Cada vez más jóvenes se enfrentan a un diagnóstico que, hasta hace poco, se asociaba con la edad adulta: la diabetes. El número de casos en adolescentes y adultos jóvenes ha aumentado en los últimos años. Es un hecho que los especialistas están viendo en consulta que los casos de diabetes tipo 2 se dan a edades cada vez más tempranas.
“En los últimos años se ha observado un incremento notable de casos de diabetes tipo 2 en adolescentes y adultos jóvenes, algo que anteriormente era raro. Antes esta enfermedad era prácticamente exclusiva de adultos mayores, pero cada vez es más frecuente verla en personas menores de 30 años, incluso en adolescentes”, nos comenta la doctora Andrea Azcárate, jefa de Servicio de Endocrinología y Nutrición del Campus Universitario Sanitas La Moraleja.
Causas del aumento de los casos de diabetes
Teniendo en cuenta este hecho, los expertos no dudan en buscar cuáles son las principales causas que pueden estar detrás del aumento de estos casos en los últimos años. Y en el foco principal se encuentra un problema de salud importante: la obesidad. “El aumento de la obesidad infantil y juvenil es uno de los factores más determinantes. El acceso a alimentos ultraprocesados, con alto contenido de azúcares simples y grasas, junto con porciones excesivas, ha modificado profundamente los patrones de alimentación”, comenta la doctora.
Además, añade que el estilo de vida actual favorece el sedentarismo, especialmente con el uso prolongado de pantallas y una disminución en la actividad física cotidiana. “Todo esto ha creado un entorno propicio para el desarrollo de resistencia a la insulina desde edades tempranas”, nos detalla.
Consecuencias para la salud
Como es lógico, el hecho de desarrollar un problema de diabetes a una edad temprana tiene consecuencias para la salud. “Desarrollar diabetes tipo 2 a una edad temprana implica una mayor duración de la enfermedad a lo largo de la vida, lo que eleva el riesgo acumulativo de complicaciones microvasculares y macrovasculares. Entre ellas se incluyen la retinopatía diabética, insuficiencia renal, neuropatías y enfermedades cardiovasculares”, nos explica la especialista.
Pero es que, además, incide en que la aparición temprana suele asociarse con una forma más agresiva de la enfermedad, con progresión más rápida y menor respuesta a algunos tratamientos.
Una dieta alta en calorías, rica en azúcares refinados y grasas saturadas, favorece el aumento de peso y la aparición de resistencia a la insulina, paso previo al desarrollo de la diabetes tipo 2
Dieta y sedentarismo
Sin duda los hábitos alimenticios y el sedentarismo juegan un papel crucial en el desarrollo de la diabetes tipo 2 en esta población. “Una dieta alta en calorías, rica en azúcares refinados y grasas saturadas, favorece el aumento de peso y la aparición de resistencia a la insulina, paso previo al desarrollo de la diabetes tipo 2. Este efecto se ve agravado cuando se mantiene de forma sostenida durante la infancia y adolescencia”, comenta la doctora Azcárate.
Además, en su opinión, el sedentarismo también tiene un impacto directo al reducir el gasto energético y afectar negativamente la sensibilidad a la insulina. “La falta de actividad física disminuye la capacidad del cuerpo para manejar los niveles de glucosa en sangre, acelerando la aparición del trastorno metabólico”, nos dice.
¿Existe predisposición genética?
Otra de las dudas que nos surge es si existen factores genéticos que predisponen a los jóvenes a desarrollar diabetes tipo 2, incluso si llevan un estilo de vida saludable. “Hay una clara predisposición genética en ciertos individuos, especialmente aquellos con antecedentes familiares de diabetes tipo 2. Algunos polimorfismos genéticos afectan la función de las células beta pancreáticas o la sensibilidad a la insulina, haciendo a ciertas personas más susceptibles incluso con hábitos adecuados”, detalla la doctora.
No obstante, matiza que aunque estos factores aumentan el riesgo, el desarrollo de la enfermedad no es inevitable. “En muchos casos, un estilo de vida saludable puede retrasar significativamente o incluso prevenir su aparición, aún en personas con predisposición genética”, comenta.
En muchos casos, un estilo de vida saludable puede retrasar significativamente o incluso prevenir su aparición, aún en personas con predisposición genética
Una progresión más rápida de la enfermedad
Hay un aspecto importante que tenemos que tener en cuenta y que ya anticipábamos: en los jóvenes, la progresión de la enfermedad tiende a ser más rápida y severa. “Es común observar una pérdida más temprana de la función de las células beta y un control glucémico más difícil de lograr, incluso poco tiempo después del diagnóstico. También se ha visto una mayor resistencia a la insulina y una aparición más temprana de complicaciones, como hipertensión o dislipidemia”, argumenta la especialista en Endocrinología y Nutrición.
“Diversos estudios han demostrado que cuando la diabetes tipo 2 debuta en edades tempranas, su progresión tiende a ser más acelerada. Esto se manifiesta en un deterioro más rápido de la función pancreática y una necesidad más temprana de intensificar el tratamiento”, argumenta.
Además, los jóvenes están expuestos durante más años a niveles elevados de glucosa, lo que aumenta el riesgo de desarrollar complicaciones crónicas en edades mucho más tempranas que en pacientes diagnosticados en la adultez tardía.
Síntomas de la diabetes
Teniendo todo esto en cuenta, es importante tener bien presente cuáles son los principales síntomas que se deberían identificar para un diagnóstico temprano en jóvenes. Los síntomas más comunes según la doctora incluyen los siguientes:
- Aumento excesivo de la sed (polidipsia).
- Orina frecuente (poliuria).
- Pérdida de peso inexplicable.
- Fatiga.
- Visión borrosa.
- En algunos casos, también se presenta irritabilidad o dificultad para concentrarse.
Pero hay un desafío importante, y es que, sin embargo, en etapas tempranas la enfermedad puede ser asintomática, por lo que es crucial prestar atención a factores de riesgo como obesidad, antecedentes familiares o signos como acantosis nigricans (manchas oscuras en cuello o axilas).
Aunque algunos fármacos como la metformina se utilizan también en jóvenes, la respuesta al tratamiento puede diferir debido a las características fisiológicas y hormonales propias de esta etapa
Un problema que se puede prevenir
Lo importante en el caso de la diabetes tipo 2 es que, en general, se puede prevenir. “La prevención debe empezar en la infancia, promoviendo una alimentación equilibrada basada en alimentos frescos, reducción de azúcares añadidos y control de porciones”, explica la doctora que considera que además, es fundamental fomentar la actividad física diaria, no solo en forma de deporte, sino también a través de juegos, desplazamientos activos y menor tiempo frente a pantallas.
Tratar la diabetes en jóvenes
¿Son los tratamientos habituales para adultos igualmente eficaces en los jóvenes? La doctora nos explica que no siempre: “Aunque algunos fármacos como la metformina se utilizan también en jóvenes, la respuesta al tratamiento puede diferir debido a las características fisiológicas y hormonales propias de esta etapa”, comenta.
También, en su opinión, hay que tener en cuenta factores psicosociales y de adherencia, que pueden ser más complejos en pacientes jóvenes y adolescentes, por lo que el abordaje debe incluir apoyo emocional para lograr una gestión efectiva.