Una experta nos cuenta la verdad sobre la pastilla para no ir al gimnasio

La investigación, por el momento, solo se ha realizado en ratones, por lo que aún son muchas las dudas que surgen sobre su posible uso en humanos

Por Pilar Hernán

Cada vez son más los médicos que consideran que la prescripción de ejercicio físico es fundamental para garantizar un buen estado de salud. Nadie pone en duda las ventajas de hacer deporte para una vida más saludable. Hay que vencer la pereza y ponerse en forma. Pero hay personas para las que su sueño sería conseguir los beneficios de la práctica deportiva sin esfuerzo... ¿Una quimera o una realidad? Aunque puede parecer imposible, lo cierto es que acaba de salir a la luz una noticia acerca de una investigación científica en la que se han descubierto nuevos compuestos digeribles que parecen capaces de imitar los efectos del ejercicio físico. Una pastilla para no ir al gimnasio, para que nos entendamos.    

El estudio está en una fase inicial, pues por ahora, solo se ha probado en ratones, no hay test en humanos. Pero lo cierto es que sus resultados acaban de presentarse en la reunión de primavera de la Sociedad Química Estadounidense. Se trata de un fármaco que podría imitar los efectos que produce el ejercicio y compensar, de esta forma, la atrofia y la debilidad muscular que pueden padecer las personas a medida que van envejeciendo o bien en el caso de que padezcan algún problema de salud o condicionante que les impida hacer deporte, como pueden ser casos de atrofia muscular, insuficiencia cardíaca o enfermedades neurodegenerativas.

Los investigadores ponen por delante las ventajas de hacer deporte. "Si puedo hacer ejercicio, debería seguir haciéndolo, pero hay muchísimos casos en los que no es posible y se necesita un sustituto", apuntaba Bahaa Elgendy, profesor de anestesiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis e investigador principal del proyecto. Tras años de trabajo, el estudio ha llegado al desarrollo de un compuesto, denominado SLU-PP-332, que activa proteínas especializadas, conocidas como receptores relacionados con el estrógeno (ERR), y que tienen que ver con los cambios metabólicos que se asocian al ejercicio físico. En los experimentos realizados en la última década con roedores, los investigadores descubrieron que este compuesto aumentaba un tipo de fibra muscular resistente a la fatiga y, al mismo tiempo, mejoraba la resistencia de los animales cuando corrían en una cinta.

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La obesidad, un problema de la población actual

Le preguntamos a la doctora Paola Lastra, especialista en aparato digestivo del Hospital Universitario Vithas Madrid Arturo Soria y Vithas Internacional, cuál es su opinión al respecto de esta línea de investigación. “El incremento progresivo de la población que padece obesidad o se encuentra en riesgo de sufrirla, sumado al sedentarismo y estilos de vida actuales, ha generado la necesidad de alternativas más simples al ejercicio y la dieta para mantener una masa muscular; por tanto, este compuesto, a primera vista parece una opción muy atractiva para muchas personas”, apunta para comenzar.

Pero matiza desde el comienzo. “Sin embargo, hay que ser prudentes, la evidencia de la que disponemos en el momento actual proviene de escasos estudios experimentales realizados en animales, se desconoce totalmente la respuesta en humanos y más aún el perfil de efectos secundarios. Lograr esto requiere un camino que en algunos casos puede tardar muchos años, y no siempre se llega a recomendar a la población. El SLU-PP-332 en un agonista panestrogénico, es decir, que interacciona con todos los receptores de los estrógenos, habría que definir bien la interacción con otros sistemas y riesgo de génesis tumoral”, nos explica.

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¿Una alternativa para algunas personas?

La principal duda que nos surge es si este avance podría ser una buena alternativa para personas que tengan algún problema de salud que les impida hacer ejercicio, como puede ser en el caso de pacientes con atrofia muscular o enfermedades neurodegenerativas. “Las personas que sufren enfermedades crónicas neurológicas, musculares, digestivas, etc., tienen más riesgo de atrofia muscular (sarcopenia), asociadas a limitaciones funcionales propias o bien derivadas de la misma enfermedad. Un fármaco que estimule la formación de masa muscular puede convertirse en un impulso para mejorar su calidad de vida y disminuir los riesgos derivados de la sarcopenia, lo importante es conseguir un compuesto que tenga un perfil de seguridad aceptable”, indica la doctora.

Un caso en el que podemos pensar es en pacientes encamados por cuestiones médicas. La especialista explica que si el paciente encamado cumple características que se ajusten al perfil del fármaco, una vez que haya demostrado eficacia en humanos y sea seguro en el paciente, se puede plantear su utilización.

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¿Una alternativa para todo el mundo?

La principal duda radica, claro está, en si estaríamos ante una alternativa para ser utilizada por todo el mundo, como ha sucedido con el famoso Ozempic, pensado para pacientes diabéticos en origen y que ha acabado siendo utilizada por otros perfiles de personas con el objetivo de perder peso. “En ningún caso la respuesta sería para todo el mundo, los fármacos y los productos de su metabolismo tienen efectos colaterales que de entrada contraindican su uso en algunas personas. A priori, con los pocos estudios experimentales realizados en ratones es difícil establecer el grupo de personas que se beneficiarían de este compuesto, la población diana a la que puede ser de utilidad en principio serían pacientes con pobre masa muscular. A partir de su perfil de seguridad habría que definir las contraindicaciones, por ejemplo, ¿sería seguro en una persona que ha padecido cáncer hormonodependiente o está en riesgo de padecerlo?”, se plantea la doctora de Vithas.

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No es un sustitutivo del deporte

En cualquier caso, la doctora concluye que no sustituiría la realización de ejercicio en una persona sana. “No parece previsible en ningún caso que pueda sustituir el deporte. El ejercicio físico activa múltiples mecanismos moleculares protectores y con efectos ampliamente estudiados a nivel musculoesquelético, neurológico, cardiovascular, metabólico, digestivo incluyendo la microbiota y es un factor protector en la génesis de ciertos tumores, todo ello sin riesgos derivados del uso de fármacos”, apunta.