Vuelta a la rutina: los consejos de un 'coach' para afrontar mejor el síndrome postvacacional

Retomar el ritmo tras los días de relax de las vacaciones puede ser todo un desafío para muchas personas

Por Pilar Hernán

Hoy, para muchas personas, es uno de los ‘lunes más lunes’ del año. El primero de septiembre, en la semana en la que toca volver a la dura realidad, dejando atrás el periodo de relax que suponen las vacaciones. Estos días toca vuelta a la rutina, al cole para los más pequeño, a nuestro día a día, en definitiva. ¿Por qué nos cuesta tanto retomar la rutina tras las vacaciones? “Retomar la rutina después de las vacaciones puede ser todo un desafío para muchas personas principalmente porque nuestra mente y nuestro cuerpo asocian felicidad con esos días de relax y desconexión del trabajo y del día a día. En vacaciones, nos acostumbramos a un ritmo más relajado y a tener más tiempo libre”, nos comenta el coach Ismael Cala, estratega de vida y desarrollo humano y gurú de meditación.

El experto nos explica que debemos recordar que nuestro cerebro es “perezoso” por lo que tener que cambiar y adaptarse de nuevo a la rutina es una tarea que le requiere esfuerzo y por eso tiende a resistirse. “Esto es totalmente normal. Lo primero que debemos hacer es auto observarnos y reconocer lo que estamos sintiendo. Siempre invito a hacer esto de una manera neutral, es decir, sin caer en el juicio de la mente sino siendo compasivos y, sobre todo, curiosos de lo que estamos pasando”, nos dice. Hemos hablado con él sobre la conocida depresión postvacacional.

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¿Se puede llegar a padecer lo que se conoce como síndrome postvacacional o es solo un mito?

Si bien no hay consenso en la comunidad científica para identificar una serie de síntomas bajo un síndrome, sí hay una gran cantidad de personas que presentan ciertas señales y que tienen un elemento en común: el retorno al trabajo después de un período de vacaciones.

Personalmente lo he experimentado en varios momentos por lo que es algo con lo que he trabajado e investigado, ya que llegué a pensar que se debía a una gran insatisfacción con mi vida por lo que me deprimía tanto volver a la rutina. Fue tranquilizador saber que esto les pasa a muchas personas y que nunca estamos solos en lo que sentimos. 

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¿Qué síntomas nos pueden alertar de que estamos ante este problema?

Algunos de los síntomas incluyen: cansancio, irritabilidad, tristeza, dificultad para concentrarse y baja motivación. Otras personas pueden experimentar, además, desgana, nostalgia, insomnio (o exceso de sueño) y cambios en el apetito. Incluso, algunos pueden llegar a presentar dolores físicos (cabeza o muscular) debidos a la tensión muscular o el estrés. Si bien no se trata de padecimientos graves, sí pueden llegar a ser muy molestos e incómodos.

¿Hay personas más propensas a padecerlo?

Algunos autores indican que las personas perfeccionistas tienen más posibilidades de presentar el síndrome. Otros se inclinan más a pensar en las características culturales pues en países como España, la presencia del síndrome se agudiza ya que el período vacacional se concentra en los meses de verano y, por tanto, suelen ser más largas que en otros sistemas.

¿Influye la situación en la que estemos en el trabajo?

Totalmente. El nivel de satisfacción que presenta la persona al volver a un trabajo estresante o que no le gusta puede exacerbar el síndrome. Si hay un clima tenso o sobrecarga de trabajo, el regreso se hace más difícil. Lo ideal es volver a un entorno organizado y acogedor, en el que nos sintamos a gusto. En mi caso particular, a veces me cuesta desconectar porque me siento muy alineado con mi trabajo y más bien disfruto muchísimo de mi parte profesional, pero, aun así, me aseguro de planificar semanas en las que hago pausas de trabajo.

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¿Es un problema que se puede prevenir?

Se puede prevenir manteniendo algunos hábitos saludables durante las vacaciones, como hacer ejercicio, tener sueño suficiente y actividades recreativas que te enriquezcan (como leer, meditar). También ayuda retomar el trabajo de forma paulatina. Recuerda que la idea es que “hackeemos” o engañemos a nuestro cerebro haciendo una transición gradual. Otra recomendación tiene que ver con mantener, una vez que volvemos al trabajo, rutinas de descanso y ocio intercaladas en nuestro día a día laboral.

¿Cómo debemos abordarlo, qué estrategias tenemos a nuestro alcance para tratar de llevar la vuelta de la mejor manera posible?

Lo mejor es tener expectativas realistas, diseñar una rutina equilibrada y enfocarse en los aspectos positivos del trabajo. En este punto es importante hacer una reflexión profunda de nuestra misión o propósito de vida y qué tan alineados estamos con ellos.

Adicionalmente, les comparto varios ejercicios que personalmente aplico como parte de mi rutina diaria:

  • El ‘vómito’ de la mañana. Escribir 3 páginas o cuartillas a mano de manera automática, sin pensar sobre lo que voy escribiendo. Al cabo de dos semanas las reviso y veo si hay algo rescatable.
  • Sentir, soltar, sonreír. Es un mantra que aplico con una respiración profunda. Al inhalar (sentir), exhalar (soltar) y sonreír. Lo repito unas 5 a 10 veces y se comienzan a sentir los beneficios.
  • Diario de gratitud. Escribir todos los días al menos 5 cosas por las que estamos agradecidos en la jornada.
  • Meditaciones. Especialmente aquellas que nos permiten conectar con nuestra misión de vida.