Llevar un diario no es cosa de niños, o mejor dicho, no es solo cosa de niños. Deberíamos tener la sana costumbre de escribir aquello que, por alguna razón, nos ocurre y nos impacta, como nos puede estar pasando en estos momentos de ansiedad a causa al miedo al contagio del coronavirus. Los diarios son una excelente manera de organizar el pensamiento, porque nos obliga a estructurar aquello que queremos expresar. Las palabras tienen que tener un orden y eso permite y obliga a, también, poner en orden nuestras emociones y pensamientos.
A los niños les regalamos diarios para inculcarles la importancia de descubrir y conectar con sus emociones y sentimientos, sin embargo, parece que perdemos esa sana costumbre cuando somos adultos. Salvo algunos escritores, que han mantenido este hábito de continuar con su diario personal.
La ventaja de ser íntimo
Si algo nos gustaba de nuestro diario era la cualidad de que nadie, nunca jamás, iba a leer nuestras notas. Allí éramos capaces de escribir el nombre de la persona que nos gustaba pero también nos animabamos a apuntar que sentíamos vergüenza, frustración y miedo, sentimientos que con el paso de los años nos acostumbramos a disimular. Conectar de manera gráfica con lo que nos ocurre es una forma sensata de conocer el origen de nuestro comportamiento.
No importa la edad que tengas, el diario íntimo siempre será personal y nadie debería leerlo, salvo que quieras lo contrario. Comienza por esa premisa para quitarte los miedos. Puedes, incluso, empezar tomando breves notas sobre situaciones que te han afectado, para bien o para mal, a lo largo del día. Vivimos tiempos que son novedosos e inciertos, nunca antes hemos tenido que permanecer tantos días confinados, pero a su vez angustiantes. Puedes permitirte un sin fín de emociones que no sabes a dónde te conducen y que, probablemente, compartas con muchas personas aún sin saberlo.
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Estimula la memoria y la creatividad
Llevar un diario íntimo es una manera, además, de estimular la creatividad. Las palabras que escojas para representar tus emociones, las acciones y como las vuelques al documento en blanco son pequeños ejercicios de creatividad que concluyen en un gran acto creativo. ¿Hay días mejores que estos para ponernos creativos? Probablemente no.
Para llevar un diario íntimo no importa si eres de boli y papel u ordenador con un procesador mega veloz, tomar apuntes de aquello que te produce una atención relevante es algo que puedes hacer en cualquier momento del día sin, prácticamente, nada. Tan versátil es llevar un diario íntimo, que así como puedes hacerlo espontáneamente y escribir en un trozo de papel para luego volcarlo en el cuaderno, puedes grabar una nota de voz para reflexionar ante ella por la noche.
Cuando llevas un diario personal estás dejando una huella, una constancia de cómo atravesaste por diferentes situaciones de la vida. Si quieres, hasta puedes dejarlo como legado para las nuevas generaciones de tu familia. También puedes destruirlo cuando te apetezca, por lo que no tienes que sentirte condicionada por lo que puedan pesar tus seres queridos cuando lo lean.
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El sentido de la vida
Escribir un diario es una manera de darle sentido a lo que te ocurre. Plasmar el pensamiento con palabras es una tarea compleja, pero de gran sensibilidad. Ayuda a conectar con tus emociones más ocultas y te brinda confianza y seguridad. Cuanto más cerca estamos de nuestros sentimientos más conocemos sobre nosotros mismos y nuestra manera de actuar. Esto permite cuidarnos, respetarnos y querernos más.
No importa si sigues un patrón de escritura, si el diario tiene forma de collage o sientes que, al principio, no te salen las palabras y no sabes cómo empezar. Son situaciones comunes a todos los escritores de diarios personales y es una parte del proceso. Si te atreves a continuar descubrirás un universo cálido y propio, en el que te sientes a gusto y en el que puedes ser verdaderamente tú. Así que aprovecha este momento tan complicado para la vida de todos y escribe tu diario. Descubrirás esa fuerza que hay en ti y, ¿quién sabe? también un potencial escritor.
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