¿Es buena idea incluir los probióticos en el desayuno?

La farmacéutica Meritxell Martí nos explica que son especialmente útiles para ayudar a reequilibrar la salud digestiva

Por Pilar Hernán

Seguro que has oído hablar de los probióticos, microorganismos que forman parte de la flora bacteriana natural de nuestro organismo. Tienen una importante función, pues ayudan a mantener el equilibrio intestinal y la función digestiva, y están directamente relacionados con el sistema inmunológico.

Tal y como nos cuenta la farmacéutica Meritxell Martí, alma mater de Farmacia Meritxell en Andorra (@farmaciameritxell), quien nos va a ayudar a entender más sobre ellos, los probióticos los consumimos en diferentes complementos nutricionales, y en algunos alimentos en los que estas bacterias ya se encuentran de forma natural, como pueden ser los alimentos fermentados o las levaduras. Los probióticos más habituales son los lactobacillus y los bifidobacterium.

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¿Para qué nos puede servir añadir probióticos en la dieta o en forma de suplementos?

En opinión de Meritxell Martí ayudan a reequilibrar la salud digestiva y, al aumentar el contenido de bacterias beneficiosas, ayudarán a desplazar las perjudiciales, lo que contribuye a la mejora de nuestro sistema inmunitario. Además, su uso puede ser beneficioso para mejorar los trastornos del sistema digestivo, como pueden ser las diarreas, los problemas derivados del síndrome de colon irritable o incluso problemas de estreñimiento. Pueden ayudar también a evitar problemas de algunas intolerancias alimentarias.

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¿Cuándo es aconsejable tomarlos?

Tal y como nos explica la experta, hay que tener en cuenta que no todos los probióticos son iguales, y no todos los suplementos contienen el mismo número ni el mismo tipo de cepas. Los probióticos, al formar parte del microbiota del organismo, se deberían tomar siempre que esta flora bacteriana se haya podido ver afectada por algún motivo como pueden ser los siguientes:

  • Después de un tratamiento de antibióticos, más o menos largo en el tiempo, ya que puede ayudar a reestablecer esa flora bacteriana perdida.
  • Cuando ha habido problemas digestivos, tipo diarreas, vómitos en las que se ha desequilibrado esa flora, independientemente de los motivos, aunque muy a menudo es por intolerancias alimentarias o problemas con el síndrome de colon irritable.
  • En personas en las que el sistema inmunitario está débil, su ingesta puede ayudar a  mejorarlo.
  • Cuando hay cambios que pueden afectar a nuestra dieta, como pueden ser viajes, mudanzas... algún cambio que podría afectar al sistema digestivo.

Un aspecto algo más controvertido es el relacionado con el momento del día en el que conviene tomar los suplementos, pues algunos especialistas indican que es mejor por la mañana con el estómago vacío, mientras que otros consideran que es mejor justo antes de acostarse. Influye un factor como es la acidez en el estómago, pues sabemos que en general el estómago tiene un pH ácido, que está destinado a digerir los alimentos, pero también evita que proliferen bacterias perjudiciales en el organismo. Si el estómago está vacío, debería ser más rápido el tránsito de los suplementos con probióticos por el estómago, lo que evitaría su degradación. Este es el motivo por el que muchos expertos indican que es preferible tomarlos separados de los alimentos. Es una buena opción tomarlos por la noche antes de acostarse, después de la digestión completa de la cena, o por la mañana media hora antes del desayuno. Sin embargo, también hemos de tener en cuenta el tipo de cepa que incluimos como probióticos, ya que algunas son más resistentes a la acidez del estómago.

“Si es fundamental separar la ingesta de los probióticos de los fármacos, especialmente en el caso de los antibióticos”, nos cuenta Meritxell Martí.

¿Es una buena idea incluirlos en el desayuno?

Sobre la conveniencia de tomarlos en la primera comida del día, Meritxell Martí nos cuenta que en el desayuno se puede incluir más contenido de alimentos ricos en probióticos y prebióticos, como es el caso de los yogures y otros lácteos o fermentados, así como las frutas, que son ricas en prebióticos (ayudan a aumentar el contenido de probióticos en el organismo).

“Este contenido de probióticos en el desayuno puede ayudar a mejorar el sistema digestivo, concretamente el intestino. Ayudarán a mejorar la flora digestiva y el tránsito intestinal, evitando problemas como pueden ser los gases o flatulencias”, nos cuenta la experta.

Además, añade que lo ideal para el desayuno sano, rico en probióticos, es además incluir prebióticos y fibra, pues con ello conseguimos además de mejorar la flora bacteriana, regular el tránsito intestinal, y se mejoran las digestiones y se reequilibra el sistema digestivo.  

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Los alimentos que podemos incluir en un desayuno saludable y beneficioso para nuestra microbiota, según la experta, son:

  • Yogur, que tiene además un buen equilibrio en proteínas y carbohidratos incluyendo además los probióticos. El griego es más rico en proteínas.
  • Kéfir, parecido al yogur, sin embargo, es más líquido, y con más alto contenido en probióticos. Se puede añadir a otras fibras y ser sustituto por ejemplo de la leche.
  • La manzana no es rica en probióticos, pero sí en fibras y prebióticos, lo que ayudará a mejorar el equilibrio del microbiota intestinal.
  • Del mismo modo, la avena y las semillas de lino son muy ricas en fibra, concretamente en betaglucanos, que van a ayudar a mejorar el contenido de probióticos en el organismo.
  • El natto es tradicional en Japón y está elaborado de soja fermentada, por lo que es muy rico en bacterias como el bacillus subtillis.
  • Kimchi. Tradicional de Corea, incluso en el desayuno, es un fermentado de la col, y es rico en lactobacillus plantarum.
  • Otros alimentos que se pueden añadir muy ricos en fibras y prebióticos son los espárragos y los plátanos.

Referencias

Melissa Anne Fernandez y André Marette. Potential Health Benefits of Combining Yogurt and Fruits Based on Their Probiotic and Prebiotic Properties. Published online 2017 Jan 11. doi: 10.3945/an.115.011114. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5227968/