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Fernando Poma, reumatólogo, sobre los síntomas de la artrosis: "Hay que valorar el crujido o chasquido que se siente o se oye al mover la articulación"


Es importante diferenciar el dolor que refiere el paciente para valorar si estamos ante un problema de artrosis u otras enfermedades de carácter articular, como la artritis reumatoide o la gota


mujer estirándose, con molestias en el cuello mientras trabaja frente al ordenador, sentada en la silla de la oficina© Getty Images
5 de septiembre de 2025 - 7:00 CEST

El dolor articular es una de las causas más frecuentes de consulta médica. Puede llegar a condicionar el día a día de quien lo padece, pero partimos de que no todo dolor en las articulaciones es igual, por lo que es importante un diagnóstico certero para poder determinar la causa y el tratamiento. Aunque puede parecer similar en apariencia, el origen, la intensidad, el momento de aparición y los síntomas acompañantes varían significativamente entre patologías como la artrosis, la artritis reumatoide o la gota. Como apuntábamos, comprender estas diferencias no solo permite un diagnóstico más preciso, sino que también orienta el tratamiento adecuado y mejora la calidad de vida del paciente. Así nos lo ha explicado el doctor Fernando Poma, especialista en Reumatología del Hospital Universitario Vithas Madrid Arturo Soria, con quien hemos tenido la ocasión de hablar. 

¿Qué diferencias hay entre el dolor de la artrosis y el de otras enfermedades como la artritis reumatoide o la gota?

 Antes de responder debemos recordar que el dolor es una experiencia subjetiva, matizada por la experiencia y en el contexto del daño. Por lo tanto, es percibido de manera diferente en todos los individuos.

 Teniendo en cuenta lo dicho y para fines explicativos, se puede categorizar al dolor articular como mecánico o inflamatorio.

  • Será llamado dolor mecánico cuando el esfuerzo y la postura generen un aumento de la intensidad del mismo y el reposo brinde alivio (por ejemplo, cuando una persona se mueve, camina o sube escaleras). Este correspondería de manera más frecuente con el dolor de la artrosis.
  • En cambio, el dolor inflamatorio suele ser más intenso en reposo y asociado con hinchazón y aumento de la temperatura local. Por lo que suele ser más intenso al despertar y durante la madrugada, llegando incluso a despertar al paciente. Este tipo de dolor se asocia más con la artritis. 

En el caso de la artritis reumatoide, será entonces matutino y asociado a sensación de rigidez y como característica distintiva, simétrico (manos, codos, hombros, rodillas, tobillos, píes) y de instauración insidiosa.

El dolor de la gota es súbito y muy intenso, tanto que en ocasiones ni el roce de la ropa es tolerado.

mujer joven con dolor de espalda sentada en la cama© Adobe Stock

¿El tipo de rigidez o los momentos en los que duele ayudan a distinguir entre patologías?

 Es completamente cierto; son de las pistas más importantes que nos brinda el paciente:

  • La rigidez de la artrosis es una rigidez de corta duración, que dura poco. Es como si la articulación se "oxidara" al estar quieta un rato (por ejemplo, al levantarse de una silla después de ver la tele), pero al cabo de unos pocos minutos (menos de 30 minutos) ya se ha resuelto.
  • La rigidez de la artritis reumatoide y otras enfermedades inflamatorias es una rigidez larga (mayor de 1 hora). El paciente se levanta por la mañana "agarrotado".
  • En cuanto al momento del dolor, hay que tener en cuenta que el dolor de la artrosis suele incrementarse con el movimiento, por lo que se intensificará con el trascurrir del día. Por otro lado, el dolor de la artritis inflamatoria es más intenso en reposo, por lo que será más intenso al iniciar un movimiento, al despertar o durante la madrugada. Y el de la gota es un ataque agudo que no respeta horario.

La rigidez de la artrosis es una rigidez de corta duración, que dura poco. Es como si la articulación se "oxidara" al estar quieta un rato

Doctor Fernando Poma, reumatólogo

¿Qué signos clínicos observa en la exploración para sospechar de artrosis?

  • Crepitación: Hay que valorar el "crujido" o "chasquido" que se siente o se oye al mover la articulación. No siempre duele; pero sugiere roce de superficies articulares.
  • Deformidad: En articulaciones como las de los dedos, podemos ver los famosos nódulos de Heberden (en las articulaciones más cercanas a la uña) o de Bouchard (en las del medio). En la rodilla o cadera, la articulación puede estar un poco más grande o con una forma alterada.
  • Limitación de la movilidad: La articulación no se mueve con la misma amplitud o se encuentra limitada. Por ejemplo, la rodilla no se extiende del todo o la cadera no rota bien.
  • Ausencia de signos inflamatorios importantes: A diferencia de la artritis, la articulación puede estar un poco hinchada, pero no suele estar roja ni excesivamente caliente, a no ser que haya un brote de inflamación puntual.

 ¿Pueden ser necesarias pruebas diagnósticas (de imagen, analíticas) para descartar otras enfermedades inflamatorias?

 Completamente. En reumatología, sobre todo al principio, las pruebas diagnósticas son fundamentales para establecer un diagnóstico y más importante, descartar otras patologías.

  • Analíticas de sangre: Aunque la artrosis no suele tener marcadores inflamatorios elevados (como la PCR o la velocidad de sedimentación), pedir estas pruebas nos ayuda a descartar una artritis reumatoide o una espondiloartritis, que sí los tendrían elevados. También pedimos factores como el FR (factor reumatoide) o los ACPA (anticuerpos antipéptido citrulinado cíclico) para la artritis reumatoide, o el ácido úrico para la gota. Se puede establecer además si existen condiciones que puedan acelerar el proceso de deterioro articular con la dislipidemia o la resistencia a la insulina.
  • Radiografías: Son la herramienta de imagen principal para ver la artrosis. En la radiografía podemos ver el estrechamiento del espacio articular (porque el cartílago se ha desgastado), la presencia de osteofitos (los famosos "picos de loro"), o la esclerosis subcondral (el hueso se endurece debajo del cartílago dañado). Estas imágenes ayudan a diferenciarla de otras patologías articulares y a establecer un grado de severidad. No siempre se correlación con la intensidad del dolor.
  • Ecografía: Es muy útil en consulta para ver el estado del cartílago, derrames (líquido dentro de la articulación) o inflamación de la sinovial (la membrana que recubre la articulación). Puede ayudar a diferenciar un brote de artrosis de una artritis.
  • Resonancia Magnética (RM): No es la primera opción. Sin embargo, es bastante útil en los casos que no se haya podido evidenciar un proceso inflamatorio con las técnicas antes mencionadas.

Las radiografías son la herramienta de imagen principal para ver la artrosis. Ayudan a diferenciarla de otras patologías articulares y a establecer un grado de severidad

Doctor Fernando Poma, reumatólogo

¿En qué articulaciones aparece con más frecuencia la artrosis en relación con otras patologías?

La artropatías -tanto artrosis como artritis- tienen sus "sitios preferidos”.

  • Rodillas: Es de las más frecuentes, sobre todo en mujeres y personas con sobrepeso.
  • Caderas: También muy común, y puede ser muy incapacitante.
  • Manos: En el caso de la artrosis, las articulaciones de los dedos más cercanas a la uña (interfalángicas distales, donde aparecen los nódulos de Heberden) y las del medio (interfalángicas proximales, nódulos de Bouchard). También la base del pulgar (rizartrosis). Para la artritis reumatoide las articulaciones interfalángicas proximales (parte media de los dedos), los nudillos (articulaciones metacarpofalángicas) y las muñecas.
  • Columna vertebral: La artrosis de cuello (cervical) y de la parte baja de la espalda (lumbar) es muy frecuente.
  • Pies: Sobre todo en la base del dedo gordo (juanetes o hallux valgus pueden estar asociados). También en el caso de artritis gotosa.

¿Existen factores que aumentan el riesgo de artrosis y no tanto de otras dolencias articulares?

Sí, claro que sí. La artrosis tiene unos factores de riesgo muy claros y distintos a los de las enfermedades inflamatorias:

  • Edad: Es el factor de riesgo más importante.
  • Obesidad/Sobrepeso: A mayor peso, mayor carga en las articulaciones que soportan el mismo (rodillas, caderas, columna), lo que acelera el desgaste. Este es un factor menos relevante en, por ejemplo, la artritis reumatoide.
  • Genética: Si tus padres o abuelos tuvieron artrosis, tienes más números para desarrollarla. En el caso de la artrosis de las manos, las hijas de una paciente con este diagnóstico tienen hasta el 50% de riesgo de padecerla.
  • Traumatismos o lesiones previas: Si te has roto un hueso en una articulación, o te has lesionado los meniscos o ligamentos (por ejemplo, en la rodilla), esa articulación tiene más riesgo de desarrollar artrosis en el futuro.
  • Uso excesivo o repetitivo de una articulación: Ciertos deportes de impacto o trabajos que requieren movimientos repetitivos pueden acelerar el desgaste.
  • Debilidad muscular: Unos músculos débiles alrededor de una articulación (por ejemplo, los cuádriceps en la rodilla) no la protegen bien y aumentan el estrés en el cartílago.
  • Diferencias en la longitud de las piernas o deformidades articulares: Si las articulaciones no están alineadas, el impacto y sobrecarga articular no se distribuye uniformemente.

¿Cómo influye el historial familiar o el tipo de trabajo en la aparición de esta enfermedad?

Como decíamos previamente, el historial familiar juega un papel importante. No es que la artrosis se "herede" como un color de ojos, pero sí hay una predisposición genética. Esto es especialmente cierto en la artrosis de manos y de rodillas. También hay genes que influyen en la calidad del cartílago o en la forma en que el cuerpo lo repara.

Y en cuanto al tipo de trabajo, tiene una influencia enorme, especialmente si es un trabajo:

  • Que implica movimientos repetitivos con una misma articulación (por ejemplo, operarios de cadenas de montaje, agricultores que usan herramientas manuales).
  • Que requiere levantar mucho peso o soportar cargas importantes (obreros de la construcción, estibadores).
  • Que implica posturas forzadas o prolongadas (ciertos trabajos de oficina si no se cuida la ergonomía, o trabajos que requieren estar agachado).
  • Donde hay vibraciones constantes (operadores de maquinaria pesada).

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