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Doctora Paula Martínez, especialista en Cirugía del Aparato Digestivo en el Grupo Policlínica, de Ibiza© Doctora Paula Martínez

Paula Martínez, especialista en Aparato Digestivo: "Muchas personas viven años con síntomas digestivos que afectan a su calidad de vida sin obtener un diagnóstico claro"

Se estima que entre un 10 y 15 % de la población padece algún tipo de patología funcional digestiva, un problema que puede no dejar rastro en las analíticas o las pruebas de imagen


30 de junio de 2025 - 7:00 CEST

Los síntomas son bien conocidos: abdomen hinchado, digestiones pesadas y lentas, gases y molestias intestinales, cambios en el tránsito intestinal... Todo apunta a un problema digestivo y, sin embargo, las pruebas salen perfectas. Analíticas sin nada reseñable, y ni rastro de úlceras, tumores o inflamación visible en las pruebas de imagen o endoscópicas. Y sin embargo, el malestar está ahí de forma persistente en ocasiones y limitante en otras muchas. 

Tanto es así, que se estima que entre un 10 y 15 % de la población padece algún tipo de patología funcional digestiva, como el síndrome del intestino irritable, la dispepsia funcional o el estreñimiento crónico. Un problema que no es menor, pues aunque no dejan rastro en los análisis o en las imágenes médicas, estas afecciones alteran profundamente la vida de quienes las padecen.

Diagnósticos que se demoran

No podemos perder de vista que pese a su alta prevalencia, siguen siendo mal comprendidas, mal diagnosticadas y, en muchos casos, tratadas de forma parcial o insuficiente. A menudo, el paciente termina en una especie de limbo clínico. Encadena visitas a digestivos, nutricionistas o psicólogos sin obtener una respuesta clara ni un tratamiento efectivo. Hay pacientes que viven un peregrinaje muy complicado, sin solución a sus molestias digestivas. 

“Muchas personas viven durante años con síntomas digestivos que afectan su calidad de vida sin obtener un diagnóstico claro. A menudo escuchan frases como ‘todo está bien’ o ‘es solo estrés’, pero ellos siguen sintiéndose mal. El problema es que muchas de estas dolencias no se detectan con las pruebas convencionales”, nos explica la doctora Paula Martínez, especialista en Cirugía del Aparato Digestivo en el Grupo Policlínica, de Ibiza.

Problemas digestivos más habituales

Una de las dudas que nos surge es cuáles son las patologías más habituales, esas que no salen en las analíticas, pero que complican, y mucho, la vida de quien las padece. La doctora hace mención al síndrome del intestino irritable, el estreñimiento crónico, la distensión abdominal o el dolor abdominal funcional. “No dejan huella en una analítica o una endoscopia, pero generan un gran impacto físico y emocional. Muchas veces los síntomas son persistentes y condicionan la alimentación, el descanso, el estado de ánimo e incluso la vida social o laboral del paciente”, nos cuenta.

Cómo llegar al diagnóstico

Le preguntamos a la doctora qué pruebas específicas se recomiendan para diagnosticar patologías funcionales digestivas y nos explica que, como es lógico, dependerá del caso, pero se cuenta con pruebas como la manometría esofágica o anorrectal, los tests de tránsito intestinal, la pH-metría, o el test de sobrecrecimiento bacteriano (SIBO). “Además, en los últimos años hemos avanzado en la interpretación de la microbiota intestinal, lo que también abre nuevas vías de estudio y tratamiento”, nos explica.

Mucho se habla últimamente de un problema de salud como el SIBO, por eso, nos planteamos en qué casos está indicado realizar un test para diagnosticar este sobrecrecimiento bacteriano. “Cuando hay síntomas como distensión abdominal, gases excesivos, digestiones muy pesadas o cambios en el ritmo intestinal, especialmente tras tomar antibióticos, tras cirugías abdominales o en personas con enfermedades inflamatorias o trastornos del intestino delgado. No todos los pacientes lo necesitan, pero cuando está bien indicado puede ayudar a aclarar muchas dudas”, indica la doctora.

mujer enferma con dolor de estómago en la cama© Adobe Stock

La influencia de factores como el estrés o la falta de descanso

No se trata solo de poner nombre al trastorno, sino de comprender todos los factores que lo rodean: digestivos, emocionales, nutricionales, hormonales y del estilo de vida. “Estas patologías no pueden entenderse si se ignoran aspectos como el estrés, el descanso, la microbiota o la relación con la comida. Cada paciente es único. No hay protocolos cerrados, sino estrategias personalizadas”, señala la doctora Martínez.

En su opinión, la microbiota intestinal es un ecosistema clave para nuestra salud. “Cuando se desequilibra, puede contribuir a la aparición de síntomas digestivos, inflamación o incluso alteraciones en el estado de ánimo. Sabemos que una microbiota sana favorece una digestión adecuada, protege frente a infecciones y regula la respuesta inmune”, comenta, añadiendo que cada vez más investigaciones confirman su implicación en los trastornos funcionales.

Qué se debe esperar en la consulta

Así, un paciente con estos síntomas debe tratar de buscar ayuda especializada. Hay consultas, como la del Grupo Policlínica, que ya ofrecen estas opciones diagnósticas y terapéuticas. En la consulta se realizan pruebas específicas solo cuando realmente están indicadas: Test de sobrecrecimiento bacteriano (SIBO); detección de intolerancias alimentarias y sensibilidad al gluten no celíaca; análisis de Helicobacter pylori, parásitos intestinales y disbiosis; y estudios funcionales digestivos.

Eje intestino-cerebro

Pero la intervención no acaba en la dieta. Uno de los aspectos que hay que tener en consideración, según los especialistas, es el eje intestino-cerebro, un concepto clave para entender cómo el sistema digestivo y el sistema nervioso se influyen mutuamente.

“Muchos síntomas digestivos no tienen que ver solo con lo que comemos, sino con cómo lo vivimos. El intestino es un órgano muy sensible al estrés, a las emociones, al ritmo de vida. Por eso trabajamos también en mejorar la gestión del estrés, el sueño y el descanso. En algunos casos, incluso colaboramos con psicólogos y nutricionistas de forma coordinada”, añade la especialista.

El intestino y el cerebro están en constante comunicación. “El estrés, la ansiedad o el insomnio pueden alterar el funcionamiento intestinal, y al revés: un intestino inflamado o disfuncional puede influir negativamente en nuestro estado emocional. Entender esta conexión es fundamental para ofrecer tratamientos más integrales, que no se limiten solo a recetar una pastilla”, nos comenta.

También se atienden casos en los que el aparato digestivo juega un papel secundario pero relevante: fatiga crónica, cuadros de ansiedad con impacto intestinal, o procesos inflamatorios leves que afectan al bienestar general.

Mujer respirando al aire libre con los brazos abiertos© Adobe Stock

Hábitos que debemos modificar

Cuando hablamos de síntomas digestivos no podemos perder de vista, por lo tanto, determinados hábitos de vida que pueden hacer que empeoren o que mejoren los síntomas digestivos funcionales. “La alimentación, el estrés, el descanso, el ejercicio físico, el ritmo de vida o incluso la forma de comer (demasiado rápido, sin horarios, con el móvil en la mano) influyen mucho”, nos cuenta la doctora. Por eso, en su opinión, pequeños cambios sostenidos pueden generar grandes mejorías: “Comer con calma, cuidar el sueño, moverse a diario y aprender a gestionar el estrés es tan importante como el tratamiento médico”.

Es fundamental que el paciente adquiera herramientas para recuperar el control de su salud digestiva. “El tratamiento no puede ser solo farmacológico. Educar al paciente, explicarle lo que le ocurre y ofrecerle herramientas reales para entender y manejar su salud digestiva marca la diferencia. El conocimiento empodera, y en las patologías funcionales esto es esencial”, comenta la doctora.

Consejos para los pacientes con molestias digestivas

No podemos perder de vista a ese paciente del comienzo del artículo que sigue sin saber qué es realmente lo que le pasa. ¿Qué recomendaría la doctora a esa persona con molestias digestivas que no encuentra respuesta a su malestar? Lo tiene claro: “Que no se rinda. Que busque una valoración especializada, donde se escuche su historia con tiempo y rigor, y se valoren pruebas específicas si son necesarias. A veces no se trata de encontrar ‘una gran enfermedad’, sino de comprender un conjunto de factores que, bien manejados, pueden mejorar notablemente su día a día. La clave está en un enfoque integrador, personalizado y humano”, concluye la experta.

“El objetivo no es solo aliviar los síntomas, sino mejorar la calidad de vida con herramientas prácticas. Queremos que el paciente recupere el control de su salud digestiva, que entienda su cuerpo y pueda cuidarse con criterio”, concluye la doctora.a 

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