Esta es la relación que existe entre el autismo y la microbiota intestinal

Los niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA) presentan una microbiota diferente que favorece la presencia de disfunciones digestivas.

Por hola.com

Hay muchas familias que viven la realidad de contar en su núcleo con una persona con TEA (Trastorno del Espectro Autista), "un trastorno de origen neurobiológico que afecta a la configuración del sistema nervioso y al funcionamiento cerebral, dando lugar a dificultades en dos áreas principalmente: la comunicación e interacción social y la flexibilidad del pensamiento y de la conducta", tal y como recoge la confederación Autismo España. En estos casos, el apoyo de toda la familia es fundamental y son cada vez más las iniciativas que se impulsan para ayudar a este entorno y arrojar conclusiones o líneas de investigación que profundicen en el conocimiento de un trastorno del que no se conoce causa.

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En esta línea, recientemente se ha celebrado la I Jornada de puertas abiertas para familias Trastorno de Espectro Autista: abordaje 360º promovida por el Laboratorio Kurasana y celebrada en el Hospital Niño Jesús de Madrid. Con fines científicos y divulgativos, en el marco de esta cita se ha tratado un tema novedoso que relaciona la microbiota intestinal con el autismo.

¿Qué es la microbiata?

La microbiota es el conjunto de billones de microorganismos bacterianos que se encuentran, principalmente, en nuestro aparato digestivo y que ayuda con diferentes funciones, como el metabolismo o la inmunidad. Se forma tras el nacimiento y en su composición influyen factores externos como la dieta, los hábitos de estilo de vida o la medicación. Actualmente, la investigación de este llamado 'nuevo órgano' está en auge y ya se cuenta con evidencias contundentes de la existencia de un eje intestino-cerebro, así como sobre la implicación de la microbiota en el estado de ánimo.

Así se recoge, por ejemplo, en la revista científica de la Sociedad Española de Neurología: "En los últimos años se ha puesto de relieve el papel bidireccional de la microbiota del tracto digestivo y del sistema nervioso central, es el denominado eje intestino-cerebro. (…) Aún quedan muchas incógnitas por esclarecer, pero este eje se postula como una posible base patógena para numerosos trastornos neurológicos de gran impacto sanitario".

Microbiota y TEA

Se sabe que la microbiota intestinal de los niños con TEA es distinta, cobrando un especial protagonismo el fenómeno de disbiosis intestinal, es decir, una alteración del equilibrio de la microbiota que se caracteriza por la pérdida de masa bacteriana beneficiosa. Tal y como apunta la Dra. Silvia Gómez Senent, médico adjunto de Aparato Digestivo del Hospital Universitario La Paz (Madrid), "en los niños con TEA predomina más el género bacteroidetes que en la población normal, y también se observa en otros estudios una mayor presencia de bacterias tipo clostridium". Todo este desequilibrio "favorece la presencia de síntomas digestivos en estos pacientes, así como de alteraciones del comportamiento y lenguaje".

Trastornos de sueño

Se considera posible la existencia de una asociación entre la peculiar microbiota intestinal de los niños con TEA y su mayor riesgo de experimentar trastornos del sueño. Aunque actualmente no hay estudios que demuestren que los trastornos del sueño en el TEA se deban a la existencia de una disbiosis intestinal, tal y como se abordó en el evento, su vinculación con el metabolismo de la serotonina podría sugerir una cierta relación. "Con la alimentación obtenemos triptófano, que está implicado en el metabolismo de la serotonina que, a su vez, regula el estado anímico y la producción de melatonina, que está implicada en el sueño", detalla la especialista. "Hasta el 90% de la serotonina se genera en el intestino, siendo la microbiota intestinal la principal parte implicada en este proceso".

Partiendo de esta realidad, los expertos apuntan que el estilo de vida y la alimentación son claves para evitar y combatir la disbiosis intestinal en estos casos. "Podemos hacer un cambio de la microbiota de los niños con TEA a través de la alimentación, el consumo de probióticos, el ejercicio y la gestión del estrés", asegura la Dra. Gómez Senent.