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Mujer joven rubia con bañador, sombrero y flotador en la playa© Getty Images

Salud

Las razones por las que tienes más ganas de orinar en verano (y no es por infección)

La urgencia urinaria no tiene por qué ser sinónimo siempre de infección. Hay otras causas que un experto en urología te describe a continuación.


4 de agosto de 2025 - 18:00 CEST

Cuando suben las temperaturas, lo habitual es que aumentemos la cantidad de líquidos que bebemos. Pero si notas que vas al baño más de la cuenta, incluso de noche o sin haber tomado mucha agua, es normal que te preguntes si algo va mal. Lo primero que solemos pensar es en una posible infección de orina, pero no siempre es la causa. En realidad, hay muchas otras razones —fisiológicas, hormonales e incluso emocionales— que pueden explicar por qué orinas más en esta época del año.

Para entender mejor qué hay detrás de este fenómeno, hablamos con el doctor Iñigo López Díez, médico del equipo de urología del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela, quien nos ayuda a identificar las causas más frecuentes, cuándo preocuparse y cómo mejorar la situación sin alarmarse innecesariamente.

Mujer en el baño© Adobe Stock

¿Cuántas veces es normal orinar al día?

La frecuencia urinaria varía de una persona a otra, pero existe un punto a partir del cual se considera excesiva. “Se considera que una persona orina demasiado cuando supera las ocho micciones en un período de 24 horas, sin haber aumentado la ingesta de líquidos”, explica el doctor. Este aumento puede deberse a una mayor producción de orina (lo que se llama poliuria) o simplemente a una necesidad más frecuente de vaciar la vejiga, aunque sea poca cantidad, lo que se conoce como frecuencia urinaria.

Si esta urgencia aparece de forma repentina, interfiere con el descanso o se convierte en algo molesto, es recomendable consultar con un especialista.

Por qué en verano sentimos más ganas de orinar

Aunque nos pueda parecer contradictorio —porque en verano sudamos más y eso debería reducir la necesidad de orinar— lo cierto es que hay varios factores que provocan lo contrario. Para empezar, aumentamos la ingesta de líquidos, muchas veces sin darnos cuenta. Pero además, influyen las bebidas que elegimos. “Tanto la cafeína como el alcohol son diuréticos: aumentan la producción de orina al interferir con la hormona antidiurética o estimular la vejiga directamente”, detalla el doctor López Díez.

Y no es solo una cuestión de cantidad. Algunas bebidas pueden irritar el revestimiento de la vejiga, provocando más urgencia de lo habitual.

El estrés también se nota… en la vejiga

No hace falta estar enfermo para notar que orinamos más veces. El estrés y la ansiedad también pueden provocar una mayor necesidad de ir al baño. “El estrés puede provocar un aumento de la frecuencia urinaria debido a la activación del sistema nervioso simpático”, señala el experto. Esta activación desencadena contracciones involuntarias de la vejiga, haciendo que la urgencia aparezca incluso aunque la vejiga no esté llena.

En personas con estrés crónico o ansiedad generalizada, esta respuesta puede convertirse en algo casi automático. “En algunos casos, incluso se desarrolla una respuesta condicionada en la que el cuerpo asocia ciertos entornos o emociones con la urgencia urinaria”, añade.

Mujer sentada en la cama con una taza de café© Getty Images/Image Source

¿Y si no es por estrés ni por líquidos?

Si notas que orinas mucho y no encuentras una causa clara, hay otras razones que pueden estar detrás: alteraciones hormonales, problemas neurológicos o condiciones médicas crónicas. En mujeres, por ejemplo, los cambios hormonales de la menopausia pueden afectar la elasticidad y el funcionamiento del tracto urinario. “Estas alteraciones modifican la capacidad del cuerpo para retener agua o la elasticidad de los tejidos urinarios”, explica el doctor.

En el caso de personas con enfermedades neurológicas, como esclerosis múltiple o Parkinson, la comunicación entre el cerebro y la vejiga puede estar alterada. “Estas condiciones afectan el control voluntario del músculo detrusor de la vejiga”, aclara.

Vejiga hiperactiva: un trastorno frecuente pero poco conocido

Otra de las causas más habituales de urgencia urinaria —sobre todo cuando no hay una infección ni una alteración estructural— es la vejiga hiperactiva. “Se caracteriza por una necesidad súbita e incontrolable de orinar, a menudo con episodios de incontinencia”, indica el doctor López Díez.

La diferencia con otros problemas urinarios es que no se detectan alteraciones evidentes en las pruebas, lo que puede generar cierta frustración en quienes lo sufren. En estos casos, el diagnóstico se basa en descartar otras causas y valorar la frecuencia de los síntomas.

¿Cuándo hay que preocuparse?

Aunque orinar con frecuencia no siempre es señal de alarma, hay situaciones que sí deben motivar una visita médica. “Se debe buscar atención si la necesidad de orinar con frecuencia se acompaña de dolor, sangre en la orina, fiebre, pérdida involuntaria de orina o sensación de vaciado incompleto”, advierte el especialista.

También hay que prestar atención si se interrumpe el sueño de forma reiterada, si el patrón de micción cambia bruscamente o si existe un historial familiar de enfermedades renales o neurológicas.

Ejercicios de suelo pélvico© Adobe Stock

Qué pruebas te pueden hacer

El estudio inicial suele comenzar con un análisis de orina. A partir de ahí, se pueden solicitar otras pruebas como ecografías renales, estudios urodinámicos o incluso resonancias si se sospecha un origen neurológico. “El abordaje depende de la duración y de la intensidad de los síntomas, así como de la edad del paciente y su historial clínico”, resume el doctor.

Cambios de hábitos que pueden ayudar

En la mayoría de los casos leves, hacer pequeños cambios en el estilo de vida puede ser suficiente para mejorar la frecuencia urinaria. El experto recomienda:

  • Reducir el consumo de cafeína y alcohol, especialmente por la tarde.
  • Evitar tomar grandes cantidades de líquido justo antes de dormir.
  • Establecer horarios regulares para ir al baño.
  • Realizar ejercicios del suelo pélvico para mejorar el control vesical.

Y si hay una causa médica de fondo, el tratamiento será más específico. “En casos más complejos se pueden usar medicamentos antimuscarínicos o beta-3 agonistas, además de terapias conductuales como el entrenamiento vesical”, apunta.

Así que si este verano notas que tu vejiga está más activa de lo normal, no te alarmes de entrada. Observa tu cuerpo, revisa tus hábitos… y si algo no cuadra, consulta sin miedo. La salud también se escucha desde el baño.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.