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En primera persona

María Adrio, paciente en tratamiento por sobrepeso: “Mi mayor miedo es recuperar el peso perdido, pero no por una cuestión de estética”


La obesidad es una de las grandes amenazas para la salud pública y es considerada como una enfermedad. Los casos graves afectan a tres veces más mujeres que hombres


María Adrio, paciente en tratamiento por sobrepeso© María Adrio
1 de octubre de 2025 - 12:30 CEST

Aunque la obesidad es uno de los grandes desafíos sanitarios de nuestro tiempo, su impacto en las mujeres sigue siendo analizado desde una perspectiva insuficiente. Por eso es tan importante seguir poniendo el foco en este problema de salud que afecta a miles de mujeres en todo el mundo. De lo que no cabe duda es de que estamos ante una de las grandes amenazas para la salud pública en el siglo XXI, y su impacto en las mujeres es especialmente alarmante. Según la Federación Mundial de la Obesidad, los casos graves afectan a tres veces más mujeres que hombres, una brecha que también se refleja en España, donde el sobrepeso ha crecido de forma notable entre la población femenina en los últimos años. 

Teniendo muy presente esta realidad, se ha presentado recientemente el capítulo Obesidad y mujer del Libro Blanco Salud y Género, elaborado por las doctoras Clotilde Vázquez, Teresa Montoya, Clotilde Fernández y Bogdana Luca, con el respaldo de Lilly. Este trabajo analiza las causas específicas de la obesidad femenina, el papel de las hormonas en distintas etapas vitales, el impacto de la menopausia, y las comorbilidades asociadas, como la infertilidad o ciertos tipos de cáncer. Además, pone el foco en el estigma sanitario y social que enfrentan las mujeres con obesidad, y reivindica un abordaje más justo, personalizado y libre de prejuicios.

Sobre todo ello hemos tenido la ocasión de hablar tanto con una paciente con sobrepeso, la farmacéutica María Adrio, que sabe muy bien lo que es afrontar este problema de salud en primera persona. 

Media Image© Getty Images

¿Cuándo empezaste a notar que tu peso afectaba tu salud o tu bienestar emocional?

Yo siempre he creído en mí y nunca le había dado importancia a la obesidad, pero el día que me diagnosticaron apnea del sueño y me dijeron que para dormir necesitaba una máquina de oxígeno, marcó un antes y un después. Eso, a nivel emocional, fue duro.

Aunque mis analíticas estaban bien, me empecé a preocupar. De hecho, mi cuñada, que es endocrina, me dijo que quizás debía valorar contar con un seguimiento mayor y a raíz de ahí fue cuando inicié un tratamiento bajo la supervisión de mi médico. 

¿Qué emociones te han acompañado en este proceso: frustración, culpa, miedo, esperanza?

En mi caso la parte mental no ha supuesto un problema porque siempre he sido muy segura. Quizás es duro ver que socialmente no se perciba la obesidad como una enfermedad crónica y sigamos pensando que es cuestión de parar de comer, pero es como si le dices a alguien que deje de fumar… pero si no puedo con la vida, ¿cómo voy a correr?

Yo, afortunadamente, puedo acceder a un tratamiento que ha mejorado mi vida. Hoy, mi mayor miedo es recuperar el peso perdido, pero no por una cuestión de estética, sino porque ahora soy consciente de todo lo que puedo hacer y que antes era inviable por exceso de peso. Pero no podemos olvidar que estos medicamentos no son un milagro y que es importante adquirir un compromiso y aprender a vivir de forma saludable. 

Veo fotos de antes y soy consciente del cambio tan importante que he hecho y de cómo ha mejorado mi calidad de vida

María Adrio

¿En qué momento entendiste que la obesidad no era solo una cuestión estética, sino un problema de salud?

Fui consciente de la gravedad cuando mi médico me dijo que tenía apnea obstructiva del sueño. Como mis analíticas eran buenas, yo no pensaba que tuviera ningún problema, pero lo cierto es que no todo se puede ver con una analítica y a veces son necesarias otras pruebas…

La estética para mí no fue era un problema. Sin embargo, a los 6 meses de haber empezado con un medicamento para tratar la obesidad y con 41 kilos menos, me siento más ligera y no uso tanto el coche como antes. Veo fotos de antes y soy consciente del cambio tan importante que he hecho y de cómo ha mejorado mi calidad de vida.

¿Crees que la sociedad está preparada para entender la obesidad como una enfermedad crónica?

Es una enfermedad crónica, pero hay mucho por hacer a nivel social para que se vea como tal. Cuando vemos a alguien con sobrepeso u obesidad solemos pensar que es una cuestión de dejadez, pero el problema va más allá. Cuando tienes obesidad, vas ganando peso y, aunque quieras, es muy complicado revertirlo. 

Mucha gente piensa que con dejar de comer se arregla todo y no es tan fácil. Es una enfermedad crónica porque se escapa de nuestro control y entran en juego factores como el estrés, la ansiedad, las hormonas… 

mujer pesándose en la báscula© Getty Images

¿Has sentido que los profesionales sanitarios te han tratado con empatía o con prejuicio?

Con empatía casi siempre. Desde que empecé con el tratamiento me han ayudado muchísimo, aunque también he tenido experiencias más negativas como cuando tuve un cálculo renal y me dijeron que tenía sobrepeso. En esos momentos, te sientes culpable de todo lo que ocurre.

Ya no me duelen las articulaciones al hacer ejercicio y no me pierdo ni una sesión de entrenamiento. Esto me hace encontrarme mejor y querer seguir por este camino

María Adrio

¿Cómo ha afectado la obesidad a tu autoestima y a tu relación contigo misma?

Yo, particularmente, tengo suerte porque no me ha afectado mucho a nivel emocional, pero conozco a otras personas que sí que lo han pasado mal en ese sentido. Al final es una cuestión de carácter y cada persona lo vive de una forma.

¿Qué papel ha jugado la salud mental en tu proceso de cambio o aceptación?

Yo siempre estuve contenta pero ahora me encuentro mucho mejor. A nivel anímico tengo la suerte de que no he necesitado apoyo especializado, pero mi familia ha sido un pilar fundamental.

¿Has recibido algún tipo de tratamiento médico, nutricional o psicológico? ¿Cómo ha sido tu experiencia?

Yo estoy en tratamiento desde hace un año, pero de nada sirve la medicación si no hay un plan nutricional y deportivo detrás. A mí, en especial, los ejercicios de fuerza me están ayudando mucho.

Como persona con sobrepeso, he hecho dietas de todo tipo. Efectivamente, puedes perder peso, pero es necesario que esa dieta sea sostenible en el tiempo

María Adrio

¿Qué tipo de ayuda te ha resultado más útil: terapia, educación nutricional, actividad física, apoyo emocional?

Para mí están siendo fundamentales la actividad física y la educación nutricional. Antes no le daba importancia a no poder hacer deporte, pero ahora mi cuerpo responde. Ya no me duelen las articulaciones al hacer ejercicio y no me pierdo ni una sesión de entrenamiento. Esto me hace encontrarme mejor y querer seguir por este camino.

¿Qué opinas de las dietas restrictivas o los tratamientos milagro que se promueven en redes sociales?

Como persona con sobrepeso, he hecho dietas de todo tipo. Efectivamente, puedes perder peso, pero es necesario que esa dieta sea sostenible en el tiempo. Si no aprendes a comer, si no haces deporte, esas dietas no valen para nada. 

¿Qué le dirías a alguien que está empezando a enfrentarse a la obesidad como enfermedad?

Si yo pude, todo el mundo puede. Hay que tener ganas de hacerlo y que se puede hacer. Lo importante es contar con seguimiento médico y mantener para siempre un estilo de vida saludable. 

Clotilde Vázquez, jefa corporativa de endocrinología y nutrición de la Fundación Jiménez Díaz y Red 4H Quironsalud© Clotilde Vázquez
Clotilde Vázquez, jefa corporativa de endocrinología y nutrición de la Fundación Jiménez Díaz y Red 4H Quironsalud

Hemos tenido también la ocasión de hablar sobre este problema de salud con la doctora Clotilde Vázquez,  jefa corporativa de endocrinología y nutrición de la Fundación Jiménez Díaz y Red 4H Quironsalud. "La obesidad hace tiempo ya que está considerada como un problema de salud pública de primer orden y está definida -tanto por la OMS como por las sociedades científicas españolas- como una enfermedad, no como un problema estético. Es una patología que tiene repercusiones estéticas, pero que es una enfermedad. El problema es que la sociedad todavía no lo ha integrado como tal", nos anticipa la doctora.  

¿Por qué es importante abordar la obesidad desde una perspectiva de género?

La perspectiva de género es importantísima en salud, como se está viendo en casi todas las especialidades. Desde siempre los que hemos trabajado en la especialidad de Endocrinología nos hemos dado cuenta de que la obesidad se presenta, responde a las medidas y cuenta con características muy diferentes en la mujer frente al hombre. Hoy día se sabe que es por muchas razones: biológicas, hormonales, psicológicas, sociales, etc. La obesidad es mucho más dañina en la mujer desde diferentes puntos de vista y, por tanto, distinta a las repercusiones que tiene en el hombre. 

¿Qué diferencias clave existen entre la obesidad en mujeres y en hombres, tanto en causas como en consecuencias?

La diferencia clave entre hombres y mujeres reside en las causas, en los momentos en los que se inicia el almacenamiento de grasa, que en la mujer son los momentos de cambios hormonales. Salvo las obesidades con gran componente genético que, tanto en hombres como en mujeres, son desde el nacimiento y que además comparten con otros familiares. 

Como decía, la mujer tiene multitud de “momentos” como son la adolescencia, los embarazos (a veces los postpartos), la lactancia y la menopausia. Es decir, la vulnerabilidad que tiene una mujer con esos cambios tan bruscos que se producen en esos momentos es enorme. Por otro lado, lo emocional. Hay un nexo todavía no muy bien conocido, pero que tiene su trasfondo biológico, entre situaciones emocionales y aumento de peso. Eso en la mujer es mucho mayor. Por ejemplo: una pérdida brusca, un acontecimiento traumático o la muerte de alguien muy cercano puede desencadenar cambios metabólicos, neurohormonales, del sistema nervioso central y simpático (todavía poco conocidos aún) que se traducen en un almacenamiento de la grasa. En el hombre, en cambio, la obesidad adquirida tiene como causas más frecuentes el cese de ejercicio físico, la consecuencia de cualquier circunstancia laboral o familiar o el fin del hábito tabáquico. 

Hay otros desencadenantes comunes que pueden ser la toma de medicamentos concretos que tienden a hacer ganar peso tanto en hombres como en mujeres; los problemas psicológicos como la ansiedad; o el sedentarismo forzado por algún daño en las articulaciones (por ejemplo, la artrosis, que es mucho más frecuente en la mujer) y que también es un factor diferencial claramente en el mantenimiento de la obesidad. 

Creo que faltan estudios más serios y sólidos que muestren la enorme carga que supone para una mujer tener kilos de más

Doctora Clotilde Vázquez

¿Cómo influyen los cambios hormonales en la adolescencia, embarazo y menopausia en el desarrollo de la obesidad femenina?

  • En la adolescencia se produce una elevación brusca de las hormonas sexuales y sobre todo la progesterona pueden hacer favorecer que la mujer retenga más grasa hasta que se da el “estirón”. Entonces, no todas las mujeres, pero muchas mujeres manifiestan o pasan por un periodo en el que el cuerpo está más indeterminado, con más grasa, hasta que se produce el final del periodo de sexualización. En personas genéticamente predispuestas, este fenómeno es más acusado.
  • En los embarazos ocurre lo mismo, y es que hay una elevación de grandes cambios en la producción de hormonas, primero ováricas, con muchísimos estrógenos -progesterona- pero luego las propias hormonas de la placenta son un ambiente hormonal en el que en algunas mujeres se predispone al aumento de grasa. Esto digamos que biológicamente tiene sentido, que el favorecimiento de las reservas en un embarazo hace que la mujer, incluso en contextos de más hambruna, pueda tener reservas para que sobreviva el feto. Es decir, que biológicamente estamos predispuestas a ser más “almacenadoras” en el embarazo para que si se produce cualquier circunstancia en el que no podemos alimentarnos bien, tengamos reservas para que el feto llegue a término.
    En el mundo occidental la mujer se cuida en el embarazo y lucha contra esta tendencia y si no se está genéticamente predispuesto no se suele ganar mucho peso. Y es curioso que es después, quizás porque se asocia de nuevo un cambio hormonal en el postparto con la crianza -que lógicamente lleva a mayor sedentarismo- y aunque haya producción de leche, desde el punto de vista calórico a veces no es suficiente la cantidad de energía necesaria para la producción de leche, frente al mayor sedentarismo, mayor apetito y el estrés generado (mayor responsabilidad, cambio de vida en la crianza, mal sueño) hace incorporar grasa que luego es difícil de quitar.
  • Y durante la menopausia -en ausencia de estrógenos, cuando el ovario deja de funcionar y los estrógenos de por sí son termo genéticos- entonces, al disminuir o anularse su producción, haciendo la misma vida, se consume menos energía y por tanto se tiende a almacenar. Además, este almacenamiento cambia de lugar, porque al no tener estrógenos, predomina la secreción de otra glándula, que es la suprarrenal, que segrega hormona masculina, por tanto, ausencia de hormona femenina, predominio de hormona masculina, empezamos a tener grasa en los mismos sitios que el hombre, es decir, en el abdomen y, desde luego, si se almacena más, pues puede llegar a tener, una expansión del tejido adiposo, como ocurre en la obesidad masculina.

¿Qué papel juega el síndrome de ovario poliquístico (SOP) en el aumento de peso y cómo debería abordarse?

El síndrome de ovario poliquístico en casi un 100% de los casos se asocia a resistencia a la insulina y a veces incluso a diabetes. Esas situaciones de insulinorresistencia, que se comparte con las personas con diabetes tipo 2, favorece mucho el almacenamiento de grasa y, además, la resistencia a la insulina hace que el páncreas segregue más insulina -una insulina no muy activa a nivel de la glucosa- pero muy activa impidiendo que se movilice la grasa y se oxide. Por tanto, el exceso de producción de insulina facilita mucho la ganancia de grasa.

doctor auscultando a una paciente con sobrepeso en la consulta© Getty Images

¿Qué impacto tiene el estigma social sobre las mujeres con obesidad?

Creo que faltan estudios más serios y sólidos que muestren la enorme carga que supone para una mujer tener kilos de más. Este es un sufrimiento tan enorme, que muchas mujeres lo disimulan porque no quieren dar lástima, muchas de ellas no tienen esperanza porque han buscado soluciones, buscan el cómo sustraerse de ese sesgo, de ese prejuicio que sienten solo con la mirada de los otros o por comentarios. El hombre con obesidad también sufre la discriminación y los prejuicios, pero desde luego, la mujer lo sufre muchísimo más.

También los propios profesionales sanitarios tienen prejuicios y muchos pacientes, sobre todo mujeres, nos dicen que han ido a consulta y que les han dicho, "Señora, hay que comer menos. Señora, menos plato y más zapato" Cuando nadie les ha preguntado y esto hace que la autoestima y nuestra estructura psicológica se resientan. 

Por otro lado, hay una tiranía del aspecto físico que va más allá del normopeso, es decir, que existen unas exigencias, unas imágenes en los medios de comunicación, en las redes sociales -sobre todo de influencers, extremadamente delgadas- que hace que a quien no le ocurre, se siente culpable. Es decir: me siento con la autoestima muy baja, me siento deprimida, me siento desesperanzada y, además, con frecuencia me siento culpable.

Bruscamente la mujer con obesidad empieza a tener el colesterol y otros lípidos más altos, un descontrol de su tensión arterial, enfermedad metabólica e incluso diabetes o hígado graso

Doctora Clotilde Vázquez

¿Cree que es importante mejorar la comunicación médica para que las mujeres se sientan comprendidas y no juzgadas?

La comunicación médica es muy importante, pero lo más relevante es que los profesionales entiendan la obesidad, que se formen y entiendan que es una enfermedad compleja. Esto no es “suma y resta”, es un proceso complejo. Es entender que el almacenamiento excesivo de grasa es la consecuencia de anomalías a muchísimos niveles que pueden estar sucediendo a muchos niveles para comprenderla así y dar una respuesta adecuada a los pacientes, se necesita una formación muy sólida e importante. Cuando una paciente con obesidad acude a equipos en los que hay formación y conocimiento se siente perfectamente tratada porque cuando el interlocutor da a entender que sabe de qué se habla, las personas con obesidad salen reforzadas y estimuladas. Salen de la consulta con herramientas, conocimiento, estímulo y con una alianza terapéutica bien anudada.

¿Qué enfermedades afectan de forma más prevalente a mujeres con obesidad y por qué?

Aquí de nuevo hay que hacer una distinción en la edad joven o fértil. La mujer con exceso de grasa sufre problemas psicológicos y problemas articulares y si la obesidad es muy grave puede llegar también a tener otras complicaciones como apnea del sueño, hígado graso e incluso desarrollar diabetes, sobre todo si genéticamente está predispuesta.  A partir de los 50 años, la mujer es muy vulnerable a todas las enfermedades que aumentan la mortalidad cardiovascular. De hecho, la primera causa de muerte de la mujer por encima de 50 años, o sea, postmenopáusica, es la causa cardiovascular, la insuficiencia cardíaca, el infarto, el ictus. ¿Por qué? Porque bruscamente la mujer con obesidad empieza a tener el colesterol y otros lípidos más altos, comienza a tener un descontrol de su tensión arterial, a tener enfermedad metabólica e incluso diabetes o hígado graso y, por tanto, junto a la deficiencia de estrógenos, la convierte en una persona con más vulnerabilidad, pues tenemos un escenario de una enorme fragilidad de la mujer mayor, en la segunda etapa de su vida.

¿Existe suficiente investigación sobre la relación entre obesidad y fertilidad femenina?

Hay bastante investigación en torno a la fertilidad y se sabe que, probablemente, el exceso de grasa y la propia insulinorresistencia asociada al exceso de grasa, altera la ovulación y, por tanto, la posibilidad de fertilidad es menor, sobre todo en mujeres que asocian alguna otra dificultad. 

¿Qué estrategias de prevención deberían implementarse desde la infancia para reducir el riesgo de obesidad en mujeres?

Yo creo que además de las estrategias de prevención comunes a toda la población, pero en embarazo, sobre todo en postparto y lactancia y post época de la crianza, la mujer puede necesitar un apoyo psicológico, no minimizar los problemas de aumento de grasa en esa etapa. La mujer tiene que ser ayudada psicológica y médicamente para poder recuperar el funcionamiento y el peso y la cantidad de grasa normales.

Y después, en la premenopausia, cuando ya comienzan los famosos desarreglos, que hay oscilaciones hormonales, sabemos perfectamente que hay un favorecimiento de la ganancia de grasa y una disminución del músculo y una disminución del calcio en los huesos. Por tanto, hay una prevención de género que hay que hacer en torno a los 45-55 años, que es el fomento de la actividad física, incorporando ejercicios de fuerza para evitar ese aumento de grasa posterior. 

Y yo creo que para toda la población: es importantísimo el conocimiento de los alimentos y quitar de nuestra alimentación todo lo que no sea alimento natural. Es decir, quitarnos procesados y alimentos precocinados, eso es una prevención de la obesidad. 

¿Es importante realizar tratamientos personalizados y multidisciplinares para obtener éxito a largo plazo?

En una consulta de obesidad es imprescindible tener la colaboración de otros profesionales porque cuando hay otras complicaciones a veces necesitamos la cooperación de especialistas digestivos, especialistas cardiovasculares o cirujanos, entre otros. Lo que es imprescindible es tener a un profesional que asesore en actividad física personalizada y nutricionistas y, además, necesitamos soporte psicológico. En definitiva, casi todo el mundo necesita ese apoyo, ese conocimiento y esa adquisición de herramientas que nos ayuden a manejar todo aquello que emocionalmente se relaciona con la comida, con el estilo de vida y con la propia realidad de la obesidad.

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