilibrada, tanto en calidad como en regularidad, es fundamental para controlar este trastorno”, nos cuenta.

¿Qué alimentos o componentes dietéticos se deberían evitar?

Entre los principales alimentos que alteran la integridad de la barrera intestinal, el doctor destaca los alimentos grasos, muy condimentados, las bebidas carbonatadas, el alcohol, el café y los productos ultraprocesados. “El trigo y el gluten también son frecuentemente señalados por los pacientes con dispepsia funcional, aunque en muchos casos la sensibilidad no está mediada por el gluten en sí, sino por otros componentes como los fructanos. Estos elementos pueden aumentar la permeabilidad intestinal, afectando su función protectora. Por tanto, limitar su consumo puede contribuir no solo a reducir los síntomas, sino también a preservar la función de la mucosa digestiva”, añade.

Una dieta rica en frutas, verduras y alimentos frescos, como la dieta mediterránea, está asociada con una reducción de los síntomas gracias a su efecto antiinflamatorio y regulador de la función digestiva

Doctor Luis Herrera

La relación entre el estrés y la permeabilidad intestinal

Hay un enemigo de nuestro día a día que tenemos que tener muy en cuenta: el estrés, que puede afectar el equilibrio de las bacterias en el intestino, lo que debilita la barrera que lo protege. “Cuando esta barrera se vuelve más ‘permeable’, deja pasar sustancias que normalmente no deberían entrar, lo que puede causar molestias digestivas. “Además, el estrés y la ansiedad hacen que el sistema nervioso reaccione de forma exagerada a los estímulos del estómago, lo que aumenta la sensibilidad y el malestar. Esta combinación puede empeorar los síntomas en personas con dispepsia funcional y hacer que el malestar sea más intenso o frecuente”, nos detalla.

Por eso, nos planeamos si se puede mejorar la dispepsia funcional con técnicas de manejo del estrés como la meditación o el mindfulness. En opinión del doctor, son una buena alternativa. “Intervenciones como la terapia cognitivo-conductual basada en mindfulness y la meditación guiada, pueden ser herramientas muy útiles en el manejo de la dispepsia funcional. Cuando se integran como complemento al tratamiento médico, estas técnicas no solo ayudan a reducir los malestares digestivos, sino que también contribuyen a mejorar la calidad de vida del paciente, disminuyendo los niveles de ansiedad y depresión, y mejorando el sueño, factores que suelen estar íntimamente relacionados con los síntomas gastrointestinales”, nos cuenta.

Recomendaciones útiles para una buena salud digestiva

  • Lo ideal es mantener una rutina diaria que combine una alimentación equilibrada, manejo del estrés y ejercicio regular.
  • Comer a horarios fijos, despacio, evitando ultraprocesados, frituras y exceso de alcohol o cafeína, junto con una dieta rica en fibra y buena hidratación, ayuda mucho a la función digestiva.
  • Dormir bien, realizar ejercicio con regularidad y practicar técnicas como mindfulness o respiración profunda también es clave, ya que el intestino responde directamente al estrés.  

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