¿El ayuno puede ser un buen aliado si padeces dolor crónico?

Aunque por sí solo no mitiga todas las molestias, lo cierto es que puede ayudar a mejorar ciertos marcadores inflamatorios y metabólicos que pueden estar alterados en personas con esta patología.

Por Pilar Hernán

La dieta puede convertirse en la mejor aliada de nuestra salud. Tanto es así, que nos ayuda a revertir problemas que repercuten, y de qué manera, en nuestro día a día. Por ejemplo el dolor crónico. Sí, no queremos decir que la dieta pueda eliminarlo, pero sí que puede contribuir a mitigar los síntomas. Y entre las estrategias nutricionales que pueden ayudarnos se encuentra el ayuno. Tal y como explica Jesús Domínguez, director técnico de MiAyuno, tras el ayuno, los síntomas mejoran claramente por dos motivos: en primer lugar, por la estimulación que el ayuno produce de los mecanismos antioxidantes y antiinflamatorios fisiológicos, y, en segundo lugar, gracias a la depuración de toxinas e impurezas que tiene lugar en el organismo.

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Un enfoque global que incluya el ayuno

Entonces, ¿puede el ayuno ayudarnos a mitigar el dolor en el caso de que padezcamos este problema de forma crónica? “El ayuno intermitente tiene muchos beneficios para la salud demostrados, entre ellos puede ayudarnos a mejorar ciertos marcadores inflamatorios y metabólicos que pueden estar alterados en personas con dolor crónico”, nos comenta la experta en nutrición Elisa Blázquez. Pero insiste, eso sí en una idea fundamental: “El ayuno por sí solo no mitiga ningún dolor, se trata siempre de una estrategia global de nutrición y cambio de estilo de vida donde el ayuno tiene cabida, pero no hay ninguna evidencia que demuestre como tal que el ayuno por si solo puede mejorar un dolor crónico. El enfoque siempre sería global”.

“El ayuno también contribuye a favorecer los procesos de detoxificación del organismo, algo que también es beneficioso en el tratamiento integral de una patología crónica”, explica la nutricionista.

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Efecto antiinflamatorio

Como decíamos antes, una de las claves es el efecto antiinflamatorio que puede tener el ayuno. “Efectivamente. El ayuno es una estrategia que puede ayudarnos a mejorar marcadores de inflamación como la IL-6, PCR, Homocisteina. Además, contribuye al equilibrio de nuestro ecosistema intestinal, un órgano vital para nuestra inmunidad y la inflamación. Este ayuno debe ir acompañado siempre de una dieta antiinflamatoria y una buena gestión del estrés y la hormona cortisol”, nos explica Elisa Blázquez.

“Las enfermedades inflamatorias tienen posiblemente su origen en la hiperpermeabilidad intestinal. Y es que, el intestino, inflamado, no cumple con su función barrera y deja pasar todo tipo de sustancias. Por lo que una alimentación rica en verduras, hierbas y especias, grasas saludables y fibra, como aguacate; cúrcuma; aceite de coco; rúcula; manzana; chucrut; brócoli o aceite de lino, entre otros y en cambio pobre en cereales refinados, productos procesados, azúcares, alcohol y otros tóxicos, facilitará el proceso antiinflamatorio necesario para revertir la situación”, cuentan desde MiAyuno.

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Elegir bien el tipo de ayuno

¿Qué tipo de ayuno es recomendable para mejorar este efecto? “Se han estudiado muchos patrones distintos, pero el más estudiado es el de 16 horas de ayuno y 8 de ingesta. Necesitamos un tiempo prolongado de descanso digestivo para obtener sus beneficios. Pero en la práctica clínica hay que tener en cuenta muchos factores de estilo de vida y de salud”, comenta la nutricionista. “Mi recomendación es empezar con 12 horas de ayuno nocturno todos los días e integrar un par de días a la semana de 16 horas, siempre sin dejar de atender a las comidas que realizamos ricas en antioxidantes, Omega 3, pre y probióticos, proteínas de calidad y de bajo índice glucémico. Si la tolerancia al ayuno es buena y está indicado, se puede llegar a hacer ayunos de 16 horas a diario”, recomienda.