El calor nos va a dar un respiro para terminar julio y comenzar agosto en España. Así lo ha pronosticado la AEMET que, al comienzo de la estación ya alertaba de que sería más seca y cálida que en años anteriores. Es posible, que en las últimas semanas y sobre todo durante la última ola de calor que hemos tenido en algunas comunidades hayas sufrido lo que los expertos denominan estrés térmico. Este afecta sobre todo a la piel, que es el órgano más extenso del cuerpo. Si has tenido más granitos sin explicación aparente, este puede ser el motivo.
Tal y como explica la Dra. Daniela Silva, especialista en Medicina Interna y E-Health Medical Manager de Cigna Healthcare España, "el aumento rápido y sostenido de las temperaturas, y la intensa exposición solar, genera un fenómeno conocido como estrés térmico, que afecta directamente a la piel". Nos cuenta que "el estrés térmico puede provocar una pérdida acelerada de agua y lípidos esenciales, y puede alterar el microbioma cutáneo (ecosistema de microorganismos que mantiene la piel saludable)".
Si tienes acné o rosácea, te puede afectar aún más
Según la doctora, el estrés térmico "induce la producción de citocinas proinflamatorias y mediadores lipídicos como la interleucina-1β y la prostaglandina E2, causando picazón y brotes de condiciones como la dermatitis atópica y la rosácea".
¿A qué se debe?: "la exposición a temperaturas altas y al sol de forma persistente también aumenta la generación de radicales libres, los cuales deterioran el colágeno y favorecen el envejecimiento prematuro", revela. Sin embargo, nos tranquiliza al confirmar que no todo está perdido y que puedes paliar los efectos del calor en la piel si cambias tus hábitos.
Cambia de hábitos para evitar los efectos del calor en la piel
La experta recomienda fortalecer los hábitos de cuidado de nuestra piel para proteger su función de barrera, mantener la hidratación y evitar daños a largo plazo. Esto significa que debes llevar una rutina consistente que incluya hidratación y protección solar diaria con cremas factor SPF 50. Ten en cuenta también que la limpieza se vuelve indispensable. Procura utilizar productos adaptados a tu tipo de piel. Esto te ayudará a evitar la irritación y a preservar tu microbioma. Otras recomendaciones son:
Apostar por productos que fortalezcan la piel frente al estrés ambiental
El calor extremo y la contaminación generan radicales libres que dañan la piel. Ingredientes como la niacinamida fortalecen la barrera cutánea y reducen la inflamación, mientras que el ácido hialurónico aporta hidratación profunda sin sensación grasa. Los antioxidantes, como la vitamina C, ayudan a neutralizar el daño causado por estos radicales, retrasando el envejecimiento prematuro y mejorando la salud general de la piel.
Potenciar la limpieza suave que preserve el microbioma cutáneo
La piel está cubierta por un ecosistema natural de microorganismos que protegen contra irritaciones y enfermedades. El calor y la sudoración pueden alterar este equilibrio, por lo que es fundamental utilizar limpiadores suaves, con pH neutro y que eviten irritaciones o brotes inflamatorios, especialmente en pieles sensibles.
Adaptar la dieta a las condiciones de calor extremo
El estrés térmico no solo afecta la superficie de la piel, también altera el equilibrio interno del organismo. Por eso, los expertos de Cigna Healthcare recomiendan incluir en la alimentación diaria ingredientes con efecto antiinflamatorio e hidratación prolongada, como el té verde frío, el aloe vera natural o las semillas de chía hidratadas. Reducir el consumo de alimentos ultraprocesados, sal y azúcares también contribuye a mantener la piel en equilibrio y prevenir reacciones inflamatorias que pueden agravar los efectos del calor en la salud cutánea.
Incluir en la dieta micronutrientes que refuercen la defensa cutánea desde dentro
Determinados minerales esenciales ayudan a la piel a adaptarse al calor y reparar el daño celular provocado por el estrés ambiental. Micronutrientes como el magnesio (presente en frutos secos y legumbres), el zinc o el selenio (en semillas y cereales integrales) fortalecen la función barrera de la piel, favorecen su regeneración y mejoran la respuesta frente a los radicales libres generados por la exposición prolongada a altas temperaturas.
Plantear cuidados específicos para el entorno urbano
La combinación de altas temperaturas con la contaminación ambiental puede acelerar el envejecimiento y la inflamación cutánea. Por eso, incluir antioxidantes tópicos y realizar limpiezas que eliminen partículas contaminantes ayudan a minimizar estos daños, siendo especialmente importante para personas que viven en ciudades con altos índices de polución.
Hay que tener en cuenta que como explica David Fernández Polo, Skincare Education Specialist de Paula’s Choice España, "la piel no solo se ve afectada por una mayor cantidad de UVB, sino también por otros factores como el exceso de sudoración, el cloro de las piscinas o la sal del mar".
Según el experto, "no se trata de cambiar por completo tu rutina de cuidado de la piel, sino hacer algunos ajustes, sobre todo a texturas mucho más ligeras y fluidas". Proteger la piel del estrés térmico es clave para mantener su salud durante el verano. Con pequeños cambios en tu rutina y hábitos, puedes prevenir daños y fortalecer su barrera natural.