Llegan los días de calor, las piernas cada día nos pesan más, los tobillos se nos hinchan y tenemos todo el día una sensación de pesadez que nos fastidia el verano. ¿Te suena? Es la retención de líquidos, un fenómeno tan habitual como molesto que afecta a la mayoría de las mujeres, especialmente en verano. Y aunque no siempre tiene implicaciones médicas graves, sí interfiere en cómo te sientes, cómo te ves y cómo te mueves. La buena noticia es que se puede combatir. ¿La clave? Empezar por un buen protocolo detox, como recomienda la experta en bienestar Carmen Navarro.
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Qué es exactamente la retención de líquidos y por qué se agrava en verano
La retención de líquidos, también conocida como edema, no es más que la acumulación excesiva de líquidos en los tejidos. Se manifiesta sobre todo en piernas, tobillos, pies y, en ocasiones, en brazos y manos. Lo notas cuando los pantalones te aprietan sin haber ganado peso, cuando te cuesta calzarte o cuando ves tus piernas más hinchadas al final del día.
La retención de líquidos es aquello “que provoca aumento de peso en piernas y tobillos sin motivos aparentes, sin entrar, por supuesto, en temas médicos, y que puede derivar en problemas circulatorios o enfermedades más serias”, explica Carmen Navarro. De hecho, la experta manifiesta que se trata de un problema muy común durante estas fechas y que se ve en aquellas mujeres que, sin haber cambiado su alimentación ni su actividad física, notan que sus piernas se inflaman y su piel pierde elasticidad. En algunos casos, incluso, aparece celulitis edematosa, que puede llegar a ser dolorosa.
El verano, además, lo agrava todo. El calor dilata los vasos sanguíneos, ralentiza el sistema circulatorio y entorpece la función del sistema linfático, que es el encargado de recoger y eliminar los desechos del organismo. Es es, precisamente, el responsable de que se produzca esta hinchazón.
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Así actúa el sistema linfático y por qué un protocolo 'detox' es imprescindible
Para entender por qué el primer paso para eliminar líquidos es un protocolo detox, hay que conocer el papel del sistema linfático. “La linfa es como el camión de la basura encargado de llevar todos los desechos que se producen en el proceso de nutrición que realizan nuestras células”, explica Carmen Navarro.
Cuando ese sistema de recogida y transporte no funciona como debe, se estanca. Y ese estancamiento da lugar al edema, que no es otra cosa que una acumulación de agua, proteínas y sustancias que deberían haberse eliminado.
Ahí entra en juego el drenaje linfático, que es una técnica manual o instrumental que ayuda a desatascar y liberar esas zonas. El objetivo es movilizar el líquido retenido y redirigirlo hacia el sistema circulatorio para su eliminación. Además, no hay que olvidar que el sistema linfático cumple una función inmunológica gracias a los ganglios linfáticos. Por tanto, cuidarlo es también cuidar nuestras defensas.
La retención de líquidos puede deberse a muchas causas, y no todas tienen el mismo origen. A menudo se combinan varios factores. Estos son los más habituales, según Carmen Navarro:
Cambios hormonales: como los que ocurren durante el embarazo, la menstruación o la adolescencia. También es frecuente durante la menopausia.
Predisposición genética: ya que, como ocurre con tantas otras cosas, la tendencia a retener líquidos puede heredarse.
Problemas circulatorios: en cuyo caso lo recomendable es acudir al médico para un diagnóstico adecuado.
Errores en la alimentación: como consumir poca agua, escasas proteínas o fibra. Algunos medicamentos también pueden desencadenar edema.
Vida sedentaria: ya que la falta de movimiento dificulta el retorno venoso.
Clima: especialmente el calor, que contribuye a la vasodilatación y, por tanto, al edema.
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Así puedes combatir la retención de líquidos desde dentro
Para combatir la retención de líquidos y sentirte más ligera, solo tienes que poner en práctica algunos microhábitos sencillos y al alcance de todos. Cambiar algunas rutinas y prestar atención a lo que comes y cómo te mueves marcará la diferencia. Aquí tienes las claves que recomienda Carmen Navarro desde sus centros de estética:
Reduce la sal todo lo posible
El sodio es uno de los principales responsables de la retención de líquidos, y lo consumes más de lo que crees. No se trata solo del salero: está presente en embutidos, conservas, ahumados, quesos curados, salsas, caldos preparados, snacks, frutos secos con sal y comida rápida. Revísalo bien en las etiquetas y apuesta por alimentos frescos.
Ojo con el tipo de agua que bebes
Hidratarse es básico para combatir la retención de líquidos, pero conviene fijarse en la composición del agua. “Evita aquellas aguas minerales que tienen un alto contenido en sodio; mejor que contengan menos de 50 miligramos por litro”, recomienda Carmen Navarro. Cuanto menos sodio, más efecto diurético tendrá.
Dale un empujón natural al organismo con infusiones
Infusiones como la cola de caballo, el diente de león o el té verde son grandes aliadas. Ayudan a eliminar agua y sodio de forma natural. En el caso de la cola de caballo, además, tiene beneficios añadidos: es astringente, ayuda a la pérdida de peso, fija el calcio en los huesos y fortalece el cabello.
El ejercicio moderado es fundamental. Caminar, nadar, practicar yoga o montar en bici de forma suave son actividades que estimulan la circulación sin forzar ni sobrecargar las articulaciones. Si pasas muchas horas de pie o sentada, trata de moverte cada hora y no permanezcas en la misma postura demasiado tiempo.
Coloca las piernas en alto siempre que puedas
Es un truco sencillo y muy eficaz: eleva las piernas por encima del nivel del corazón durante unos minutos al final del día. Puedes apoyarlas en un cojín, en el respaldo del sofá o incluso hacer la postura de piernas en la pared. Esto favorece el retorno venoso y reduce la hinchazón.
Cuida tu despensa con criterio
Haz un repaso a lo que tienes en la nevera y la despensa. Sigue tomando lácteos, pero evita los quesos muy salados. Opta por carnes y pescados frescos en lugar de embutidos o enlatados. Limita los frutos secos con sal y elimina los snacks industriales. Evita potenciadores de sabor, aditivos artificiales y todo aquello que contenga un exceso de sodio.
El papel de los tratamientos profesionales
Aunque los hábitos diarios son clave, en algunos casos un tratamiento profesional puede suponer un punto de inflexión. “En nuestros centros siempre comenzamos con un protocolo detox antes de aplicar cualquier otro tratamiento, porque si no resolvemos primero la retención, el resto de terapias no serán igual de efectivas”, explica Carmen Navarro.
Como comentaba la experta, entre los más utilizados están el drenaje linfático manual, pero también es útil la presoterapia, la mesoterapia y los masajes remodelantes. Todos ellos tienen en común que movilizan los líquidos retenidos, mejoran la circulación y preparan el cuerpo para absorber mejor los activos cosméticos.
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Cuándo tienes que consultar con el médico
La retención de líquidos no es solo un tema estético. Es una señal de que algo no fluye como debería. Atender a las causas, revisar tu alimentación, moverte con frecuencia, beber adecuadamente y ayudarte con infusiones o tratamientos puede ser el primer paso hacia una sensación de ligereza que va mucho más allá del físico.
Sin embargo, en ocasiones, puede esconder un problema más serio. Por ello, si con prácticas sencillas no mejoras, es conveniente acudir al médico, por ejemplo, para descartar un problema de circulación. Según el Dr. Pablo Gallo, jefe del Servicio de Angiología y Cirujano Vascular del Hospital Ruber Internacional de Madrid, “la insuficiencia venosa produce una reducción de oxígeno en la microcirculación y produce edema, lo que lleva a la inflamación y a la aparición de varices. Existen una serie de factores causales y unos factores desencadenantes, siendo una enfermedad más frecuente en mujeres, especialmente a causa de los embarazos".
La enfermedad venosa se inicia cuando el sistema venoso no es capaz de derivar la sangre de forma adecuada hacia el corazón para reiniciar el ciclo cardiaco y eso produce que las venas se inflamen y aparezcan las varices y el dolor. Viene determinada por factores genéticos y es más frecuente en las mujeres caucásicas.
Además, la probabilidad de padecerla aumenta con la edad. Pero también está ocasionada por factores que son modificables ligados a los estilos de vida: el sobrepeso, el sedentarismo, el hecho de permanecer de pie o sentado de manera prolongada, el exceso de exposición al calor, el efecto de ciertas hormonas (anticonceptivos), el embarazo, llevar ropa compresiva, los hábitos poco saludables o una inadecuada alimentación pueden favorecer el desarrollo de esta dolencia. Los síntomas más frecuentes son la sensación de piernas cansadas, incluso con dolor, hinchazón, sequedad de la piel, cansancio y, en ocasiones, calambres nocturnos.
El tratamiento de la insuficiencia venosa leve se debe abordar desde la modificación del estilo de vida mediante el fomento de ejercicio físico moderado como nadar, pasear o subir y bajar escaleras o recuperar la posición horizontal hasta tres veces al día, hasta la terapia compresiva, los fármacos venoactivos o el tratamiento quirúrgico, en los casos que pueda ser necesario.
Otro de los problemas que también puede provocar edema es el linfedema. Se trata de una acumulación de líquido (edema) en las extremidades a causa de una alteración en los ganglios linfáticos, en la cual estos ganglios no funcionan bien y no pueden filtrar correctamente la linfa (líquido incoloro que contiene glóbulos blancos), provocando edemas en ciertas partes del cuerpo. Lo más común son los linfedemas en las piernas, aunque también pueden aparecer en los brazos. Esta afección puede afectar tanto a hombres como mujeres, aunque tiene mayor prevalencia en las mujeres, y suele presentarse con mayor frecuencia en personas que han sufrido una intervención quirúrgica o tratamiento de radio o quimioterapia. Por normal general suele ser unilateral. Es decir, afectar sólo a un lado del cuerpo”, concluye la Dra. Rocío Rico, unidad de Medicina Estética de ENEA Clínica.