Si no eres de los afortunados que disfrutan de sus vacaciones en el mes de septiembre, lo más probable es que lleves ya unos días (o unas horas) al pie del cañón, retomando la vuelta a la rutina en el trabajo tras ese paréntesis de descanso. Una etapa en la que se deja el estrés laboral de lado, se baja el ritmo, se cambian los hábitos, los horarios… ¿Qué lejos queda, verdad? La frase se repite: ‘Vuelves y en un minuto se te olvidan las vacaciones’. Por eso, nos preguntamos qué ocurre cuando, al regresar, el llamado burnout persiste. Sigues desencantado, agobiado, presionado… quemado. "La reincorporación suele venir acompañada de sobrecarga, tareas acumuladas y demandas urgentes", explica Cristina Marinela Goilean, profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Según distintas investigaciones, si los estresores laborales continúan tras el retorno, los beneficios de las vacaciones se desvanecen rápidamente, sobre todo cuando ya había altos niveles de agotamiento antes del descanso. "No solo importa la duración del periodo vacacional, sino la calidad de la recuperación", explica Goilean. La desconexión psicológica, la relajación, las actividades gratificantes y el tiempo de calidad con personas cercanas son claves: "Cuanto mejor logremos desconectar, mayores serán los beneficios para la salud y el bienestar".
¿Burnout, burnon o boreout?
Casi siempre hablamos de burnout, pero lo cierto es que el estrés laboral puede derivar en distintas formas de malestar psicológico, entre ellas el mencionado burnout, pero también el burnon y el boreout. ¿Cuáles son sus diferencias?
- El burnout es una respuesta prolongada al estrés crónico en el trabajo, caracterizada por el agotamiento emocional, la despersonalización y la baja realización personal. Afecta la salud mental, el rendimiento y las relaciones, y puede provocar ausencias, insomnio, problemas digestivos y cinismo.
- El burnon o “depresión enmascarada”, en cambio, es un concepto más reciente, introducido en 2021 por los psicólogos alemanes Timo Schiele y Bert te Wildt, que describe un agotamiento depresivo crónico sin llegar al colapso. La persona afectada sigue cumpliendo con sus tareas, pero lo hace en tensión constante, con rechazo hacia su trabajo y síntomas físicos como dolores musculares y pérdida de esperanza. El malestar queda oculto bajo una aparente funcionalidad.
"Se describe como un estado de agotamiento depresivo crónico en el que las personas se mantienen en constante tensión y sobreesfuerzo, sin llegar a un colapso total. Puede pasar desapercibido porque, a pesar de su malestar, siguen cumpliendo con sus tareas y manteniendo un alto nivel de rendimiento. No obstante, puede manifestarse a través de síntomas físicos como dolores persistentes en cuello, espalda y cabeza, además de una marcada pérdida de esperanza”, comenta la experta. - Frente a estos cuadros de sobrecarga, el boreout representa el extremo opuesto: aburrimiento, falta de estímulo y sensación de vacío. Según el psicólogo organizacional Adam Grant, este fenómeno ha crecido en los últimos años y afecta especialmente a quienes no encuentran sentido ni desarrollo en su actividad laboral.
Señales de que padeces 'burnout'
Le planteamos a la experta qué señales tempranas deberían alertarnos de que estamos entrando en un estado de burnout, un problema, como ella misma nos explica, reconocido por la Organización Mundial de la Salud. "La OMS reconoce el burnout, o síndrome del trabajador quemado, como un fenómeno ocupacional, incluyéndolo entre los principales problemas de salud mental en su Clasificación Internacional de Enfermedades. El síndrome de burnout es una enfermedad laboral con una prevalencia creciente, caracterizada por síntomas de agotamiento emocional, despersonalización o cinismo, y baja realización personal”, anticipa.
Y apunta que existen varias señales de alerta que permiten anticiparse a este estado:
- Una sensación de cansancio constante que se mantiene incluso tras descansar.
- Pérdida de energía y entusiasmo.
- Disminución de la confianza en uno mismo.
- Dificultad para concentrarse o tomar decisiones.
- Pérdida de motivación hacia tareas que antes resultaban gratificantes.
- También pueden aparecer síntomas físicos, como dolores de cabeza, problemas de sueño o alteraciones digestivas.
"Detectar estas señales a tiempo permite tomar medidas preventivas antes de que el agotamiento se vuelva crónico", nos comenta.
"El síndrome de burnout es una enfermedad laboral con una prevalencia creciente, caracterizada por síntomas de agotamiento emocional, despersonalización o cinismo, y baja realización personal"
¿Existen perfiles propensos al 'burnout'?
Partimos de que las condiciones laborales y el entorno organizacional son los principales factores que explican el burnout, pero no podemos perder de vista que también influyen ciertos rasgos individuales. Así, tal y como explica la experta, las personas con un locus de control externo (creencia de que las cosas que te suceden en la vida dependen principalmente de factores externos) o con puntuaciones altas en neuroticismo o inestabilidad emocional (según el modelo de los Big Five: apertura, responsabilidad, extraversión, amabilidad y neuroticismo) suelen mostrar niveles más elevados de agotamiento.
Además, quienes presentan un comportamiento de tipo A —caracterizado por la competitividad y la necesidad de control— son más vulnerables al agotamiento emocional. Más datos: en términos demográficos, los empleados más jóvenes tienden a sufrir más burnout que los mayores de 30 o 40 años.
Además, nos explica que también se observa una mayor propensión al burnout entre las personas solteras frente a quienes están casados o divorciados. Y por último, el nivel educativo puede ser un factor de riesgo: las personas con estudios superiores tienden a ocupar puestos más exigentes, lo que aumenta la probabilidad de sufrir agotamiento, tal y como apunta la profesora de la UOC.
El impacto del 'burnout' en el clima laboral
En opinión de la experta de la UOC, el burnout afecta tanto al individuo como al equipo. "Las personas que lo experimentan suelen intentar distanciarse de su trabajo y de sus compañeros, adoptando actitudes de frialdad o cinismo. Esto se traduce en una disminución del rendimiento, disrupciones en las tareas, conflictos interpersonales, aumento de los accidentes laborales, alta rotación de personal, absentismo y un clima laboral negativo. Además, el burnout puede tener un efecto contagio, afectando a otros miembros del equipo y extendiendo sus consecuencias al ámbito personal, deteriorando la calidad de vida del trabajador”, nos explica.
Establecer límites
Teniendo todo esto en cuenta, nos planteamos cómo podemos establecer límites saludables entre la vida personal y profesional en un entorno hiperconectado. "Somos conscientes de que los lugares de trabajo actuales son cada vez más exigentes, con largas jornadas laborales y un entorno competitivo que eleva los niveles de estrés de los empleados. Además, observamos la “plugged-in nature” de la sociedad, es decir, la conexión constante con la tecnología, que promueve la disponibilidad permanente como expectativa laboral. Todo esto resalta la necesidad de establecer límites saludables entre la vida personal y profesional”, detalla la psicóloga.
En su opinión, un factor clave es la desconexión psicológica, entendida como la capacidad de dejar de pensar en cuestiones laborales y no involucrarse en tareas relacionadas con el trabajo, como responder correos electrónicos o atender llamadas profesionales. “Una vez finalizada la jornada laboral, es importante respetar estos límites”, indica.
“Otra estrategia útil”, explica, “es planificar varios descansos breves distribuidos a lo largo del año, que suelen ser más sostenibles para la salud y el bienestar que esperar a tomar un único periodo vacacional largo. Estas pausas periódicas ayudan a prevenir la acumulación de fatiga y facilitan ciclos regulares de recuperación”.
Y, para la experta, también es recomendable practicar actividades que generen sensación de competencia, significado o logro, la realización de actividades placenteras las denominadas mastery experiences, aunque la clave está en la calidad y el equilibrio de dichas actividades, no en su cantidad.
“Asimismo, la calidad del tiempo compartido con personas significativas, dormir suficientes horas de calidad (por ejemplo, en torno a 7–8 horas por noche, según recomendaciones generales de salud) y hacerlo en un entorno confortable contribuye a mejorar el bienestar. Finalmente, también la organización tiene un papel clave. A través de políticas de desconexión digital, respeto por los tiempos de descanso y un liderazgo que modele un equilibrio saludable, los empleados pueden aplicar estas medidas sin sentirse culpables”, nos recomienda.
“Una estrategia útil es planificar varios descansos breves distribuidos a lo largo del año, que suelen ser más sostenibles para la salud y el bienestar que esperar a tomar un único periodo vacacional largo"
El peso de la sobreexigencia
Hay, además, personas que caen demasiado a menudo en la sobreexigencia. "Las personas con determinadas características de personalidad son más propensas, especialmente aquellas con altos niveles de autoexigencia, perfeccionismo o necesidad de control. Si bien es natural aspirar a la excelencia, la sobreexigencia supone someterse a un nivel elevado de estrés y presión constante, lo que a largo plazo puede resultar en agotamiento, pérdida de motivación e incluso burnout”, indica la experta, que añade que por eso es fundamental aprender a reconocer los propios límites y establecer objetivos realistas, con el fin de proteger la calidad de vida y el bienestar.
"Si bien es natural aspirar a la excelencia, la sobreexigencia supone someterse a un nivel elevado de estrés y presión constante"
Qué hacer si el 'burnout' persiste
Por todo ello, si el burnout permanece tras las vacaciones, es necesario actuar tanto en el ámbito individual como en el organizacional. A título personal, conviene reforzar la desconexión fuera del trabajo, entrenar estrategias de afrontamiento del estrés, mejorar el sueño y establecer límites claros frente a la sobrecarga. Pero estos esfuerzos solo son eficaces si van acompañados de cambios estructurales en el entorno laboral: ajustar la carga de trabajo, ofrecer mayor autonomía, reconocer los logros, fomentar un buen clima entre compañeros, garantizar la equidad y alinear los valores individuales y organizativos.
Las políticas de desconexión digital, el apoyo del liderazgo y la participación en las decisiones son claves para consolidar estos cambios. En definitiva, superar el burnout requiere intervenir sobre las fuentes reales del malestar y no limitarse a pedir al trabajador que se adapte a un entorno que lo enferma.
Agotamiento incluso tras un periodo de descanso
¿Qué mensaje le daría la experta de la UOC a quienes sienten que el agotamiento persiste incluso después de haber descansado? "El agotamiento persistente tras el descanso suele deberse a una combinación de factores individuales, contextuales y organizacionales. Mi mensaje sería no normalizar este estado y prestar atención a las señales de alerta, porque solo así podemos intervenir a tiempo”, apunta. En su opinión, descansar es necesario, pero no suficiente si la persona no aborda también los factores que mantienen este agotamiento. “El cambio ocurre cuando se combinan intervenciones educativas con transformaciones organizativas orientadas a mejorar la calidad de vida laboral”, indica.
Cristina Marinela Goilean concluye con un dato importante: "Somos conscientes de que los lugares de trabajo actuales son cada vez más exigentes y que la sobrecarga y el estrés constante se están normalizando como algo habitual. Esta tendencia debe revertirse mediante una promoción constante de la salud mental y física de los trabajadores. Hoy en día es imprescindible crear entornos laborales saludables, con políticas de desconexión digital, límites claros entre la vida personal y profesional, reconocimiento justo del esfuerzo y respeto por los tiempos de descanso. En definitiva, es fundamental asegurar una combinación de acciones individuales y organizacionales para cambiar la percepción de que el malestar laboral es algo normal y en cambio priorizar el bienestar personal y laboral”.
Referencias
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