¿Cómo saber si es peligrosa una verruga?

Aunque la mayoría son benignas y no nos tienen que alarmar, debemos controlar su localización, cambios en su apariencia o nuestro propio estado inmunológico.

Por Nuria Safont

La mayoría de nosotras tenemos alguna verruga en el cuerpo, pequeñas protuberancias que podemos 'quemar' con productos de venta en la farmacia o en el dermatólogo. En general, no les damos importancia. Y no la tienen por lo que no deben preocuparnos, excepto en algunos casos que sí debemos observar, controlar y acudir al médico si vemos que sufren determinados cambios. 

¿Por qué aparecen las verrugas? 

Las verrugas son consecuencia de una infección por el virus del papiloma humano, bien por contacto con un objeto o con una persona. Pueden ser papulosas o planas. "Son más frecuentes en la infancia, pero pueden aparecer en la edad adulta. Pueden resolverse de forma espontánea, pero pueden tardar años y dependiendo de la localización necesitan tratamiento para su resolución", nos explica el Dr. Román Miñano, dermatólogo del Instituto de dermatología Integral. 

Por su parte, los acrocordones (protuberancias) no son verrugas víricas, sino son fibromas o bultitos y pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo. "Pueden ir creciendo con el paso del tiempo si no se extirpan y suelen desarrollarse en mayor número en zonas donde existe un roce continuo, como, por ejemplo, el cuello, las ingles, bajo los senos (especialmente en el caso de las mujeres) y en los pliegues de los brazos. Están asociados al crono envejecimiento o algunas situaciones clínicas cómo la diabetes, obesidad, resistencia a la insulina", señala el especialista. 

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¿Son peligrosas? 

En su gran mayoría son benignas, en muchos casos, además, desaparecen de manera espontánea sin haber realizado ningún tipo de tratamiento. Sin embargo, hay que tener cuidado con las que aparecen en los genitales, los denominados condilomas, "ya que han sido generadas por un tipo de virus del papiloma humano específico que afecta a la zona genital y que tiene cepas que pueden acabar desarrollando algunos tipos de cánceres, como el de útero o el de ano", advierte el Dr. Miñano.

Aún así, la gran mayoría de las infecciones por el virus del papiloma humano en la zona de los genitales desaparece por sí mismo gracias a que el sistema inmunológico es capaz de acabar con dicha infección. "También hay que controlar la aparición de verrugas en pacientes inmunodeprimidos, ya que también existe la posibilidad de desarrollar cáncer de piel", añade.

¿Qué debemos controlar si tenemos verrugas? 

Se debe controlar la zona donde aparece (especialmente en la zona genital) y si sufren cambios en su tamaño apariencia, duelen, sangran o se diseminan con gran facilidad a pesar de haberse realizado algún tipo de tratamiento para eliminarlas (médico o de venta en farmacias). Si esto último ocurre en adultos, puede indicar que el sistema inmunitario no funciona correctamente.

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¿Cuál suele ser el tratamiento? 

Existen diferentes tratamientos médicos para eliminar las verrugas.

  • Ácidos con altas concentraciones, como el salicílico, que va eliminando las verrugas capa a capa con cada aplicación. Si este tratamiento no funciona, el dermatólogo puede tratar la verruga con ácido tricloroacético, que se aplica con un bastoncillo sobre la verruga después de que esta ha sido “afeitada” y actuar más profundamente (hay que realizar este tratamiento repetidas veces hasta eliminar completamente la verruga).
  • Crioterapia: consiste en la aplicación de nitrógeno líquido (se realiza en consulta) sobre cada verruga. El frío provoca una quemadura que consigue que la verruga se desprenda según se va curando la quemadura.
  • Láser: cauteriza los vasos sanguíneos de la verruga, de manera que el tejido infectado desaparece. Es el tratamiento menos invasivo y el que menos cicatrices deja.

¿Cuándo hay que recurrir a la cirugía? 

Casi nunca, nos señala el doctor. "En el caso de que los tratamientos mínimamente invasivos arriba descritos no consigan eliminar la verruga se recurre a la cirugía, que se realiza, normalmente con bisturí eléctrico, ya que a la vez que corta, cauteriza la zona para evitar el sangrado. También se recurre a la cirugía en el caso de lesiones de gran tamaño, muy sintomáticas". 

Sin embargo, hay que tener en cuenta, en contra de lo que se piensa, que "la cirugía no es definitiva en muchas ocasiones, ya que al ser una infección vírica pueden quedar células infectadas en los márgenes de la extirpación, responsables de que aparezca", concluye el dermatólogo Román Miñano, dermatólogo del Instituto de dermatología Integral.

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