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Chica pelirroja con pecas haciendose una foto© Getty Images/Westend61

Día Mundial del Cáncer de Piel

Este bronceado no es saludable, aunque a ti te lo parezca

Tener la piel morena no es síntoma de salud, sino de daño solar que puede acabar en un cáncer de piel


13 de junio de 2025 - 11:49 CEST

Con la llegada del verano, las playas se llenan, las terrazas se abarrotan y muchas personas siguen viendo el bronceado como sinónimo de bienestar. Sin embargo, conviene recordar algo que los dermatólogos repiten sin descanso: el bronceado es una señal de daño, no de salud. La piel se oscurece como mecanismo de defensa frente a una agresión, no como una mejora estética. Y esa agresión, repetida verano tras verano, puede tener consecuencias muy serias.

Este viernes 13 de junio se celebra el Día Mundial del Cáncer de Piel, una fecha que invita a reflexionar sobre lo que realmente significa exponerse al sol sin protección. Para empezar, la dermatóloga Ángela Estenaga, de Policlínica Gipuzkoa, alerta de que muchos de estos tumores de piel se podrían evitar con buenos hábitos de fotoprotección y una autoexploración regular”.

El cáncer de piel no duele. Hay que fijarse en los cambios: en un lunar que crece, en una herida que no cicatriza, en una mancha que cambia de color

Cáncer de piel: no uno, sino varios

Cuando hablamos de cáncer de piel solemos pensar en una única enfermedad. Sin embargo, existen varios tipos, y no todos se comportan igual ni suponen el mismo riesgo. En términos generales, se dividen en dos grandes grupos: los melanomas y los no melanomas. Y dentro de estos últimos, los más frecuentes son el carcinoma basocelular y el carcinoma espinocelular (o escamoso).

El melanoma es el más preocupante por su agresividad y porque puede afectar a personas jóvenes. En cambio, los carcinomas basocelulares y espinocelulares, aunque menos agresivos, son mucho más frecuentes y están muy ligados a la exposición solar acumulada a lo largo de los años”, detalla la doctora Estenaga.

De hecho, el carcinoma basocelular es, a día de hoy, el tumor maligno más frecuente en humanos. No suele producir metástasis, pero puede crecer localmente y causar complicaciones si no se trata. Los espinocelulares, por su parte, tienen algo más de capacidad invasiva y, aunque también se detectan sobre todo en edades avanzadas, su incidencia va en aumento.

Más casos de cáncer de piel pero también mayor supervivencia

Es cierto que la incidencia del cáncer de piel sube pero , afortunadamente, la supervivencia también es mayor. Solo en España, en 2024 se diagnosticaron más de 20.000 casos de cáncer de piel, de los cuales casi 7.900 fueron melanomas. Eso supone una incidencia de 15 casos por cada 100.000 habitantes y un crecimiento del 40% en los últimos cuatro años, según datos del Ministerio de Sanidad. Una tendencia preocupante que, sin embargo, también viene acompañada de una buena noticia: gracias a la detección precoz, la supervivencia a cinco años supera ya el 85%.

“Es muy importante que la población entienda que este tipo de cáncer no suele doler. El dolor no debe ser un criterio. Hay que fijarse en los cambios: en un lunar que crece, en una herida que no cicatriza, en una mancha que cambia de color. Y consultar siempre con el dermatólogo”, insiste la especialista.

¿Cómo se tratan los distintos tipos?

El tratamiento varía en función del tipo de cáncer y del momento en que se diagnostica. Los carcinomas basocelulares y espinocelulares suelen tratarse mediante cirugía, extirpando el tumor con márgenes de seguridad. En algunos casos se recurre a tratamientos tópicos, terapias fotodinámicas o incluso radioterapia, si no es posible la cirugía.

En el caso del melanoma, la estrategia depende del estadio. “Cuando se detecta a tiempo y está localizado, también se opera. Pero si hay diseminación, el abordaje es más complejo. Afortunadamente, en los últimos años han aparecido tratamientos dirigidos e inmunoterapia que han revolucionado el pronóstico”, afirma.

Y es que, frente al melanoma, que hasta hace poco se consideraba de muy mal pronóstico en fases avanzadas, hoy existen nuevas herramientas terapéuticas que están cambiando la historia natural de la enfermedad. “Tenemos opciones que estimulan el propio sistema inmunitario para que reconozca y ataque las células tumorales. Son tratamientos que han demostrado aumentar la supervivencia e incluso lograr remisiones completas en algunos casos”, explica la doctora Estenaga.

El sol no es enemigo, pero hay que aprender a tomarlo con cabeza. La exposición solar crónica y las quemaduras, sobre todo en la infancia, son los principales factores de riesgo, y también los más evitables

El papel esencial de la prevención

A pesar de los avances, la mejor forma para evitar el cáncer de piel sigue siendo evitar que aparezca. Y ahí es donde entra en juego la fotoprotección. “El sol no es enemigo, pero hay que aprender a tomarlo con cabeza. La exposición solar crónica y las quemaduras, sobre todo en la infancia, son los principales factores de riesgo, y también los más evitables”, recuerda.

La dermatóloga insiste en la importancia de usar protector solar con FPS 50, aplicarlo antes de salir de casa y reaplicarlo cada dos horas, especialmente tras el baño o si nos secamos con la toalla. “Además, hay que evitar el sol en las horas centrales del día, protegerse con sombrero, gafas y camiseta, y no olvidar que las nubes no bloquean la radiación ultravioleta”, añade.

Pero no todo se reduce a la crema solar. También es clave la autoexploración. “Lo más fácil es hacerse fotos con el móvil cada seis u ocho meses, y comparar. Si algo ha cambiado, hay que consultarlo. Hay que conocer nuestra piel y estar atentos”, recomienda.

Y frente a la tentación de recurrir a cabinas de rayos UVA, autobronceadores o pasar horas bajo el sol para conseguir ese tono ‘ideal’, la respuesta es clara: ningún bronceado es seguro. “Si para estar morena tienes que quemarte, mejor usa un producto autobronceador. Son seguros, y no dañan la piel”, zanja Estenaga.

La piel tiene memoria. Lo que hiciste a los 15, a los 20 o a los 30 años, puede tener consecuencias décadas después

La memoria de la piel 

A estas alturas, muchos creen haberlo oído todo sobre el cáncer de piel: que hay que protegerse, que los lunares deben vigilarse, que el sol en exceso pasa factura. Sin embargo, hay un mensaje que todavía no se ha interiorizado del todo: el daño solar es acumulativo e irreversible. No basta con cuidarse a partir de cierta edad. Cada quemadura, cada exceso, deja huella.

“La piel tiene memoria. Lo que hiciste a los 15, a los 20 o a los 30 años, puede tener consecuencias décadas después. Por eso es fundamental educar desde la infancia, enseñar a los niños a protegerse y a convivir con el sol de forma segura. Es una inversión en salud a largo plazo”, subraya la dermatóloga.

La belleza empieza por la salud, y no hay piel bonita si está dañada. No podemos seguir asociando el moreno con la buena imagen, porque es un concepto que ya no se sostiene científicamente. El verdadero lujo, la buena cara o lo saludable es una piel sana, protegida y cuidada.

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