La cardiopatía isquémica sigue siendo una de las principales causas de muerte en el mundo, y especialmente entre las mujeres. Esta afección, provocada por un riego sanguíneo insuficiente al corazón, puede manifestarse como angina de pecho, infarto de miocardio o incluso muerte súbita. Aprovechando que hoy, como cada 29 de septiembre, se celebra el Día Mundial del Corazón, conversamos con el doctor Luis Rodríguez Padial, presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), quien nos guía a través de los signos de alerta, los factores de riesgo, los avances en diagnóstico y tratamiento, y la importancia de la rehabilitación para mejorar el pronóstico y la calidad de vida de los pacientes. Porque conocer la enfermedad es el primer paso para prevenirla.
Qué es una isquemia
Lo primero de todo es conocer la entidad médica ante la que nos encontramos, que incluye un concepto, el de isquemia. En primer lugar, el especialista nos detalla que cuando se habla de isquemia en Medicina se hace para referirse a una situación clínica en la que a una zona, a un tejido -en este caso el corazón-, le llega menos sangre de la que necesita. Las células necesitan sangre para vivir, y cuando tienen menos de la necesaria, es cuando se produce dicha isquemia. “Partiendo de esto, las cardiopatías isquémicas son aquellas que se deben a que, a través de las arterias coronarias, al corazón le llega menos sangre de la necesaria”, comenta el doctor, que nos explica que eso se manifiesta habitualmente de dos formas: como una angina de pecho, que ocurre en el caso en el que disminuye el riego, pero no se corta del todo, o como un infarto, que ocurre cuando en un momento dado se corta totalmente el flujo sanguíneo. “Las anginas de pecho de distinto tipo y gravedad y el infarto de miocardio se engloban dentro de la cardiopatía isquémica”, nos confirma el experto.
Signos de alerta
Teniendo esto en cuenta, los signos que deberían alertar a un paciente sobre una posible cardiopatía isquémica son los de una angina de pecho o un infarto. “A veces también se puede manifestar como insuficiencia cardíaca. Hay personas a las que, por distintas circunstancias, no les duele el pecho, pero el corazón no recibe sangre y se contrae peor. Entonces pueden tener insuficiencia cardiaca. Otra manifestación es la muerte súbita. En algunos casos puede haber también arritmias”, nos comenta el doctor.
El experto nos cuenta que la mayoría de las manifestaciones clínicas son similares tanto en el hombre como en la mujer y nos resume los síntomas principales: dolor en el pecho que se puede irradiar a la espalda o a los brazos o sudoración. En las mujeres, predominan, tal y como nos cuenta el doctor algunas manifestaciones más atípicas como dificultad para respirar, dolor más difuso, no tan localizado. Pero insiste en que las manifestaciones fundamentales son similares.
"El factor de riesgo más frecuente en el caso de las cardiopatías isquémicas es la aterosclerosis con obstrucción de las arterias, progresiva o brusca"
Factores de riesgo
En opinión del doctor, la causa más frecuente de la cardiopatía isquémica es la aterosclerosis. “Las arterias se van obstruyendo y aparecen lo que llamamos placas de ateroma. Los factores de riesgo fundamentales para que esto suceda son el consumo de tabaco, la hipertensión arterial, el colesterol elevado, la diabetes, la falta de ejercicio... los factores clásicos de riesgo de la enfermedad coronaria”, nos explica el presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).
El especialista detalla que hay también algunas personas a las que les falta sangre en un momento dado, aparece una isquemia, pero esta no se debe a que haya una obstrucción causada por una placa, sino a que se da lo que denomina como un espasmo del vaso. “El vaso sanguíneo tiene una plaquita pequeña y en un momento dado se cierra, porque produce un espasmo, algo que suele suceder en personas fumadoras o que tienen otros factores de riesgo, como por ejemplo el consumo de sustancias como la cocaína, que está aumentando”, nos cuenta el doctor.
El doctor resume otras posibles causas, menos frecuentes, como puede ser la presencia de un trombo que se desplaza a las arterias coronarias, o incluso esos casos de personas que tienen isquemia coronaria, pero no porque las arterias se obstruyan, sino porque no tienen un funcionamiento adecuado y no se dilatan de forma correcta. “Hay, de hecho, una entidad que se conoce como INOCA, Isquemia con Arterias Coronarias No Obstruidas. Hay pacientes que tienen un infarto, les realizamos un cateterismo y las arterias coronarias son normales. En esos casos puede haber enfermedad que llamamos de los pequeños vasos”, nos cuenta el doctor, que añade que son casos menos habituales, y que, como apuntaba antes, el factor de riesgo más frecuente en el caso de las cardiopatías isquémicas es la aterosclerosis con obstrucción de las arterias, progresiva o brusca.
Un problema importante para la mujer
El doctor insiste en un aspecto importante: la principal causa de muerte y enfermedad en las mujeres en la enfermedad cardiovascular, fundamentalmente la cardiopatía isquémica. “Las mujeres tienen que ser conscientes de esto, pues están muy concienciadas con otras enfermedades como el cáncer, pero tienen que tener en cuenta que si conocen este dato, también serán más conscientes a la hora de tomar medidas de prevención. Debe ser una llamada de atención”, nos explica el doctor.
Y el problema se complica, eso sí, en la menopausia. “La mujer tiene la suerte de que las hormonas femeninas protegen la pared de la arteria de la acción negativa de estos factores de riesgo. Pero con la menopausia disminuyen esas hormonas, cesa esa protección. Así, la enfermedad coronaria aumenta mucho a partir de la menopausia. Y hay que tener en cuenta también a las mujeres con diabetes, un factor de riesgo relativamente frecuente debido al problema creciente de la obesidad. No es que pierdan la defensa de las hormonas femeninas, pero sí que se aminora bastante. La diabetes hace que el daño en la pared de la arteria sea más precoz. Adelanta alrededor de diez años la aparición de la enfermedad coronaria”, nos explica.
Avances en el diagnóstico y el tratamiento
El doctor nos explica que, afortunadamente, sí que se han producido avances en relación con el diagnóstico de las cardiopatías isquémicas. “Por una parte, en el caso concreto del infarto, tenemos nuevas técnicas analíticas, como es la prueba de troponina, un marcador mucho más sensible, que nos permite detectar infartos mucho más pequeños. Antes, la analítica que hacíamos era menos sensible. Entonces para que se alterara, el infarto tenía que ser mayor. Ahora, con la troponina, con poquitas células que sufran ese problema, ya te da el diagnóstico de infarto”, nos explica el doctor.
“Esto ha hecho que cuando vemos los pacientes globalmente con cardiopatía isquémica, hayan aumentado los que tienen infartos y hayan disminuido los que tienen lo que llamamos angina inestable, que es gente que tiene un dolor similar, pero cuando hacen la analítica no se evidencia necrosis, es decir, infarto. Ahora, como las técnicas son más sensibles, muchas de las que antes se consideraban anginas inestables, pues se ha visto que realmente sí tienen un infarto, más pequeño, con lo cual el número de los pacientes diagnosticados con infarto ha aumentado”, nos comenta el doctor de la SEC.
Además, hace mención a la capacidad que se tiene ahora de visualizar las arterias coronarias gracias a técnicas como el TAC coronario, que permite ver si hay estenosis u otros problemas sin tener que pinchar al paciente.
En cuanto al tratamiento, el doctor explica que en los últimos años ha evolucionado, pero no tanto. “Ya tenemos muy buenos stents, que son lo que conocemos como muelles que se ponen dentro de las arterias para dilatarlas, y tenemos buenas opciones de medicamentos anti agregantes”, nos cuenta.
"Hay que concienciar al paciente de que debe mantener las medidas de prevención durante toda la vida y que se haga responsable también junto con nosotros de su enfermedad"
La importancia de la rehabilitación cardiaca
Lo que es fundamental, una vez que se ha padecido un episodio de cardiopatía isquémica, es la rehabilitación cardiaca. “Es fundamental. La rehabilitación cardiaca tras haber sufrido un infarto es para toda la vida. Hay una fase que se hace en el hospital. Pero hay que concienciar al paciente de que debe mantener las medidas de prevención durante toda la vida y que se haga responsable también junto con nosotros de su enfermedad”, nos cuenta el experto.
Además, incide en un aspecto importante: “El hecho de que el paciente vea que pueda hacer actividad, que no se sienta inútil tras tener un infarto, es importante. Ven que hacen ejercicio y que su corazón les permite hacer ejercicio y hacer una vida normal, lo que psicológicamente también muy importante. Hay pacientes que tienen una depresión después de sufrir un infarto y eso contribuye a que se sientan más útiles”, nos cuenta.
Todo esto teniendo, además, en cuenta que la práctica de ejercicio ha demostrado que disminuye la mortalidad y otras complicaciones derivadas del hecho de padecer un infarto. “Realmente es recomendable y muy importante. Porque al paciente se le controlan los factores de riesgo, como el colesterol, la tensión, la diabetes… Pero independientemente de eso, el ejercicio físico es un plus, es algo añadido, y se conciencia al paciente de que debe ser una estrategia que siga ya durante el resto de su vida. El periodo de la rehabilitación es esencial para conseguirlo”, explica.
La influencia de la genética
Tal y como nos explica el especialista, en la enfermedad cardiovascular hay componentes genéticos, pero suelen ser lo que se llama una herencia poligénica, pues son muchos genes que tienen un cierto peso, pero no hay un gen determinante que implique una predisposición clara a desarrollar una cardiopatía isquémica. “De hecho, con los hábitos saludables se puede contrarrestar ese peso de la genética. Hay excepciones, con algunas patologías concretas, como por ejemplo hipercolesterolemia familiar, que sí es una alteración genética y que si no se controla adecuadamente puede terminar dando lugar a la enfermedad cardiopatía isquémica o aterosclerosis”, nos detalla.
Insiste el doctor en la importancia de vigilar nuestro estilo de vida: “Una actitud de dieta sana, ejercicio razonable, adecuado y de evitar otros factores de riesgo contrarrestan en gran medida ese peso genético. Es más lo que nosotros podemos hacer que la carga genética que tengamos, en la inmensa mayoría de los casos, salvo que, como decíamos, un paciente tenga genes muy determinante de elevación del colesterol o de elevación de la tensión, que son pocos”.
Pronóstico de un paciente con cardiopatía isquémica
Lo cierto es que hay que quedarse con la parte positiva, y es que, en la inmensa mayoría de los casos, el doctor nos comenta que el pronóstico de los pacientes con una cardiopatía isquémica es bastante bueno. “Requiere, eso sí, el compromiso del paciente de cuidarse. Pero la inmensa mayoría de los que han tenido un infarto pequeño con una función ventricular normal, que han hecho una buena rehabilitación, pueden desarrollar una vida perfectamente normal. Obviamente, hay casos que tienen un infarto extenso, en el que el corazón queda con mala función ventricular, que van a requerir cirugía, un trasplante o un desfibrilador. Esos casos también existen, no vamos a obviarlos. Pero la inmensa mayoría de los casos, por suerte, suelen ir bastante bien”, nos confirma.
Eso sí, no podemos olvidar un factor clave: la rapidez en la actuación cuando aparecen los síntomas. “Es fundamental el momento que notemos los síntomas, avisar al 112. Cuanto antes se abra la arteria, menor va a ser el daño que aparezca en el corazón con el infarto. Si uno tiene un infarto y se le dilata la arteria, es uno de los determinantes fundamentales de que el infarto sea pequeño y que el pronóstico a largo plazo sea mucho mejor. Si no se abre la arteria, el infarto es mayor, el corazón no se contrae. Eso es el mensaje fundamental, aparte de prevenir y controlar los factores de riesgo. Pero luego, si uno tiene una molestia, contactar con los servicios médicos lo antes posible”, concluye.