
Ojo si duermes mal o tienes problemas digestivos
En opinión de la psicóloga, si desarrollamos la escucha a nuestro cuerpo, sabremos detectar y darnos cuenta de cuándo nos estamos excediendo en el ritmo de vida que llevamos y podremos atender las señales que nos indican que algo no anda bien. Y nos resume algunas de ellas:
-El sueño nos ayuda a resetear y durante el mismo, se activan las células que hacen limpieza en nuestro organismo. Cualquier alteración en el ciclo de sueño, no poder conciliarlo al inicio de la noche, despertarnos varias veces y no poder volver a dormir, incluso despertarnos una o dos horas antes de lo habitual, debería hacernos plantear la pregunta de qué me está pasando, qué no estoy atendiendo de mi.
-También las alteraciones en el aparato digestivo, molestias en la boca del estómago, o los cambios en el apetito, así como las ingestas compulsivas que, en muchas ocasiones, nos indican estados de ansiedad. Cada vez hay más investigaciones que hablan de nuestro estómago como un segundo cerebro, por eso debemos prestarle atención a cualquier alteración que sintamos en él.

Otros signos de alerta
Hay más avisos que nos da nuestro cuerpo con respecto a la necesidad de poner un poco de calma en nuestro día a día:
-Los dolores de cabeza también pueden estar relacionados con el estrés y el agotamiento mental y físico.
-Las tensiones y contracturas musculares nos dan mucha información sobre nuestro estado emocional y todo lo que vamos cargando en el día a día.
-La presión en el pecho es un síntoma bien conocido de aquellas personas que sufren estrés y un ritmo de vida que al final, va en contra de lo que nuestro organismo necesita.
Lee también: Los remedios caseros más eficaces para el dolor articular y muscular

Nos mostramos más irritables
Sin duda, a estas señales hay que sumar la irritabilidad que sentimos cuando estamos llegando al límite, a esa línea imaginaria que no deberíamos sobrepasar de ninguna manera. “Por supuesto, las emociones son también nuestras aliadas. Si nos sentimos irritables, es probable que no nos estemos respetando en nuestros límites y que nos excedamos. Atender a nuestros enfados, la rabia, y todas las emociones conocidas como desagradables (aunque valiosas y necesarias) también nos da pistas. Y lo importante es que las emociones también las sentimos en el cuerpo, por lo tanto, si escuchamos nuestro cuerpo, percibiremos mejor nuestras emociones y viceversa”, nos cuenta la experta.