¿Sabías que el ayuno rejuvenece el cerebro?

Si lo haces una vez al mes y caminas 15 minutos al día estarás deteniendo el envejecimiento

Por Laura Bech

Ayunar un día al mes o hacer una caminata intensa de quince minutos estimula el cerebro y lo rejuvenece. Esta ha sido una de las principales conclusiones del reciente XVI Christmas Meeting del Instituto de Neurociencias de Alicante, la afirmación proviene del 
director del laboratorio de Percepción y Memoria del Instituto Pasteur de París, Pierre-Marie Lledo y ha sido parte de su ponencia. 

El neurólogo francés sostiene que durante la etapa infantil, el cerebro es estimulado, en mayor medida, por factores externos. En la etapa adulta, el cerebro (que nunca deja de renovarse sin importar la edad) toma más estímulos de factores internos. Ayunar o cambiar la alimentación es uno de esos estímulos nuevos.

Una cuestión de sinergia 

Aunque es una parte fundamental y le otorgamos mucha importancia, el cerebro no trabaja de manera aislada del resto del cuerpo. Todos los sistemas que conforman el organismo humano participan e interactúan con él. 

Muchas de las decisiones del cerebro provienen condicionadas por las hormonas, los músculos, la microbiótica del intestino o la sangre. Cuando modificas la alimentación o haces una dieta baja en calorías estás estimulando al cerebro para que busque energía de otra parte. También lo haces con las células y las hormonas. Lledo relaciona algunos trastornos como la depresión o la ansiedad con lo que comemos y la forma en la que lo hacemos. 

Leer más: No todo lo que recuerdas es real, ¿tu mente te juega malas pasadas?

Actividad física, interacción social y restricción de calorías

Tres cuartas partes del cerebro humano se utilizan para interactuar  en sociedad. Solo la otra parte restante es para acciones individuales. Por lo tanto, Lledo asegura que el 'cerebro social' es fundamental para retroalimentarlo. Estamos de alguna forma diseñados para mantener una relación de colaboración con los otros.

VER GALERÍA

La actividad social del hombre y los beneficios que le reporta no son algo de la actualidad, para el especialista, la diferencia entre el hombre Neanderthal y el de Cromagnon es que los primeros no tenían 'cerebro social' mientras que sus sucesores sí. Los neandertales desaparecieron de la faz de la tierra , mientras que el hombre de Cromagnon inventó el fuego y con este surgieron los encuentros. La población se reunía alrededor de la fogata para asar, pero también para comunicarse, para estar en contacto con otros, para sobrevivir. 

Leer más: Neuroplasticidad o cómo la práctica del yoga moldea tu cerebro

Qué hacer para activar el cerebro

Después de los 20 años, disminuye la producción natural de producción de la hormona GDF11, Lledo la define como una molécula antiinflamatoria que tiene relación con los demás sistemas del cuerpo. Es una hormona capaz de 'rejuvenecer' al cuerpo y al cerebro. La única manera de reactivarla y segregarla, de manera natural después de las primeras dos décadas de vida, es ayunando, interactuando socialmente y haciendo deporte. 

De esta manera, el ayuno intermitente retarda los efecto del envejecimiento y estimula la actividad cerebral. No hace falta que restrinjas las calorías de maner excesiva, se trata de darle un pequeño llamado de atención al cerebro para que estimule la secreción de hormonas. Cambios de hábitos como dejar de consumir carne o volverla a consumir después de determinado tiempo sin hacerlo, tiene resultados similares. 

Descubre cómo empezar a ayunar 

Es importante que los ayunos, ya sean completos o intermitentes los realices bajo la supervisión médica, para garantizar que tu cuerpo está en condiciones de hacerlo y no termine siendo contraproducente. 

El primer ayuno se hace largo y duro, la mejor recomendación es no pensar que lo estás haciendo. Busca formas de entretenerte y no pasar el día hablando del hambre que tienes o de todo lo que te comerías. Con el tiempo, el organismo se acostumbra, aunque sigue siendo un método muy restrictivo de seguir. 

Leer más: Te explicamos por qué, según los científicos, el estómago es nuestro segundo cerebro