La deshidratación, más común de lo que creemos, no solo afecta el rendimiento físico y mental, sino que también puede alterar nuestra percepción del apetito. El cerebro procesa las señales de sed y hambre en zonas cercanas del hipotálamo, lo que puede llevarnos a confundirlas fácilmente. Esta confusión nos empuja a comer cuando en realidad deberíamos hidratarnos, generando hábitos poco saludables y malestar físico. Aprender a diferenciar ambas sensaciones es clave para cuidar nuestro bienestar y evitar que la falta de agua se convierta en un enemigo silencioso.
¿Tienes hambre o es solo sed?
Una de las primeras preguntas que nos hacemos es cómo diferencia el cerebro entre la sensación de hambre y la de sed. La doctora Andrea Azcárate Villalón, Jefa de Servicio de Endocrinología y Nutrición en el Hospital Universitario Sanitas La Moraleja, nos indica que lo hace “a través de circuitos neurológicos distintos localizados principalmente en el hipotálamo”.
Así, nos detalla que mientras el núcleo arcuato regula el apetito mediante señales hormonales como la grelina o la leptina, el órgano subfornical y otras estructuras detectan cambios en la osmolaridad y volumen plasmático para generar la sensación de sed. “Sin embargo, como ambas sensaciones se procesan en zonas próximas, pueden confundirse si no se interpretan correctamente”, matiza.
Por eso, es bastante frecuente que las personas coman cuando en realidad solo necesitan hidratarse. “Como las sensaciones de hambre y sed pueden solaparse a nivel cerebral, muchas personas interpretan erróneamente la señal de deshidratación como apetito. Esto ocurre sobre todo cuando hay una hidratación inadecuada a lo largo del día, lo que lleva a comer de forma innecesaria, especialmente alimentos salados o ricos en agua”, nos explica la experta de Sanitas.
"En algunos casos, la deshidratación puede disminuir el deseo de comer, especialmente si hay fatiga o cefalea asociadas"
Cómo afecta la deshidratación al apetito
La doctora nos explica que la deshidratación puede alterar la percepción del apetito porque afecta tanto al eje hipotalámico como a la señalización hormonal que regula el hambre. “En algunos casos puede disminuir el deseo de comer, especialmente si hay fatiga o cefalea asociadas. En otros, puede generar una falsa sensación de hambre debido al malestar general o al deseo de consumir alimentos húmedos”, indica.
Cómo notar que estás deshidratado
¿Qué señales tempranas indica el cuerpo cuando se está empezando a deshidratar? La especialista nos detalla que las más frecuentes son las siguientes:
- Sequedad bucal.
- Disminución de la producción de orina y color más oscuro.
- Sensación de fatiga o debilidad leve.
- Disminución de la capacidad de concentración.
- También puede aparecer dolor de cabeza o irritabilidad.
“Estas señales pretenden anticipar un déficit mayor y promover la ingesta de líquidos antes de que el estado se agrave”, nos explica.
Cómo nos afecta la deshidratación a nivel emocional
Lo cierto es que la deshidratación tiene consecuencias, por ejemplo, en el rendimiento cognitivo y emocional. “Incluso una deshidratación leve puede afectar el rendimiento cognitivo, reduciendo la memoria a corto plazo, la atención sostenida y la velocidad de procesamiento mental”, apunta la especialista de Sanitas.
Asimismo, nos comenta que está relacionada con cambios emocionales como irritabilidad, ansiedad o apatía. “El cerebro es altamente sensible a los cambios en el equilibrio hídrico, por lo que estos efectos pueden aparecer rápidamente”, indica.
Hay que estar muy atentos a las señales que nos lanza nuestro cuerpo, pues pretenden anticipar un déficit mayor y promover la ingesta de líquidos antes de que el estado se agrave
Consejos para diferenciar hambre de falta de líquidos
“Para diferenciarlas en la práctica, recomiendo beber un vaso de agua y esperar unos 15-20 minutos: si la sensación desaparece o disminuye, era sed; si persiste, probablemente es hambre real”, nos comenta la especialista.
En paralelo, menciona que la sed suele venir acompañada de sequedad bucal, fatiga leve o dolor de cabeza, mientras que el hambre se asocia con sensación de vacío estomacal o irritabilidad.
Cómo detectar la deshidratación
Por último, le preguntamos a la doctora Azcárate Villalón qué tipo de pruebas o evaluaciones se utilizan para detectar deshidratación crónica. “En consulta médica se evalúa la historia clínica, el aspecto de la piel y mucosas, y se puede medir la osmolaridad plasmática, los niveles de sodio y urea, así como el volumen urinario y su concentración. Por otra parte, se revisa la presión arterial en diferentes posiciones”, nos detalla.
Concluye que en casos complejos, se pueden emplear análisis de orina o bioimpedancia para valorar el estado hídrico corporal.